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Bosque de álamos en Estados Unidos

Bosque de álamos en Estados UnidosGetty Images

El árbol que sirve de cortafuegos y podría resolver la crisis de los incendios forestales

Según los expertos, la eliminación de los árboles de hoja ancha también elimina una de las mejores defensas naturales contra los fuegos

Los incendios que han asolado este verano España –especialmente las provincias de León, Orense, Zamora y Cáceres– han abierto el melón de si se está invirtiendo lo suficiente ya no solo en extinción, sino en la prevención para evitar que se produzcan estos fuegos. Según la información aportada por Copernicus, solo en el mes de agosto se calcinaron en España 336.345 hectáreas de terreno. Por comunidad autónoma, la mayor superficie afectada se produce en Galicia, con 143.628 hectáreas, el 43 %; Castilla y León, 141.264 hectáreas, 42 %; Extremadura, 41.525 hectáreas, el 12 %.

Como ya contamos en El Debate, el español César Sallén lleva años intentando vender Ecofire, una solución revolucionaria contra incendios, entre 50 y 100 veces más efectiva que el agua en la extinción del fuego. Pero, a la vez, más científicos aportan posibles soluciones para que estos incendios no sean tan virulentos como los de este 2025.

Otro campo a investigar es si el tipo de árbol podría contribuir a esta prevención. Según la Asociación Internacional de Servicios contra Incendios y de Rescate, la eliminación de los árboles de hoja ancha también «elimina una de las mejores defensas naturales que tenemos contra los incendios forestales», por lo que sustituir álamos o abedules por pinos o abetos podría ser perjudicial a largo plazo.

El álamo temblón, un árbol clave

De hecho, los árboles como el álamo temblón tienen naturalmente un mayor contenido de agua y no suelen contener los compuestos químicos volátiles que pueden hacer que árboles como el pino sean tan inflamables. También dan más sombra, lo que crea un ambiente más fresco y húmedo en el sotobosque, según los expertos.

Tal y como destaca Lori Daniels, profesora de Ecología Forestal de la Universidad de Columbia Británica, cuando se deja florecer al álamo temblón y a otros árboles de hoja ancha, estos forman «cortafuegos naturales» si sus hojas están desplegadas.

El álamo temblón se regenera de manera natural tras la tala o un incendio forestal. Sus raíces subterráneas pueden mantenerse vivas durante miles de años y, cuando encuentran suficiente luz y humedad, producen nuevos brotes clónicos que dan origen a árboles jóvenes.

Cuando un incendio forestal avanza por un bosque de coníferas y llega a un sector poblado de álamos, el fuego suele perder fuerza y descender del dosel al nivel del suelo. «Si un incendio se acerca a una comunidad y debe atravesar una franja de álamos, los bomberos pueden aprovechar esa zona como línea de defensa para intentar detener su avance», señala Daniels.

La evidencia científica confirma este papel protector. Un estudio de 2010, realizado por un especialista en comportamiento del fuego del gobierno canadiense, analizó la resistencia del álamo temblón mediante quemas controladas en un bosque mixto de coníferas y frondosas. Incluso frente a un «frente de llamas de alta intensidad» que arrasaba las copas de las coníferas, el fuego no lograba mantenerse al penetrar en la parte de la parcela cubierta por álamos, según concluye la investigación.

Con este estudio, las diferentes administraciones podrían estudiar la viabilidad de plantar este tipo de árboles estratégicamente en algunas zonas de España, aunque siempre con especial cuidado de que no interfiera con las especies autóctonas.

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