Extraños círculos en el fondo del Mediterráneo
Detectan en el fondo del Mediterráneo unos misteriosos círculos ocultos que revelan un ecosistema único
El fondo marino continúa siendo un misterio para los humanos, y es que más del 99 % de las profundidades submarinas siguen sin ser exploradas visualmente debido a las dificultades tecnológicas, económicas y logísticas. Para hacernos una idea, se calcula que hay catalogadas unas 230.000 especies que habitan en el fondo del mar, pero realmente se cree que podría haber más de 2 millones de especies, por lo que se desconoce el 70 % de todas ellas.
Por ello, no es extraño que cada año la ciencia revele nuevos hallazgos que ayudan a desvelar sus misterios. Uno de los últimos, sin embargo, ha desconcertado a los expertos. En 2011, un equipo de científicos detectó en el fondo del Mediterráneo, cerca de Córcega, una serie de círculos de 20 metros de diámetro con una mancha oscura en el centro, de tal forma que parecía que algo había crecido o colapsado allí. Las teorías iban desde formaciones geológicas hasta vestigios de antiguos ecosistemas costeros.
Lejos de quedarse en una simple anécdota, se han detectado más de mil círculos como este extendidos por 15 kilómetros cuadrados, pero no fue hasta años después, en 2020, cuando se resolvió finalmente el enigma. Se cree que tienen una antigüedad de unos 20.000 años, coincidentes con el último máximo glacial de la Tierra. Esa mancha formada en el centro de los círculos estaba formada por algas calcáreas rojas y rodeadas de pequeñas algas coralinas, por lo que al analizarlas se descubrió la época de formación de los extraños anillos.
El investigador y fotógrafo Laurent Ballesta explicó que, en esa época, la zona se encontraba solo a 20 metros de profundidad, por lo que los rayos solares que llegaban hasta esa profundidad moderada favorecieron el crecimiento de algas coralinas en el lecho marino.
Con el tiempo, el nivel del agua del mar fue subiendo y esas algas se murieron al no recibir los rayos del sol. Los restos de esas algas se quedaron en el lecho marino y formaron esas manchas circulares que se observan en la actualidad. En 2023, el equipo volvió y encontró una gran biodiversidad, como corales raros, cangrejos diablo, peces escondidos y hasta una babosa marina azul nunca antes registrada en esa zona.
Ecosistema en peligro
La teoría más extendida sostiene que estos anillos se formaron a partir de un proceso de evolución ecológica natural, que se mantuvo incluso en condiciones extremas. Con el paso del tiempo, nuevas especies colonizaron los restos de las formaciones anteriores, dando lugar a uno de los paisajes más singulares del Mediterráneo.
No obstante, también detectaron una amenaza, y es que los anillos están situados bajo rutas marítimas activas. Esto significa que las anclas de los barcos podrían destruir en segundos un ecosistema que ha tardado milenios en formarse, por lo que lucharon para protegerlo.
Gracias a ello, una parte de los anillos está protegida dentro de un parque marino. El resto, sin embargo, sigue expuesto al impacto humano. El Parque Natural Marino de Cap Corse y Agriate avanza en una propuesta para restringir el fondeo de embarcaciones en la zona, aunque el proceso resulta lento. Mientras tanto, los investigadores advierten: el tiempo apremia para proteger este tesoro sumergido.
Los anillos del Mediterráneo no son solo un enigma geológico; también constituyen huellas de un pasado perdido, testigos mudos de un planeta en transformación que todavía esconde secretos en sus profundidades. Y, como apunta Christine Pergent-Martini, bióloga que descubrió los círculos, quizás bajo las olas aún queden más sorpresas por revelar.