
Praderas de posidonia
El estado de la posidonia en el Mediterráneo requiere de actuación «urgente»
La coexistencia de especies invasoras, el deterioro progresivo del hábitat y el aumento de la temperatura del agua se perfilan como las principales amenazas
El informe titulado Bosques Sumergidos, elaborado conjuntamente por la Fundación Aula del Mar Mediterráneo (FAMM) y el programa Mares Circulares de Coca-Cola, advierte de forma contundente sobre la urgencia de implementar acciones concretas para proteger las praderas de Posidonia oceanica en el litoral mediterráneo. Tras un análisis exhaustivo del estado de conservación de estas formaciones submarinas en las provincias de Málaga, Granada y Almería, los resultados revelan una preocupante regresión, especialmente en Málaga, donde muchas praderas presentan una condición degradada o incluso crítica. Uno de los principales factores de esta regresión es la proliferación del alga invasora Rugulopteryx okamurae, originaria del este asiático.
La coexistencia de especies invasoras, el deterioro progresivo del hábitat debido a la actividad humana y el aumento de la temperatura del agua como consecuencia del cambio climático se perfilan como las principales amenazas para la posidonia. Según los responsables del estudio, estos factores combinados podrían conducir a la desaparición de los últimos enclaves de esta especie en la región del mar de Alborán, con el consecuente impacto sobre toda la biodiversidad marina que depende de estas praderas como espacio de reproducción y refugio.
Ante esta situación alarmante, la FAMM, en colaboración con el programa Mares Circulares de Coca-Cola –una iniciativa dedicada a la conservación de entornos acuáticos y el impulso de la economía circular–, pondrá en marcha un proyecto piloto de replantación de posidonia en Marbella, localidad de la costa malagueña.
La Posidonia oceanica desempeña un papel fundamental en los ecosistemas marinos del Mediterráneo. No solo actúa como sumidero de carbono, ayudando a mitigar los efectos del cambio climático, sino que también constituye un hábitat esencial para numerosas especies marinas. A pesar de su importancia ecológica, estas praderas enfrentan múltiples presiones, desde la pesca de arrastre hasta el anclaje incontrolado de embarcaciones y la extracción de arena. El incremento térmico del agua y la llegada de algas invasoras agravan aún más su situación.
El trabajo de campo, desarrollado durante el año 2024, se centró en el estudio de ocho praderas situadas en distintos puntos de las tres provincias citadas: cinco en Málaga, una en Granada y dos en Almería. Para ello se contó con la participación de más de 150 buceadores voluntarios. Las labores de muestreo siguieron las pautas establecidas por la Universidad de Málaga y la Junta de Andalucía, centradas en la evaluación de indicadores ecológicos como la densidad de haces, su altura, la cobertura vegetal y la presencia de especies acompañantes o invasoras, como la R. okamurae.
Los resultados evidencian una notable variabilidad entre las distintas áreas estudiadas. Las praderas de Cabo de Gata, en Almería, presentan un estado relativamente saludable, mientras que las de Málaga –especialmente en Estepona y Nerja– están seriamente deterioradas. En esta última región, la R. okamurae ha colonizado grandes extensiones, desplazando a la posidonia y compitiendo por la luz y el espacio. En Granada, aunque el estado de conservación es mejor, también se observa una significativa presión de esta alga invasora, con coberturas superiores al 30 % en algunas zonas muestreadas.
Carmen Gómez-Acebo, directora de Sostenibilidad de Coca-Cola Europacific Partners Iberia, subraya que «conocer el estado actual de la Posidonia oceanica en el Mediterráneo es crucial para tomar medidas de conservación a corto-medio plazo y de esta forma poder garantizar la supervivencia de estas poblaciones del extremo occidental mediterráneo». Y añade: «urge la necesidad de realizar medidas de conservación y restauración en aquellas praderas más degradadas».
Por su parte, Juan Antonio López, presidente y director científico de la FAMM, advierte de que «la posidonia es sinónimo de Mediterráneo, es su ‘bosque sumergido’, su mayor baluarte y signo de calidad ambiental. No se entendería un Mediterráneo sin posidonias, y ahora estos bosques se están perdiendo, especialmente en el mar de Alborán». Pese a ello, mantiene una visión esperanzadora: «los seres humanos somos los principales causantes, pero también podemos ser su principal esperanza de recuperación».
Además de la replantación piloto en Marbella, la Fundación Aula del Mar Mediterráneo ha iniciado diversas actuaciones complementarias en el litoral de Mijas, dentro del grupo «Creamar Mijas», perteneciente a la red de protección marina y litoral. Entre ellas, destacan acciones de voluntariado, campañas de formación y actividades de sensibilización sobre la importancia de la posidonia. Asimismo, para el año 2025 se ha previsto ampliar el número de inmersiones para la toma de datos a un total de once, incrementando la frecuencia respecto al año anterior.
También se contempla la ampliación de las instalaciones de cultivo en el Aula de Economía Azul ubicada en el centro La Noria (Málaga), con el propósito de aumentar la capacidad de producción de esquejes de Posidonia destinados a futuras replantaciones. En paralelo, se celebrarán sesiones formativas en colegios próximos a las zonas estudiadas, acompañadas de la elaboración de una Guía Educativa sobre los «bosques sumergidos».
Desde su lanzamiento en 2018, el programa Mares Circulares ha recogido cerca de 2.700 toneladas de residuos en costas, entornos marinos y áreas protegidas de España y Portugal, y ha movilizado a unos 55.000 voluntarios. A ello se suma el apoyo a iniciativas científicas, tecnológicas y educativas, con la financiación de 18 proyectos de investigación, 10 empresas emergentes y la formación de más de 94.000 personas. Todo ello con el objetivo de fomentar la implicación social en la protección del medio marino.