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Desde el primer iPhone de Apple en 2007 hasta el Samsung Galaxy S22 Ultra de 2022 han pasado 15 años y miles de nuevos terminales. El color nunca fue algo por lo que las marcas apostaran al principio, pero con el paso de los años se ha convertido en un reclamo de vital importancia para el comprador.
Como suele ser habitual, fue Apple la primera compañía en meterle colores a sus teléfonos inteligentes. En 2013 presento el iPhone 5c en coral, amarillo, verde y azul celeste además de los habituales blanco y negro. Eran colores básicos y con el plástico como base porque aquel móvil era una gama de entrada a un precio inferior a los habituales iPhone.
Samsung introdujo el color dorado en su Galaxy S5 de 2017 y, desde ese momento, ha ido ampliando su gama cromática hasta llevarla al límite con la presentación del S22 donde pone a la venta seis colores en el S22 Ultra y hasta ocho en el S22 y S22+.
En el caso de los iPhone, Apple busca el color de moda en sus versiones Pro. En el iPhone 13 es el azul alpino junto a los habituales grafito, plata y oro. En su gama normal apuesta por más versiones como el rosa, el azul y su famoso Product Red que desde hace años contribuyen al Fondo Mundial contra el Covid-19.
Oppo ha mejorado los acabados en su Reno 6 Pro 5G con un mate transparente brillante en azul o gris. También tiene una edición especial con un degradado y los colores de F.C Barcelona.
Sin duda, el movimiento de Samsung ha sido el más valiente del sector en los últimos años. Sus alianzas con centros comerciales y entidades bancarias sirven para extender sus productos a la sociedad, pero se reserva la venta online por su web para ofrecer acabados exclusivos.
El modelo S22 y S22+ se vende en blanco, negro, verde y rosa, pero en su web se añaden el grafito, crema, azul cielo y violeta. En el caso de S22 Ultra los básicos son el borgoña, negro y blanco y por su web el grafito, azul cielo y rojo.
Detrás de estos colores llamativos o tonos de moda hay una intención de captar la atención del potencial comprador para conseguir que sus productos entren por los ojos. Una práctica tan básica como antigua en el mundo del marketing de ventas, pero que todavía funciona.
Si el smartphone se ha convertido en un complemento más, qué mejor que sumarles color para que vayan a juego con el dueño. No solo con fundas, también con terminados que permitan llevar el móvil «desnudo».
Este atractivo también esconde una carencia importante: a falta de grandes novedades en las nuevas presentaciones, los diseñadores desvían la atención sobre gamas cromáticas diferentes con impresionantes fotografías que dan cuenta de las bondades externas del teléfono.
El futuro traerá más móviles de colores. Más tonos, terminados futuristas y se habla de posibles cambios de color en próximas actualizaciones.
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