
Utilización de fertilizantes en un cultivo
La propuesta para los fertilizantes que teme el campo: «Puede originar una nueva crisis agrícola»
La sensación en el sector es que, una vez más, son la moneda de cambio
La necesidad de la Unión Europea (UE) de equipararse a la competitividad de las economías de Estados Unidos y China abre un nuevo frente en el campo.
La Brújula Estratégica de la Comisión Europea ha puesto de relieve el interés por la agricultura y la industria agroalimentaria dentro del modelo europeo, aunque los principales aludidos ven grietas entre la teoría y la práctica.
Las exigencias europeas en producción y sostenibilidad chocan con la realidad que lamentan desde los cultivos, ya que el discurso de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se produjo el mismo día que la institución presentó una propuesta para imponer sanciones a los fertilizantes rusos y bielorrusos.
Europa tiene una necesidad de fertilizantes que no cubre con su producción, por lo que tiene que acudir al mercado. «Esta situación no ha hecho sino empeorar tras el cierre de varias fábricas de fertilizantes en miembros de la UE», indican en la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja). Además, la aplicación del Mecanismo de Juste en la Frontera del Carbono (CBAM) aumentará aún más los costes de los fertilizantes tanto para la producción nacional como para los proveedores de terceros países que entren en el mercado de la UE.
La sensación en el campo es que, una vez más, son la moneda de cambio: «Aunque Asaja puede llegar a comprender la legitimidad de las razones geopolíticas que llevan a la Comisión a actuar, advierte que, una vez más, será el sector agrícola quien asuma las consecuencias económicas de estas decisiones».
Los impulsores de la medida que atemoriza al sector agrícola defienden que la falta de producción en los cultivos se compensará con los precios; sin embargo, esta idea no cala en las explotaciones: «Estas medidas incrementarían los precios de los fertilizantes en al menos 40-45 euros por tonelada para la próxima campaña agrícola; lo que supondría una presión financiera adicional a las explotaciones agrícolas, ya de por sí afectadas por una situación económica difícil. Las repercusiones para la producción agrícola, la competitividad y la rentabilidad de las explotaciones podrían ser catastróficas», advierten.
El campo apunta a que los riesgos de la propuesta de la UE para los fertilizantes y la estrategia anunciada por Von der Leyen trasciende al balance entre ganancias y pérdidas: «Detrás de la complejidad de este expediente se esconde otra cuestión fundamental: el futuro de la agricultura europea y la seguridad alimentaria de la UE». La organización profesional agraria mayoritaria en España apuntan a que el nuevo comisario de Agricultura, Christophe Hansen, y, sobre todo, la vicepresidenta española Teresa Ribera, tienen la opción y la responsabilidad de evitar «lo puede originar una nueva crisis agrícola».
Pedro Barato, presidente de Asaja, y vicepresidente del Copa Cogeca, asegura que los precios del fertilizante podrían llegar «hasta un nivel prohibitivo de 315 o 430 euros por tonelada, respectivamente, tres años después del inicio de la aplicación del reglamento propuesto, un nivel que sería aproximadamente del 100 % en términos ad valorem, lo que sería de nuevo un duro golpe para el sector primario».
El presidente de Asaja denuncia que esta medida ataca directamente a la seguridad alimentaria en un momento de máxima tensión geopolítica que puede poner en riesgo el modelo de vida europeo, «sin olvidar que esta subida de los fertilizantes tendrá un impacto directo en el precio final que sufrirán también los consumidores, al encarecerse productos de primera necesidad».
La Brújula de Competitividad expone que la UE ha perdido competitividad frente a la potencia norteamericana y al gigante asiático. Unión de Uniones atribuye esta caída a la baja productividad, los altos costes energéticos, el exceso de regulación y la dependencia de insumos estratégicos externos; pero —y aquí la incongruencia—, al mismo tiempo, la Comisión hace una referencia específica a la necesidad de reducir la dependencia europea de insumos clave como los fertilizantes.
«La ampliación de medidas como el CBAM que entrará en vigor el próximo año, u otras decisiones como la de incrementar los aranceles a las importaciones de fertilizantes, antes que un impulso a la fabricación europea de inputs puede suponer un nuevo encarecimiento importante de los costes productivos y, por consiguiente, una merma de nuestra competitividad que es exactamente lo contrario de lo que dice buscarse», concluye Unión de Uniones, que a su vez condena las mayores exigencias medioambientales a la que podrían enfrentarse los agricultores y ganaderos en el futuro.