¿Existe el blanco puro? Así es el nuevo televisor referente OLED con más brillo y menos reflejos

Es el televisor de referencia de LG en 65 pulgadas para 2025. El modelo LG OLED65C5E tiene la fórmula que ha convertido a esta serie en la más recomendable del catálogo con un contraste infinito, mejor brillo pico, tratamiento antirreflejos más efectivo y una plataforma inteligente que gana en rapidez y funciones. Las mejoras continúan sobre la generación previa, pero se notan en la práctica porque hay mejora en HDR, más detalle cerca del negro y del blanco y menos distracciones por reflejos en salones luminosos gracias a un nuevo acabado de pantalla.

En calidad de imagen, el panel OLED evo, apoyado por el procesador α9 AI 4K Gen8, ofrece una reproducción sobresaliente en cine y series, con mapeo de tonos afinado para Dolby Vision y un control de color que evita la sobresaturación en modos calibrados como Filmmaker Mode.

LG comercializó el llamado negro puro hace 15 años. Se trata de la ausencia total de luz en una zona de la imagen, lo que solo puede lograrse cuando cada píxel se apaga por completo y no emite ni un fotón hacia el espectador. Esa es la ventaja clave de los paneles OLED, al ser autoluminosos, controlan píxel a píxel su emisión, de modo que cuando una parte debe ser negra, el circuito corta la corriente y el píxel queda inactivo, sin fugas del fondo como ocurre en los LCD con retroiluminación. Al no haber resplandor residual ni halo, el contraste resultante es teóricamente infinito, porque la luminancia mínima es cero, lo que se traduce en sombras más profundas, mejor lectura de detalle cercano al negro y una imagen más cinematográfica en salas oscuras.

El negro puro es la ausencia total de luz en una zona de la imagen y se logra cuando cada píxel se apaga por completo

Ahora LG innova ahora con el blanco puro y combina dos ideas distintas como la intensidad y punto de blanco. La intensidad depende del brillo que el panel puede entregar en nits; a mayor luminancia de los subpíxeles, más «impactante» será el blanco en reflejos HDR y zonas soleadas. El punto de blanco define su tonalidad, y en cine y televisión el estándar de referencia es un blanco equivalente a unos 6500 Kelvin. Ajustar la temperatura de color y los modos calibrados permite que ese blanco sea natural y estable.

Modo Gaming

El apartado gaming es uno de los grandes ganchos. El LG OLED65C5E tiene cuatro HDMI 2.1 a 48 Gbps, 4K a 120 Hz nativo y VRR hasta 144 Hz, con compatibilidad con G-Sync y FreeSync para partidas fluidas tanto en consola como en PC. El input lag es bajísimo y la interfaz de juego centraliza la tasa de refresco, el mapeo HDR y la respuesta en negro para facilitar ajustes según el título. Para jugadores top, el soporte de 144 Hz marca la diferencia frente a rivales que limitan esa capacidad a un único puerto o a resoluciones inferiores.

En software, webOS 25 llega más ordenado, con una pantalla de inicio menos intrusiva, búsqueda por voz mejorada y nuevas funciones de IA para sonido e imágenes, además de un modo de arte que aprovecha la OLED como lienzo cuando está en reposo.

Perfil ultrafino

El diseño mantiene el perfil ultrafino y un peso que facilita el montaje en cualquier pared que tenga las medidas. La renovación del mando presenta el sistema del puntero «Magic Remote» que facilita mucho navegar por cualquier menú. En sonido, tiene un buen sistema 2.2 con soporte Dolby Atmos al que se le puede añadir una barra de sonido de la propia marca LG.

En precio y posicionamiento, la propuesta resulta especialmente competitiva. En la web de LG el precio con descuento es de 1.793,93 euros (2.899 euros). Para quien venga de un LCD o de un OLED de hace tres o cuatro años, el salto en brillo, antirreflejos y prestaciones de juego es evidente sin entrar en territorios premium prohibitivos.

Es la opción perfecta del año para quien prioriza cine y gaming y puede complementar con una barra de sonido, se puede decir que este televisor pasa a ser el estándar por el que medir al resto de OLED en 2025.