Dos trabajadores recogen uvas en San Martín de Valdeiglesias (Madrid)
El campo español se desespera por el acuerdo con Trump que excluye sus intereses «por los del norte de Europa»
El arancel generalizado del 15 % que impondrá EE.UU. sacude el modelo agrario mediterráneo
Las amenazas que cercan la actividad de los agricultores y ganaderos europeos europeos han cobrado mayor relevancia en las últimas fechas.
Los anuncios del bloque comunitario sobre la propuesta de la Política Agraria Común (PAC) para el período 2028-2034 y el acuerdo para poner fin a la guerra arancelaria con EE.UU. hacer tambalear más que nunca la confianza del sector en la institución, ya que, una vez más, la sensación es que el campo vuelve a ser moneda de cambio para favorecer los intereses de las industrias de las economías del norte de Europa, tal y como se denunció en el tratado con Mercosur (Uruguay, Paraguay, Argentina y Brasil) .
Las advertencias iniciadas desde su regreso a la Casa Blanca por Donald Trump, presidente de los EE.UU., se han cristalizado en un arancel generalizado del 15 % para los productos europeos que quieran comercializarse en suelo norteamericano.
La cifra, que ha sido valorada positivamente por Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, ha caído como una losa difícil de sostener para el campo: «No entendemos el entusiasmo mostrado por la presidenta Von der Leyen ante esta alianza que impone un arancel del 15 %, una cifra que supone un incremento sustancial a la cifra previa al inicio de esta guerra comercial y afectará directamente a nuestras producciones», señaló Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja).
La UE comprará comprará gas licuado y combustible nuclear a EE.UU. por valor de 750.000 millones de dólares para sustituir al gas y el petróleo rusos, y se compromete a invertir 600.000 millones de dólares para aumentar las compras de equipamiento militar. A cambio, EE.UU. levantará una barrera comercial del 15 % que solo contemplará excepciones entre las que los agrarios temen no estar.
La letra pequeña de este pacto está por determinar, aunque las primeras voces que llegan desde Bruselas pone a los agricultores en alerta. La preocupación más destacada sacude a los productores de aceite de oliva y de vino. «Estas excepciones —centradas en la industria del automóvil, la tecnológica y farmacéutica— responden a los intereses de economías del norte de Europa, mientras que las producciones del arco mediterráneo vuelven a quedar relegadas», trasladan en Asaja.
El director general de la FEV, José Luis Benítez, ha recordado que en 2024 Estados Unidos fue el primer mercado para los vinos envasados españoles, tanto tranquilos como espumosos, por lo que es «vital» para el sector eliminar el arancel general del acuerdo marco, del 15 %, que podría lastrar el comercio con este país hasta en un 10 %, según los primeros cálculos.
La oficina de la organización profesional agraria en Bruselas apunta que la primera comunicación de la Comisión «fue vaga y generó una gran preocupación en el sector agroalimentario» y espera que en los próximos días se aclaren los términos del acuerdo y sus detalles. La UE negocia estos días unas excepciones por las que suspiran los agrarios.
El miedo a pie de cultivo hace pensar en que, «si se confirma que han sido sacrificados por la Comisión Europea en beneficio de otros», el sector presionará al Gobierno de España y a la UE que trabajen de forma inmediata en medidas de apoyo.
La alianza UE-EE.UU. incluye a su vez un compromiso de la institución del viejo continente de comprar masivamente en la economía estadounidense, incluyendo a su sector agroalimentario. «Si esta inversión contribuye a reforzar la agricultura norteamericana, estaríamos agravando aún más la competencia para nuestros productores, con consecuencias muy preocupantes para el futuro de determinados productos, como por ejemplo el de los frutos secos, que podrían sufrir pérdidas millonarias», condena Aguado.
La organización agraria reclama que se clarifiquen los términos del acuerdo y sus excepcionalidades, con un enfoque decidido también hacia los intereses del modelo agrario mediterráneo, al tiempo que avanza que se solicitarán medidas compensatorias para los sectores más afectados.