Imagen satelital del huracán Erin acercándose a la costa este de EE.UU.
La temporada de huracanes apenas registra actividad y desconcierta a los expertos: «Es inusual»
La temporada de huracanes en el Atlántico suele desarrollarse entre el 1 de junio y el 30 de noviembre. No obstante, este año esta parte del mundo se encuentra inusualmente tranquila en pleno pico de la temporada, lo que ha desconcertado a algunos expertos y ha generado alivio entre los habitantes de la zona que, no obstante, temen que lo peor esté aún por llegar.
Solo ha habido ocho ocasiones desde 1950 en las que no se ha producido ningún huracán con nombre antes del 10 de septiembre –momento en el que se suele alcanzar el punto máximo–, y una de ellas es este año 2025. No ocurría desde 2016. «Es inusual que los trópicos estén tan tranquilos», comenta el experto principal en huracanes de AccuWeather, Alex DaSilva. Sin embargo, matiza que no es inesperado, ya que en marzo se predijo que las oleadas de aire seco podrían provocar «una calma a mitad de temporada». Las fluctuaciones asociadas a patrones climáticos globales, como El Niño y La Niña, y la cizalladura vertical del viento, también podrían estar actuando como freno a la formación de ciclones.
Lo que se preveía como una temporada de huracanes intensa en el Atlántico ha resultado sorprendentemente tranquila, con una actividad de tormentas muy por debajo de lo habitual en pleno pico estacional. En años recientes, esta fase suele caracterizarse por la formación de varias tormentas tropicales y huracanes, favorecidos en gran medida por el incremento de las temperaturas en la superficie oceánica.
En lo que llevamos de año, solo se han dado seis tormentas con nombre propio, cifra que se ubica dos por debajo del promedio registrado entre 1991 y 2020. Una situación que, según expresan los expertos, cambiará en breve. Se prevé que la temporada de huracanes se intensifique en los próximos días y que la actividad aumente a medida que las condiciones se vuelvan más favorables.
Según adelantan desde AccuWeather, las condiciones podrían volverse favorables rápidamente para el desarrollo tropical sobre las cálidas aguas de la Corriente del Golfo y los vientos rectores podrían guiar cualquier sistema hacia el sureste de los EE.UU.
Precedentes peligrosos
Lo cierto es que, tal y como recuerdan en CNN, más del 50 % de la actividad de huracanes en el Atlántico se concentra después del 10 de septiembre. Y así lo corrobora lo ocurrido en los últimos años, ya que los huracanes Helene, Milton o Ian descargaron su fuerza en septiembre de 2023, octubre de ese mismo año y septiembre de 2022, respectivamente.
La inusual calma que marca la actual temporada de huracanes contradice las previsiones para septiembre y octubre, y abre el debate sobre cómo interactúan los factores atmosféricos y oceánicos en un contexto de temperaturas globales en ascenso. Preocupa especialmente el exceso de calor acumulado en las aguas, que podría actuar como gasolina para la formación de próximos huracanes junto con la posible disipación de masas de aire seco.
Ante esta incertidumbre, los especialistas subrayan que la aparente tregua no debe interpretarse como un alivio definitivo. De hecho, recuerdan que basta con un solo huracán de trayectoria directa para convertir una temporada «tranquila» en un año devastador. Por ello, la preparación comunitaria y la atención a los pronósticos oficiales siguen siendo fundamentales.
Los centros meteorológicos y las autoridades insisten en la importancia de seguir de cerca los pronósticos oficiales y mantener activos los planes de emergencia, ya que un giro repentino en la actividad ciclónica no puede descartarse. Este fenómeno también abre un debate científico más amplio: ¿hasta qué punto las proyecciones climáticas pueden captar la compleja interacción de factores que determinan la formación de ciclones?