Toma de muestras de pollitos mestizos para detectar la gripe aviar
Un microbiólogo aclara si los humanos se contagian o no de gripe aviar: «Se han descrito infecciones graves»
La transmisibilidad entre aves es «muy alta». Los principales transmisores son las aves salvajes, especialmente las acuáticas, como los patos o los gansos
La gripe aviar se ha convertido en un grave problema para las granjas de nuestro país. Desde el mes de julio, más de 2,5 millones han tenido que ser sacrificadas por un virus que no deja de propagarse entre estos animales. La situación es tan alarmante que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha ordenado el confinamiento de aves de corral en 1.199 municipios. Esta rápida expansión ha abierto un gran interrogante de salud pública: ¿Pueden contagiarse los humanos? ¿Cuál es el riesgo?
Aunque se trata de un problema que afecta cada vez a más países, «no conviene alarmarse demasiado». Así lo afirma Pedro Antonio Jiménez Gómez, doctor en Microbiología por la Universidad CEU San Pablo, quien además explica que todas las gripes pertenecen «a una misma familia de virus», que comparten ciertas características.
En este sentido, relata, la gripe se clasifica según dos proteínas que se encuentran en su superficie, llamadas H y N, acrónimos de hemaglutinina y neuraminidasa. Los seres humanos tenemos receptores en las vías respiratorias para las cepas H1, H2 y H3, por lo que «otros tipos como H4 o H5 afectan principalmente a animales». En este sentido, el virus de la gripe aviar, el que está afectando actualmente, «pertenece al serotipo H5N1».
Aunque la palabra gripe transporta a una enfermedad humana, y se han descrito «infecciones graves en humanos por H5N1», lo cierto es que este tipo de virus «no tiene capacidad de transmitirse fácilmente a personas», salvo en circunstancias «muy concretas» relacionadas con la susceptibilidad individual y la exposición a altas concentraciones del virus. Es decir, puede haber casos excepcionales «en personas que trabajan en contacto directo con aves infectadas», como quienes cuidan granjas avícolas en condiciones de baja salubridad, calma el microbiólogo Jiménez Gómez.
También se podría producirse un contagio en casos muy concretos, como en personas con enfermedades respiratorias graves o con el sistema inmunitario comprometido, expuestas a concentraciones muy altas del virus. Sin embargo, el microbiólogo insiste en que no hay transmisión «entre personas, y la probabilidad de infección es mínima».
Aves de granjas y migratorias
La transmisibilidad del virus de la gripe aviar entre aves es «muy alta» porque «es altamente contagioso». Los principales transmisores son las aves salvajes, especialmente las acuáticas, como los patos o los gansos.
Lo curioso, afirma el experto, es que las aves salvajes «rara vez muestran síntomas cuando están infectadas». Esto les permite volar y sobrevivir en su entorno natural. Además, en esta época las aves migratorias recorren miles de kilómetros y comparten espacios con otras especies en zonas de alimentación y descanso, donde la densidad de aves es muy alta, lo que facilita el contagio.
En cuanto a las granjas avícolas, en Europa y Estados Unidos suelen estar bien protegidas frente al contacto con aves salvajes, pero siempre puede haber vías de entrada: «Pequeños animales o excrementos contaminados», revela el también doctor.
Cuando el virus entra en una granja, la transmisión es muy rápida, ya que las aves domésticas son más vulnerables por su falta de adaptación al entorno natural. Por eso, ante un brote, se realiza «un vaciado sanitario», que implica eliminar todas las aves y limpiar completamente las instalaciones para romper la cadena de transmisión. Por eso se prohíbe mantener aves en entornos abiertos o domésticos, como tener un pájaro en la ventana, porque «podría entrar en contacto con aves salvajes infectadas». De hecho, si el virus llegara a extenderse a granjas de producción, podría provocar «un grave problema de abastecimiento».
Por último, avisa de que en España contamos con «una excelente red de vigilancia epidemiológica y un sólido sistema sanitario, tanto público como privado», por lo que «no hay motivos para la alarma», concluye Jiménez Gómez.