Mayo, las flores y el Rocío
Más de medio millón de caballos, todos de gala, en la mayor concentración equina de nuestro mundo. Jinetes y amazonas, viejos y niños, donde la fe y la generosidad están por encima de todo, más allá de lo que algunos pretenden al tacharlo de juerga por su vasto desconocimiento

Romería de El Rocío
Se va mayo en menos de lo que tarda en santiguarse un cura loco. Se va el mes de las flores –¡cuántas flores ha traído este mayo!– y comienzan apremiante el estío y los planes veraniegos. Las cosechadoras serpenteantes comienzan a engullir las horas para dar lugar ante tanta mies, riqueza y fruto. Mayo ha traído un pan debajo del brazo, grande y esponjoso. No recuerdo uno semejante.
Los corzos están inmersos en la quietud de las siembras. Las amapolas juegan en el mosaico de flores como teselas que tienen que estar ahí pero pasan inadvertidas. Los gabatos rollizos maman de abundantes ubres cargadas de leche. Las gamas, las ciervas, las corzas… Hasta una gata montesa vi con dos gatillos que estaban jugando con un topillo moribundo. La naturaleza estalla de gozo. Me tiendo bajo una sabina mientras oigo la hierba crecer y los susurros de Talibán y Dinamita mascullando un verde que les llega a los ijares.
La mosca trabaja. Las garrapatas también. Es momento de fumigar y revisar los animales domésticos. Las vacas fueron bañadas la otra mañana. De orejas a rabo. Los perros, los gatos. Hasta el burro y el pony de nombre Salivilla pasaron por el spa. Les brilla el pelo. Mayo ha traído salud y brío porque de vez en cuando a la primavera le gusta vestirse de fiesta y lujo.

Romería de El Rocío
La tengo en mi mente y en mi corazón. El lunes de pentecostés iré a verla como cada año que hago promesa de ello. Viajaré a las marismas para ver a su Blanca Paloma. El bullicio, el polvo y el jaleo. Dos millones de almas agitadas por verla salir de su ermita. Más de medio millón de caballos, todos de gala, en la mayor concentración equina de nuestro mundo. Jinetes y amazonas, viejos y niños, donde la fe y la generosidad están por encima de todo, más allá de lo que algunos pretenden al tacharlo de juerga por su vasto desconocimiento. El Rocío abarca más rezos que todos los conventos del mundo juntos. Rezos engalanados de canciones, gestos y abrazos que no dejan de ser muestras de cariño para con el prójimo. Cuidados y mimos a las caballerías que son las que nos llevan a los pies de la Madre de Dios.Cuidados y mimos a las caballerías que son las que nos llevan a los pies de la Madre de Dios
Soy rociero por adopción y católico de nacimiento. Se va mayo pero llega el Rocío. Y este año tengo promesa de volver a llevarla aunque me vuelvan a poner los ojos morados de codazos. Porque la fe puede más que cualquier otra fuerza. Y este año tenemos tanto por lo que dar gracias que pedir algo sería una ofensa. Este mayo nos ha traído luz y vida a los campos españoles, salud a las dehesas y los matorrales, parideras copiosas y cargadas de júbilo. Ya tengo listo los arreos de mi caballo y nota que algo grande se nos viene encima.
Qué disparate es juntar el campo y el caballo en este mosaico de flores. Y sumarle una legión de amigos para ir a dar gracias por la vida, que es un regalo. Esto es similar a hablar con Dios y que te conteste. El Rocío es justamente eso.
- Lolo De Juan es gestor agropecuario