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20 de abril de 2024

El aparato que provocó el desastre de Goiânia, en 1987

El aparato que provocó el desastre de Goiânia (Brasil) en 1987Wikimedia Commons

Cesio-137, el material radiactivo extraviado en Australia que provocó catástrofes en los años 80

La pérdida de una cápsula hace dos semanas en el oeste del país puso en jaque a las autoridades durante unos días

Las autoridades australianas contuvieron a finales de enero el aliento durante unos días cuando una empresa notificó el extravío de una cápsula de Cesio-137, un material radiactivo que llevó a declarar una alerta sanitaria en un radio de varios cientos de kilómetros desde la zona de búsqueda por los riesgos que su manipulación podía conllevar.
Aunque la historia tuvo final feliz y el artefacto fue hallado y recuperado sin incidencias, no fue el caso de otros accidentes ocurridos desde los años 80 en los que este isótopo ha causado estragos.
El primero que se conoce tuvo lugar en la ciudad ucraniana de Kramatorsk, en la provincia oriental de Donetsk (reclamada ahora por Rusia), y su origen se remonta a 1980. Una cápsula similar a la de Australia (aunque mucho más potente) resultó «traspapelada» de una cantera y, sin saberse muy bien cómo, terminó en el apartamento de una familia que lentamente comenzó a enfermar.
Primero fue el hijo de 18 años, que un año después del extravío falleció a causa de una leucemia. Pero al poco se sumaron también su hermano, de 16, y su madre. Los médicos, sin embargo, no sospecharon: presupusieron que se trataría de una condición hereditaria.
Nada más lejos, claro, de la realidad. En 1987, más de un lustro después de los hechos, una segunda familia que ocupó el apartamento empezó a sufrir las mismas desgracias en similar orden: muriendo primero un hijo y enfermando después otro. En ese punto, los nuevos inquilinos pidieron que se investigara lo ocurrido, y fue así como los expertos descubrieron que todo se debía a la radiación. Dos años más tarde después del último fallecimiento, en 1989, encontraron la cápsula incrustada en una de las paredes del apartamento. Habían pasado casi diez años desde su extravío.
A aquella época (1987) corresponde también el incidente de Goiânia (Brasil), considerado uno de los peores desastres nucleares de la historia y que dejó cuatro muertos y más de 250 contaminados cuando durante el robo y posterior venta de una máquina de radioterapia de un hospital abandonado se vertió Cesio-137. En esa ocasión, sin embargo, el material no estaba encapsulado, lo que exacerbó las dimensiones de la tragedia.
Diez años más tarde, en 1997, tuvo lugar en Georgia el último episodio que implicó radiación en humanos conocido hasta la fecha.
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