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Recreación de exoplanetas

Recreación de exoplanetasNASA/JPL-Caltech

Ciencia

El estudio que pone cifras a la pregunta más antigua: ¿estamos solos en el universo?

Si futuras misiones astrobiológicas observaran entre 40 y 80 exoplanetas sin detectar indicios de vida, se podría establecer, con un alto grado de certeza, que la proporción de mundos similares a la Tierra con vida en la galaxia es inferior al 10 o 20 %

Un equipo de investigación encabezado por el Dr. Daniel Angerhausen, físico adscrito al Grupo de Exoplanetas y Habitabilidad del profesor Sascha Quanz en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH Zúrich) y miembro del Instituto SETI, ha llegado a una conclusión destacada sobre la búsqueda de vida más allá de la Tierra.

Si futuras misiones astrobiológicas observaran entre 40 y 80 exoplanetas sin detectar indicios de vida, se podría establecer, con un alto grado de certeza, que la proporción de mundos similares a la Tierra con vida en la galaxia es inferior al 10 o 20 %. Esta cifra, proyectada a escala de la Vía Láctea, representaría aproximadamente 10.000 millones de planetas con potencial para albergar vida.

Los resultados del estudio, que se enmarcan en el Centro Nacional Suizo de Competencia en Investigación PlanetS y han sido publicados en la revista The Astronomical Journal, se sustentan en un análisis estadístico de tipo bayesiano. El objetivo ha sido establecer cuántos planetas deberían observarse para que, incluso en el caso de no hallarse vida, se puedan obtener conclusiones estadísticamente sólidas sobre su prevalencia en el universo.

Existen, por ejemplo, incertidumbres de interpretación, como la posibilidad de que se pase por alto una biofirma, lo que podría llevar a clasificar erróneamente un planeta habitado como deshabitado. Asimismo, la selección de la muestra puede introducir sesgos si se incluyen planetas que no cumplen criterios mínimos acordados para la habitabilidad.

Angerhausen subraya la importancia de estas limitaciones metodológicas: «No se trata solo de cuántos planetas observamos, sino de formular las preguntas correctas y de la confianza que podemos tener en ver o no lo que buscamos». Y advierte que «si no somos cuidadosos y confiamos demasiado en nuestra capacidad para identificar vida, incluso un estudio a gran escala podría arrojar resultados engañosos».

Este enfoque se torna especialmente relevante en el contexto de futuras misiones como el Gran Interferómetro para Exoplanetas (LIFE), una iniciativa internacional impulsada por la propia ETH Zúrich. Esta misión prevé el estudio de decenas de exoplanetas de características similares a la Tierra —en masa, tamaño y temperatura— con el fin de analizar sus atmósferas en busca de agua, oxígeno y otros compuestos que pudieran indicar la presencia de vida.

Una de las recomendaciones clave del estudio consiste en priorizar preguntas más precisas como: «¿Qué fracción de planetas rocosos en la zona habitable presenta señales inequívocas de vapor de agua, oxígeno y metano?» en lugar de interrogantes más vagos del tipo «¿Cuántos planetas tienen vida?».

Asimismo, el análisis incorpora la influencia del conocimiento previo o a priori sobre variables que afectan a la interpretación de los datos. Los investigadores compararon los resultados bayesianos con los de un enfoque frecuentista, que no emplea suposiciones previas.

Según indican, al aplicar ambos métodos a tamaños muestrales realistas como los previstos en la misión LIFE, las diferencias entre uno y otro se minimizan y los resultados obtenidos son bastante coincidentes.

Emily Garvin, coautora del estudio y actualmente doctoranda en el grupo de Quanz, lideró el componente frecuentista del análisis. En sus palabras: «Como estadística, me gusta considerarlas como formas alternativas y complementarias de comprender el mundo e interpretar las probabilidades».

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