Representación virtual de Tiangong, la estación espacial china
China enviará astronautas extranjeros a su estación espacial
Lanzada en 2021, podría convertirse en la única estación de su clase a partir del próximo año
La estación espacial china, Tiangong –«Palacio celestial», en mandarín– acogerá astronautas extranjeros bajo la premisa no solo de «llevar a cabo experimentos conjuntos», sino también de «promover la cultura china y los intercambios culturales entre países» en aras del «progreso mutuo».
Así es al menos como lo proyecta el gigante asiático, quien por boca del jefe diseñador adjunto del programa espacial tripulado del país, Chen Shanguang, ha anunciado que «pronto comenzará el proceso de selección» de los invitados foráneos. Entre otras cosas, el alto funcionario ha detallado que se valorarán los conocimientos en chino entre los candidatos al ser ésta la lengua de trabajo en la estación, «de la misma forma que el de la Estación Espacial Internacional es el inglés».
Pese a que uno de los requisitos previos al envío será «familiarizarse con las naves de nuestro país», Chen indicó que «instructores chinos podrían entrenar a los astronautas de otros países en China», razón por la que, aseguró, «muchos países han propuesto seleccionar y enviar astronautas» para participar en estas misiones.
Lanzada en 2021, Pekín ha llevado ya a cabo en la Tiangong algunos experimentos seleccionados por organismos internacionales como la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior, pero todos realizados por astronautas nacionales.
Su tiempo de vida está estimado en unos 15 años a unos 400 kilómetros sobre la superficie terrestre, y si la Estación Espacial Internacional se retira en 2024 como está previsto, es probable que se convierta en la única estación espacial del mundo.
El lanzamiento de Tiangong representa uno de los más recientes hitos del programa espacial chino, que en los últimos años ha conseguido por primera vez en la historia alunizar una sonda en la cara oculta de la Luna o convertirse en el tercer país –tras EE.UU. y la URSS– en aterrizar en Marte.
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