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22 de mayo de 2024

Un trabajador se refresca en Nantes, Francia

Un trabajador se refresca en Nantes, FranciaAFP

El Niño será intenso y amplificará fenómenos como sequías, olas de calor o inundaciones

La probabilidad de que este fenómeno termine llegando se confirma cada vez más, tal y como han advertido la Aemet y la Organización Meteorológica Mundial

Este marzo, algunas partes de la Península ya alcanzaron la inusual temperatura de 30 grados. Situación que se repetiría en abril, rozando incluso los 40 en el valle del Guadalquivir y otras zonas de Andalucía y el Levante, y llevándose Córdoba la palma al marcar el máximo valor en la Europa continental en un mes de abril abril: 38,8 ºC.
Todo esto viene acompañado de una sequía que afecta ya a buena parte del territorio español y que, a las puertas del verano, no parece que se vaya a revertir ya hasta otoño. Unos efectos del clima que podrán estar influidos, además, por el fenómeno El Niño, cuya presencia este 2023 está siendo ya confirmada por los modelos de predicción numérica.
Un estudio llevado a cabo por varios expertos de la escuela de oceanografía de Shanghái revela que la acumulación de calor del Océano Pacífico ecuatorial en el invierno de 2022 es la más grande en los últimos 40 años, que por sí sola es suficiente para impulsar un fuerte evento de El Niño.
Esta intensidad se hará patente especialmente a finales de 2023 y comienzos de 2024. Las incertidumbres provienen principalmente de dos fuentes. Por un lado, el efecto de las perturbaciones de alta frecuencia que aparecen aleatoriamente, lo que aumentaría la intensidad de El Niño e incluso lo empujaría a un evento extremo en el caso de las ráfagas de viento del oeste, y lo reduciría en el caso de la oleada de viento astral.
La otra es la influencia de los procesos fuera del Pacífico tropical, que podrían degradar El Niño 2023-2024 a un evento moderado si se puede confiar en la predicción de nuestro modelo global. En cualquier caso –apunta el informe–, el escenario «está listo y el telón está corrido para que El Niño haga su gran aparición».
Algo de lo que también ha alertado la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que, ante el aumento de la probabilidad de la llegada de El Niño, señala que se trata de «un asunto de interés por sus repercusiones en el clima global». Y es que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) estimaba ya en marzo una probabilidad del 55 % de que se produjera este fenómeno entre junio y agosto.
Este fenómeno natural de nuestro clima sumado al calentamiento global generado por la emisión de gases de efecto invernadero podrían convertir a los años 2023 y 2024 como los más cálidos desde que hay registros.

«El mundo debe prepararse»

Sin La Niña, el nivel de calentamiento climático habría sido peor. Ha sido «como un freno temporal al aumento de la temperatura mundial», declaró Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
Algo en lo que coincide José Manuel Viñas, meteorólogo de Meteored, que comenta que gracias a La Niña ha habiendo un enfriamiento a escala global en la temperatura de la baja atmósfera. A pesar de ello, recuerda que los tres últimos años «se encuentran en los primeros puestos entre los más cálidos de toda la serie histórica, de más de 100 años».
Sin embargo, Taalas alertó de que el desarrollo de El Niño «conducirá muy probablemente a un nuevo pico del calentamiento mundial y aumentará las posibilidades de batir récords de temperatura». La OMM señaló que 2016 fue «el año más cálido jamás registrado debido al doble efecto de El Niño y el calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero relacionados con la actividad humana».
El impacto de El Niño en las temperaturas se nota frecuentemente al año siguiente del fenómeno meteorológico, motivo por el cual la OMM teme que su efecto se vea probablemente a finales de este año o principios del siguiente. «El mundo debe prepararse al desarrollo de El Niño», alertó el responsable de la organización.
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