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19 de abril de 2024

Aspecto del pantano de Entrepeñas (Guadalajara) en junio de 1995

Aspecto del pantano de Entrepeñas (Guadalajara) en junio de 1995EFE

Así fue la devastadora sequía de 1995, cuando los embalses estaban al 15 %

El período, que duró cerca de cuatro años, hizo que las pérdidas en el sector agrario fueran millonarias y las restricciones de agua afectaron incluso a grandes ciudades

La reserva hídrica se sitúa en la actualidad en el 49,6 % de su capacidad, lo que implica que los pantanos españoles guardan menos de la mitad del agua que son capaces de almacenar. La escasez de lluvias en prácticamente la totalidad del país, sumado a las altas temperaturas y a las previsiones que apuntan a la falta de precipitaciones hacen pensar en un escenario poco favorecedor para el próximo verano.
Los meteorólogos vaticinan un otoño húmedo que podría compensar la actual situación de escasez de lluvias. Sin embargo, de aquí a octubre el porcentaje de agua embalsada en España seguirá descendiendo, llevándonos a una situación complicada a finales de verano. Pero, ¿será esta sequía igual que la del período 1991-1995?
Durante la primera parte de la década de los 90 se produjo la considerada como sequía más devastadora de la historia de nuestro país. Y es que en los primeros años, las reservas hídricas se situaban al 28 por ciento de su capacidad. Una cifra que en 1995 descendió hasta el 15 por ciento, un número muy alejado del actual, pero que en aquel momento dejó a más de 12 millones de personas con restricciones en el consumo de agua.
Esta situación afectó a todo el territorio, pero se dio de modo más intenso en la Bahía de Cádiz, donde algunos núcleos urbanos importantes estuvieron cuatro años seguidos padeciendo severas limitaciones de agua. La desesperación era tal que los expertos llegaron a plantear remolcar un iceberg hasta el Guadalquivir para aumentar su caudal, y es que en ciudades como Sevilla sus ciudadanos solo podían disfrutar de ocho horas de agua al día.
A finales del verano de 1995, tras cuatro años sin agua, la Delegación del Gobierno en Andalucía planificó una posible evacuación de la capital hispalense ante la seriedad de la situación. Igualmente, se propuso la construcción de desaladoras y la puesta en marcha una cadena de barcos de suministro. Algo que finalmente no hizo falta porque en diciembre de 1995 comenzó a llover y la sequía terminó.
Situación del embalse de Valmayor, situado al noroeste de la Comunidad de Madrid, en 1995,

Situación del embalse de Valmayor, situado al noroeste de la Comunidad de Madrid, en 1995EFE

Millones de pesetas en pérdidas

Pero este período fatídico fue, sobre todo, devastador para el sector agrícola, que se estima perdió entre cinco y siete billones de pesetas –entre 30.000 y 40.000 millones de euros–. El regadío es el responsable de consumir la inmensa mayoría de las reservas hídricas anuales, en torno al 80 por ciento, por lo que es la primera actividad que se restringe cuando hay períodos de escasez.
No obstante, el ciudadano de a pie también sufrió las consecuencias de la sequía en su bolsillo, y es que millones de personas tuvieron que comprar agua embotellada para poder abastecerse. Solo en la ciudad de Sevilla, este gesto supuso un desembolso de unos 1.000 millones de pesetas mensuales —cerca de seis millones de euros—.
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