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Pedro Sánchez Zuckerberg

Pedro Sánchez quiere que Meta dé explicaciones en el Congreso

Meta ante el Congreso: qué busca realmente Pedro Sánchez y por qué no será el «Zuckerberg español»

La posible citación de responsables de Meta en el Congreso abre un nuevo pulso entre el Gobierno y la tecnológica aunque el alcance, los motivos y el contexto político español dibujan un escenario completamente distinto

Pedro Sánchez se la tiene jurada a Meta, es decir, a Facebook, a Instagram a WhatsApp y todo lo que huela a Marck Zuckerberg, ese «oligarca tecnológico» que se ha puesto del lado de Trump o de esa «ultraderecha» a la que sistemáticamente señala como culpable de todo el presidente del Gobierno de España.

El propio Sánchez desveló que estudia llamar a representantes de la compañía para que expliquen las prácticas de rastreo de dispositivos Android, el tratamiento de datos personales y la gestión de contenidos sensibles como la desinformación o la protección de menores. Sin embargo, más allá del argumento técnico, la iniciativa se interpreta como un ajuste de cuentas del Gobierno a Meta por la eliminación del Programa de Verificación de Datos independiente y sustituirlo por su sistema de notas comunitarias, un movimiento que irritó profundamente a La Moncloa y a los sectores de la izquierda.

Mark Zuckerberg

La posible citación fue presentada públicamente como un ejercicio de rendición de cuentas con la excusa del marco europeo de privacidad y supervisión de plataformas, pero sus diferencias con la histórica comparecencia de Mark Zuckerberg en Estados Unidos son sustanciales. El paralelismo que el Ejecutivo ha insinuado, se diluye al observar la dimensión institucional, el alcance político y, sobre todo, los motivos que impulsan cada proceso.

El paralelismo que el Ejecutivo ha insinuado, se diluye al observar la dimensión institucional

En caso de materializarse, la audiencia española tendría lugar en la Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital del Congreso, un órgano parlamentario especializado que actúa como espacio de debate sobre la regulación digital. Sería, por tanto, un formato acotado, con preguntas de los grupos parlamentarios y sin la espectacularidad mediática ni la presión institucional que rodeó a Zuckerberg en Washington en 2018. Eso sí, la izquierda aprovecharía para sumar minutos de gloria lanzando las habituales preguntas capciosas, opiniones y reivindicaciones y convertir aquello en un circo.

Mark Zuckerberg tendrá que afrontar una nueva acusación por «explotar» a los jóvenes con su aplicación

Mark Zuckerberg se vio obligado a sentarse durante horas ante un plenario extraordinarioEFE

En Estados Unidos, el CEO de Facebook se vio obligado a sentarse durante horas ante un plenario extraordinario de los comités de Comercio y Judicial del Senado y posteriormente ante la comisión de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes. El interrogatorio fue doble, maratoniano y ejecutado por legisladores con capacidad directa de impulsar investigaciones federales y exigir respuestas escritas bajo apercibimiento oficial.

Perfil bajo en España

Mientras que en Estados Unidos compareció la figura máxima de la compañía —un Mark Zuckerberg convertido en símbolo global del escándalo de Cambridge Analytica—, en España no está previsto que acuda el consejero delegado. Lo habitual en este tipo de requerimientos es la presencia de ejecutivos regionales o responsables globales de políticas públicas y privacidad, no del primer directivo, aunque sería curioso escuchar a Javier Oliván, el directivo español de Meta que es la mano derecha de Zuckerberg. Esto se explica por el peso relativo de cada parlamento ya que el Congreso de los Diputados no tiene la misma capacidad coercitiva ni el mismo impacto internacional que el Senado de Estados Unidos.

Javier Oliván junto a Mark Zuckerberg, en las oficinas de Meta

Javier Oliván junto a Mark Zuckerberg, en las oficinas de MetaFacebook (Mark Zuckerberg)

El objeto de la audiencia también difiere mucho. En Washington, el detonante fue el uso indebido de datos personales de 87 millones de usuarios por parte de Cambridge Analytica y la interferencia rusa en las elecciones de 2016. El Congreso estadounidense quería respuestas sobre la arquitectura interna de Facebook o la ausencia de controles sobre actores extranjeros, entre otras muchas preguntas. Aquel fue un examen sobre la infraestructura de datos de la compañía que implicaban la seguridad nacional.

El «fango» de Pedro

En España, el punto de partida es otro. El foco se sitúa en las supuestas prácticas de rastreo de dispositivos Android y en el encaje legal de ese tratamiento de datos dentro del RGPD y del nuevo marco europeo DSA/DMA. También se analizarán cuestiones relacionadas con desinformación, discurso de odio y la protección de menores, asuntos especialmente sensibles en el relato político del Gobierno que decidió tilda de «fango» en referencia a todos los medios que no siguen su hoja de ruta ideológica.

Pedro Sánchez, en el congreso Metafuturo donde anunció su intención de que Meta testifique en el Congreso

Pedro Sánchez, en el congreso Metafuturo donde anunció su intención de que Meta testifique en el CongresoEFE

De primeras, la intención de Pedro Sánchez es garantizar transparencia y reforzar la supervisión de las grandes plataformas, pero la lectura política que siempre hay que hacerle a este Gobierno apunta al interés de escenificar un control público sobre una compañía a la que el Ejecutivo reprocha haber debilitado el sistema de verificación y moderación de contenidos que utilizaba la prensa española.

Medios afines

La sustitución del Programa de Verificación de Datos por notas comunitarias ha sido un punto de fricción. El Gobierno interpretó ese cambio como una pérdida de influencia institucional en la gestión de contenidos y como un giro que rebaja el papel de los verificadores profesionales, entre ellos varios medios de comunicación afines. La comparecencia en el Congreso aparece ahora como un instrumento de presión, aunque, como es habitual en este Gobierno, vestido de motivos regulatorios.

La comparecencia en el Congreso aparece ahora como un instrumento de presión vestido de motivos regulatorios

Las consecuencias que podrían salir de la audiencia también difieren drásticamente respecto al caso estadounidense. En España, la comparecencia no tiene efectos sancionadores directos; su resultado más probable sería un paquete de recomendaciones. Funcionará para reforzar la narrativa gubernamental de que «la ley está por encima de cualquier algoritmo» que comentó Sánchez en Metafuturo. En Estados Unidos, en cambio, las audiencias de Zuckerberg sirvieron para activar propuestas federales de privacidad, impulsar nuevas reglas de publicidad política y demandar cambios estructurales en la transparencia de los algoritmos.

Mark Zuckerberg durante una audiencia del Comité Judicial del Senado de los Estados Unidos

Mark Zuckerberg durante una audiencia del Comité Judicial del Senado de los Estados UnidosGTRES

La escala mediática también será distinta. Mientras que las sesiones estadounidenses fueron retransmitidas íntegramente y se convirtieron en un fenómeno mundial, la audiencia española tendrá un impacto mucho más limitado dentro de la estrategia política del Gobierno.

Escaparate

La posible comparecencia de Meta en el Congreso español comparte con el interrogatorio a Zuckerberg una apariencia de control parlamentario sobre el poder tecnológico, pero únicamente responde a motivaciones radicalmente diferentes encuadradas en el habitual ideología radical del Gobierno español.

En España, el proceso forma parte un contexto político marcado por la batalla del Gobierno contra Meta

En España, el proceso forma parte un contexto político marcado por la batalla del Gobierno contra Meta por la gestión de la información. En Estados Unidos, fue la respuesta a un escándalo de escala global que puso en cuestión el modelo de negocio de Facebook y la integridad de un proceso electoral.

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