
Campo de arroz en la Comunidad Valenciana
La extinción del ingrediente clave de la paella: ¿adiós al arroz bomba?
Varias de las principales cadenas de supermercados ya no comercializan el arroz bomba, la variedad estrella para uno de los platos más icónicos de la gastronomía española.
Que el bomba sea la opción predilecta para la paella por su capacidad de absorber más caldo y sabor que el resto de arroces redondos no parece suficiente para su supervivencia.
Mercadona, Lidl o Dia ya no cuentan con arroz bomba en sus lineales, mientras que El Corte Inglés o Carrefour lo ofrecen por encima de los 6 euros el kilo.
«La producción ha bajado una barbaridad y pocos agricultores hay ya que cultiven arroz bomba. El rendimiento es tan bajo que los productores prefieren otras opciones porque no salen las cuentas», señala en conversación con El Debate José Pascual Fortea, responsable de la sectorial del arroz de AVA-Asaja, que lamenta el enorme problema del sector por la prohibición del Triciclazol en la Unión Europea (UE).
El mayor rival para la subsistencia del arroz es la Pyricularia oryzae, un hongo que destroza este cultivo y que es especialmente dañino en la variedad bomba. El fungicida empleado con éxito hasta hace unos años era el Triciclazol; sin embargo, ya no es una opción y el hongo se ha hecho fuerte.
«Los agricultores abandonan el arroz bomba porque no tienen armas para combatir la Pyricularia. Nosotros trabajamos por una recompensa y con el arroz bomba la situación es muy compleja», reconoce Pascual, que menciona que la variedad Albufera es más resistente a la Pycularia y, dentro de lo que cabe, la que más similitudes guarda con la bomba. Tampoco se pasa y al tener un poco más de almidón que el redondo coge sabor. Es lo más parecido a la bomba», explica el responsable de la sectorial del arroz de AVA-Asaja.
El arroz bomba solo se cosecha en España y desaparecerá más temprano que tarde, indican desde las zonas productoras: «Su coste es más elevado que otros y es más sensible a la Pycularia. Si nada cambia, está condenado. Nadie quiere arruinarse».
Desde la prohibición del Triciclazol, los arroceros solo disponen de dos sustancias autorizadas para acabar con la pyricularia, por lo que el hongo ha generado importantes resistencias que lo hacen más mortífero.

A pie de arrozal, febrero es momento de trabajar la tierra para, en condiciones ideales, sembrar a principios de mayo y cosechar la primera semana de septiembre. «No sabemos cómo afectará la Pycularia, pero sí cuál es la intención de los agricultores. Avanzamos hacia la desaparición del arroz bomba. Sin un rendimiento estable no se va a cultivar el arroz bomba, por mucho que haya subido de precio. Es mucho mejor apostar por variedad Albufera y compensarlo con una producción con más certezas. Los productores que conservan la apuesta por el arroz bomba lo hacen porque no tienen otra opción», asevera Pascual.
La creencia que cala en los arrozales es que «sembrar para que te arruine un hongo no tiene sentido», por lo que la variedad Albufera gana terreno frente a la bomba. «O se pone a disposición otro fungicida que acabe con la Pycularia o el consumidor tendrá que pasarse la Albufera. Estamos asustados porque el hongo es especialmente perjudicial en el bomba, pero lastra todas las producciones», concluye Pacual.
La discusión en torno al Triciclazol colea varios años después de su prohibición en Europa. El tema alcanzó su punto cumbre en el último trimestre de 2023, cuando la Comisión Europea solicitó aumentar en los arroces importados el nivel máximo de residuos (LMR) de 0,01 a 0,09 mg/kg de Triciclazol mientras impedía que los productores comunitarios jugaran con esta carta.
El pleno del Parlamento Europeo votó en diciembre de 2023 contra la propuesta de la Comisión que daba mayor permisividad de Triciclazol a terceros países que querían comercializar su producto en el viejo continente; aunque se evitó una entrada extracomunitaria con distintas herramientas, el arrozal valenciano sufre el desarme ante la Pyricularia oryzae.