
Muro de Adriano en el norte de Britania
Un extremo proceso medioambiental, responsable del final de parte del Imperio romano
Un estudio, dirigido por la Universidad de Cambridge, utilizó registros de anillos de roble para reconstruir los niveles de temperatura y precipitación en el sur de Gran Bretaña durante y después de la 'Conspiración Bárbara' del año 367 d. C.
Tres años consecutivos de sequía contribuyeron a la 'Conspiración Bárbara', un momento crucial en el ocaso de la Britania romana, según revela un nuevo estudio dirigido por Cambridge.
Los investigadores argumentan que pictos, escotos y sajones aprovecharon la hambruna y el colapso social causados por un período extremo de sequía para asestar golpes devastadores a las debilitadas defensas romanas en el año 367 d. C. Si bien Roma finalmente restableció el orden, algunos historiadores sostienen que la provincia nunca se recuperó por completo.
La 'Conspiración Bárbara' del año 367 d. C. fue una de las amenazas más graves para el control de Roma sobre Britania desde la revuelta de Boudica tres siglos antes.
Altos comandantes romanos fueron capturados o asesinados, y se dice que algunos soldados desertaron y se unieron a los invasores. Durante la primavera y el verano, pequeños grupos vagaban y saqueaban la campiña. La caída de Gran Bretaña en la anarquía fue desastrosa para Roma, y los generales enviados por Valentín I, emperador del Imperio Romano de Occidente, tardaron dos años en restablecer el orden. Los últimos vestigios de la administración romana oficial abandonaron Gran Bretaña unos 40 años después, alrededor del año 410 d. C.
El estudio dirigido por la Universidad de Cambridge, publicado en Climatic Change, utilizó registros de anillos de roble para reconstruir los niveles de temperatura y precipitación en el sur de Gran Bretaña durante y después de la 'Conspiración Bárbara' del año 367 d. C. Combinando estos datos con los relatos romanos supervivientes, los investigadores argumentan que las graves sequías estivales de los años 364, 365 y 366 d. C. fueron un factor determinante en estos acontecimientos cruciales.
El primer autor, Charles Norman, del Departamento de Geografía de Cambridge, afirmó en un comunicado: «No disponemos de mucha evidencia arqueológica de la Conspiración Bárbara. Los relatos escritos de la época aportan algunos antecedentes, pero nuestros hallazgos ofrecen una explicación del catalizador de este importante acontecimiento».
Los investigadores descubrieron que el sur de Gran Bretaña experimentó una secuencia excepcional de veranos notablemente secos entre el 364 y el 366 d. C. En el período comprendido entre el 350 y el 500 d. C., la precipitación media mensual reconstruida durante la principal temporada de crecimiento (abril-julio) fue de 51 mm. Sin embargo, en el 364 d. C., descendió a tan solo 29 mm. El año 365 d. C. fue aún peor, con 28 mm, y los 37 mm del año siguiente mantuvieron la zona en crisis.
El profesor Ulf Büntgen, del Departamento de Geografía de Cambridge, afirmó: «Tres sequías consecutivas habrían tenido un impacto devastador en la productividad de la región agrícola más importante de la Britania romana. Según los escritores romanos, esto provocó escasez de alimentos, con todos los efectos sociales desestabilizadores que conlleva».