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Lagarto monitor de agua en el Parque Lumpini, en el centro de la capital tailandesaGetty Images/Carsten Brandt

Los lagartos gigantes infestan Tailandia y se apoderan de su capital desconcertando a científicos y vecinos

Pueden medir hasta dos metros y ya invaden viviendas particulares, lugares de pesca e incluso atacan al ganado​

Es muy probable que en Europa jamás hayamos oído hablar del varano acuático asiático (Varanus salvator), pero en algunas zonas del continente vecino se ha convertido en una auténtica plaga que hace que las autoridades teman por el futuro de sus ciudades. Se trata de la segunda especie de lagarto más grande del mundo, ya que puede alcanzar longitudes de aproximadamente dos metros.

Aunque se hábitat natural se encuentra en ríos, lagos y pantanos del sureste asiático –llegando hasta India y China–, cada vez es más frecuente avistar a este lagarto marrón oscuro en zonas urbanas, uniéndose a un grupo exclusivo de animales que se han consolidado en las ciudades.

Bangkok, en Tailandia, es una de las más afectadas, y es que las fuerzas policiales cada vez reciben más avisos de invasiones de estos seres tanto a viviendas particulares como a lugares de pesca o incluso ataques al ganado. Por otro lado, se han convertido en una atracción turística en los partes de la capital tailandesa, donde se les puede ver trepando y paseando a sus anchas y donde sorprenden a los visitantes por su gran tamaño.

Estos reptiles han proliferado en los últimos tiempos en la ciudad gracias a los más de 1.600 canales que se reparten por la urbe, llamados khlongs. Allí, los varanos hallan un entorno propicio y un menú permanente de peces, pájaros, pollos y desperdicios, desempeñando un papel en la eliminación de restos animales y en la regulación de las poblaciones de roedores.

Esta especie de lagartos ha tendido siempre a ser ignorada por los tailandeses, puesto que se considera inofensivo para los humanos, a diferencia de otros seres como el dragón de Komodo. No obstante, con su proliferación han comenzado s surgir los problemas para la población bangkokense.

Visitantes observan un lagarto monitor en el Parque Lumpini de BangkokAFP

Fenómeno poco estudiado

Las autoridades medioambientales enfrentan un desafío: regular la población de lagartos con cautela, evitando alterar lo que se ha convertido en un nuevo atractivo ecológico de la ciudad. Desde 2016 ya se han ido capturando y reubicando ejemplares, pero de manera insuficiente. Y es que una hembra puede poner una nidada

Un trabajo publicado en 2024 trató de analizar la presencia urbana de los varanos en el sudeste asiático, aunque no estuvo exento de dificultades. Los investigadores señalaron que, pese a ser el lagarto de mayor tamaño con poblaciones asentadas en entornos urbanos, el Varanus salvator ha recibido hasta ahora escasa atención por parte de los ecólogos, a pesar de encontrarse en numerosas ciudades relevantes del continente.

«El hecho de que ciertos fenómenos zoológicos o ecológicos resulten muy visibles en las áreas urbanas no significa que estén suficientemente estudiados», explicó el coautor del estudio, Álvaro Luna, de la Universidad Europea de Madrid.

Pero lo más llamativo no ha sido su expansión, sino el cambio en la percepción social. Durante mucho tiempo, el lagarto monitor fue objeto de rechazo en Tailandia: incluso su nombre en tailandés, hia, se emplea como insulto de gran carga ofensiva. Sin embargo, en los últimos años la opinión pública ha empezado a transformarse.

Pero la cosa ha ido cambiando. Aunque estos reptiles continúan teniendo detractores, se produjo un punto de inflexión en 2021, cuando un vídeo viral mostró a un ejemplar de casi dos metros escalando las estanterías de una tienda de conveniencia, una escena que muchos interpretaron como una metáfora de la vida urbana tailandesa. A partir de entonces, las reacciones comenzaron a ser más positivas, y cada vez más personas los ven como parte del atractivo turístico del país.

Las autoridades locales también han sabido capitalizar este creciente interés. A principios de este año se inauguró una gran estatua de un varano junto a uno de los lagos artificiales del parque, como símbolo de que estos animales no solo forman parte del paisaje urbano, sino que representan la riqueza natural de Bangkok.

El fenómeno, además, ha trascendido lo municipal. Aunque los varanos de agua están protegidos por la legislación tailandesa, el gobierno decidió en julio flexibilizar parcialmente las normas y autorizar su cría controlada con fines comerciales, principalmente para la industria del cuero, aprovechando el notable crecimiento de la población de estos reptiles.