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19 de abril de 2024

El astronauta Jeremy Hansen, con el traje que llevará a bordo de la cápsula Orion

El astronauta Jeremy Hansen, con el traje que llevará a bordo de la cápsula OrionAgencia Espacial Canadiense

Entrevista

Jeremy Hansen, astronauta de la misión Artemis 2: «Ver a un humano en Marte para 2040 es muy, muy posible»

  • El canadiense será uno de los cuatro miembros de la tripulación escogida por la NASA para orbitar la Luna el próximo año

  • Es el primer no estadounidense de la historia que volará al satélite

Jeremy Hansen (London, Canadá, 1976) recibió a mediados de marzo una llamada de su jefa. «Hemos hablado con la NASA. Vamos a formar una tripulación y nos gustaría que volaras en representación de Canadá», le dijo Lisa Campbell, presidenta de la Agencia Espacial Canadiense (CSA). La emoción le embargó, si bien tuvo que guardarse el secreto hasta que se hiciera público. Dos semanas más tarde, el 3 de abril, Bill Nelson, director de la NASA, anunciaba en una base militar de Houston (Texas) los nombres de los elegidos para integrar Artemis 2, la segunda misión del programa Artemis que se encargará de orbitar la Luna y de probar todos los sistemas de la cápsula Orion. Con ello, se allanará el camino para que otro equipo consume el primer alunizaje desde 1972 uno o dos años más tarde. Junto a Hansen, designado como especialista de la misión, viajarán a bordo Christina Koch (también especialista), Victor Glover (piloto) y Reid Wiseman (comandante).
El vuelo está programado para noviembre de 2024 y Hansen, físico, piloto de combate y astronauta desde 2009, se convertirá en la primera persona no estadounidense en viajar al satélite terrestre. Enfundado en su mono azul de trabajo –como en todas sus apariciones públicas–, atiende a El Debate por videollamada. Detrás de él, una maqueta que simula ser una cápsula espacial a través de la que se contempla la Tierra cuelga de una pared blanca. En el centro de la cápsula se enmarca el logo de la CSA. Pese a que la agencia solo concede diez minutos de entrevista, Hansen no tiene reparos en excederse del tiempo y contestar todas las preguntas del periodista.
–¿Cómo fue la llamada de su jefa? ¿Sabía que la misión tendría una representación canadiense o le cogió todo por sorpresa?
–Sí, lo sabíamos desde hace tiempo. No recuerdo cuándo anunciaron la NASA y la CSA que habría un canadiense en Artemis 2, pero fue hace bastante [en diciembre de 2020]. Después de que nos comprometiéramos a construir y diseñar el Canadarm 3 (el tercer brazo robótico espacial canadiense) para la futura estación lunar Gateway hubo una negociación y un momento en el que firmamos ese acuerdo, el acuerdo Gateway. Pero es algo que depende del momento. No sabes lo que va a ocurrir con Artemis 1, por ejemplo, y aunque fue una prueba bastante exitosa, se desconoce qué astronautas van a volar en una u otra misión hasta que se hace oficial.
–Artemis 2 es bastante parecida a lo que Apolo 8 logró en su día, dado que fue la primera misión de ese programa que orbitó la Luna. ¿En qué se diferencian exactamente?
–Artemis 2 viene a ser la suma de Apolo 7 y 8. Apolo 7 fue la primera con una cápsula tripulada y se mantuvo en la órbita terrestre. Apolo 8 se supone que iba a hacer lo mismo con un aterrizador lunar que finalmente no estuvo listo para el lanzamiento, así que decidieron emplear la misión para ir a la Luna. Una de las principales diferencias entre Apolo 8 y Artemis 2 es que la 8 se quedó en la Luna para orbitarla varias veces, pero nosotros vamos a pasar un día entero en la órbita terrestre probando el vehículo antes de cambiar la trayectoria hacia allá. Una vez consigues suficiente energía para ir a la Luna es difícil volver a la Tierra. Por razones de seguridad, vamos a hacer lo que hizo Apolo 7: quedarnos un día entero en la órbita terrestre y ya después iremos a la Luna.
De i. a d., Jeremy Hansen, Victor Glover, Reid Wiseman y Christina Koch

De i. a d., Jeremy Hansen, Victor Glover, Reid Wiseman y Christina KochGTRES

–Se estima que la duración de la misión sea de unos diez días, pero todavía no está confirmada, ¿verdad?
–Será algo aproximado a esa duración, unos nueve o diez días. Depende realmente de dónde esté la Luna cuando despeguemos.
–¿Hay posibilidades de que alguno de ustedes, los miembros de la tripulación, sea reelegido para otra misión?
–Sí, es posible. No para Artemis 3, cuya tripulación será anunciada antes de que vayamos nosotros y estará entrenando para entonces. Cualquier astronauta es elegible, así que depende. Tienes que esperar tu turno.
–Como astronauta, usted ha trabajado como acuanauta y se ha preparado también viviendo en cuevas. ¿Cómo cree que le ayudará esa experiencia de cara a la misión?
–Son de mucha ayuda. La razón por la que hacemos la misión Nemo como acuanautas viviendo en el océano o explorando una cueva es para poner a los astronautas bajo presión en dinámicas de grupo y ayudarles a desarrollar habilidades de comunicación, de relajación y de gestión de riesgos. No queremos que la primera vez que hagan eso como parte de un equipo sea cuando vayan al espacio, sino que las apliquen en la Tierra primero. Estas experiencias son de mucha ayuda, hay muchos riesgos que gestionar al vivir bajo el océano o en una cueva.
Representación de la misión Artemis 2

Representación de la misión Artemis 2NASA

–Marte es el destino final del programa Artemis. ¿Cuándo cree que veremos a un humano allí y por qué es importante conseguirlo?
–Respecto a la primera pregunta, es algo que siempre estamos tratando de adivinar. Y eso depende de que se produzcan con rapidez avances tecnológicos importantes. Si la nave Starship de Space X, que va a ser nuestro aterrizador lunar, tiene éxito, supondrá un punto de inflexión fundamental para ir a Marte. Otras tecnologías están intentando cambiar nuestro sistema de proporción, y si ambas consiguen combinarse, el tiempo de viaje podría reducirse de ocho meses a tan solo dos. Pero son cosas difíciles de predecir... Puede que estos avances sean ya una realidad en la próxima década. Ver a un humano caminando sobre Marte para 2040 es muy, muy posible, pero algunas veces lleva más tiempo del que se espera.
Respecto a ir allí, me gustaría destacar dos líneas de pensamiento. Por un lado, Marte es fascinante. Ahora mismo se habla mucho de cambio climático y de adaptación climática. ¿Qué le pasó a Marte, que solía tener agua y una atmósfera más protectora? ¿Podría pasarle lo mismo a la Tierra? Puede haber pistas importantes allí, es un gran misterio del sistema solar que está por resolver. Otro beneficio a tener en cuenta es que, si vamos a la Luna y a Marte a quedarnos allí, algunos de los desafíos que vivimos aquí son los mismos que afrontaremos en estos grandes viajes: la seguridad alimentaria, es decir, tener una comida fiable que puedas cultivar en el espacio, o la asistencia sanitaria son cosas a las que se enfrentan las comunidades aisladas aquí, en la Tierra. Las soluciones que creemos en el espacio podrán ayudarnos a vivir mejor en nuestro planeta. Yendo a la Luna y a Marte probaremos tecnología, uniremos a la gente y las soluciones que encontremos contribuirán a ello.

Las soluciones que creemos en el espacio podrán ayudarnos a vivir mejor en nuestro planeta

El otro aspecto, del cual he hablado con mis hijos, tiene que ver con el daño que le estamos haciendo a nuestro planeta, que es algo que da bastante miedo. En ese sentido, los programas espaciales son un ejemplo de lo que puede devenir cuando te fijas objetivos muy ambiciosos e invitas a la gente a tener una mentalidad creativa, a trabajar y a hacer más cosas unidos. De ahí pueden salir resultados increíbles, y es al mismo tiempo una demostración muy valiosa para los más jóvenes de hasta dónde puede llegar el trabajo común.
–Asistimos a un momento en el que cosas que parecían superadas, como el terraplanismo o las teorías de la conspiración sobre la llegada del hombre a la Luna, resurgen e incluso se expanden. ¿Le preocupa?
–Es interesante. No me preocupa, en todo caso me desconcierta un poco, y preferiría que la gente no tuviese dudas. La desconfianza me molesta y me preocupa, porque es algo muy importante. Como humanos, necesitamos la capacidad para discernir lo que es verdad. Cada uno tiene su propia perspectiva, pero hay cosas que son verdad y cosas que no. Debemos tener confianza entre nosotros y, de alguna forma, tener un sistema que delimite lo que es intencional y lo que no. Esa es la esencia de la ciencia: no está hecha para tener todas las respuestas, sino para ser un sistema con el que articular hipótesis, trabajar en ellas, que tus colegas las evalúen y se determine así lo que es verdad.
Hansen, durante su preparación en una cueva de Cerdeña en 2013

Hansen, durante su preparación en una cueva de Cerdeña en 2013CSA

Realmente espero que la gente se de cuenta de que las respuestas que buscan están ahí, y que pueden ser parte de una comunidad que desarrolle y comparta la verdad. La realidad es que fuimos a la Luna en 1969 y principios de los 70. La realidad es que la Tierra es esférica. Sé que esas personas son inteligentes, sé que lo hacen por lo que creen que es una buena razón. Pero espero que puedan llegar a la conclusión de que queremos compartir estas verdades con ellos y quizás puedan encontrar a alguien en quien confíen y que venga a explorar con nosotros. Como he dicho antes, espero que podamos usar el espacio no para dividir a la gente, sino para unirla.
–¿Conocía al resto de la tripulación antes de que fuera anunciada?
–Sí, y mucho, de hecho. Reid Wiseman, el comandante, y yo somos compañeros de escuela. Empezamos juntos, yo con la CSA y él con la NASA, pero íbamos juntos a clase en 2009 y hemos trabajado mano a mano desde entonces. Es uno de mis mejores amigos. Victor y Christina vinieron a clase cuatro años después, así que también he trabajado mucho con ellos, he tenido mucha oportunidad de conocerlos y les profeso mucho respeto. Hemos pasado mucho tiempo juntos, tanto profesional como socialmente. Son mis compañeros, pero también mis amigos.

Todo empezó con una foto

Nacido y crecido en una pequeña granja familiar de la provincia de Ontario, Hansen tuvo su flechazo con el cosmos siendo todavía un niño, cuando topó con una foto de Neil Armstrong en la Luna en una revista. «Quise saber cómo sería salir de este planeta y mirarlo desde el exterior», revela en un vídeo promocional de la CSA. De esos orígenes rurales procede, entre otras cosas, su interés por los vínculos entre la agricultura y el espacio. Pese a ser el más antiguo como astronauta de los cuatro, el canadiense es el único que todavía no se ha estrenado en un lanzamiento. Lo hará a lo grande, tras 15 años de espera, y recalca que, aunque esto sea un hito para su país, lo es aún más para la humanidad en su conjunto.
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