El sumergible Titan, durante una de sus inmersiones
Ciencia
Qué es una «implosión catastrófica» y cómo se originó en el Titan hace dos años
La expedición, cuyo coste ascendía a 250.000 dólares por pasajero, se vio sorprendida antes de llegar a los restos del trasatlántico, desapareciendo sin dejar rastro el 18 de junio de 2023
Este pasado miércoles, 18 de junio, se cumplieron dos años desde que el sumergible Titan implosionara en su camino hacia el Titanic, causando la muerte a cinco personas. La expedición, cuyo coste ascendía a 250.000 dólares por pasajero, se vio sorprendida antes de llegar a los restos del trasatlántico, desapareciendo sin dejar rastro.
A pesar de que en los días posteriores los equipos de búsqueda pusieron en marcha todos sus mecanismos para encontrar con vida a los pasajeros, finalmente se confirmó el peor de los desenlaces. El triste final de los cinco ocupantes protagonizó cada una de las cabeceras internacionales durante meses, no solo por el suceso en sí, sino por las imágenes que se iban filtrando y la gran cantidad de problemas que registró el propio sumergible.
¿Quiénes iban a bordo del sumergible?
- Hamish Harding, multimillonario británico
- Shahzada Dawood, empresario pakistaní-británico y su hijo Suleman
- Paul-Henri Nargeolet, explorador francés
- Stockton Rush, CEO de OceanGate
En concreto, este submarino —de 6,7 metros de largo, 2,8 metros de ancho y 2,5 metros de alto— sufrió un grave incidente días antes de que tuviera lugar la implosión. Cada uno de estos detalles cobran mayor protagonismo ahora, dos años después, con la llegada de Titan: La tragedia de OceanGate, lanzado por la plataforma Netflix este 11 de junio de 2025 como conmemoración a la desgracia y en el que se han analizado todos los detalles.
Cabecera del documental de Titan: la tragedia de OceanGate
Qué es y cómo ocurrió la implosión
Para comprender las consecuencias de esta implosión, es vital entender la presión que ejerce el agua en las grandes profundidades del océano. El Titanic, situado a unos 4.000 metros de profundidad, se encuentra en una posición en la que la presión es 395 veces más intensa que en la superficie.
Cono de cola del sumergible Titan
Restos del sumergible Titan
Steve Somlyody, científico investigador con 20 años de experiencia en diseño y operación de sumergibles, declaró en Fox News que debido a esta inmensa presión, esto pudo haber provocado una implosión al instante. «La presión ahí abajo es de 4.000 metros, es bastante alta. Si tuvieran algún tipo de fuga, provocaría una implosión y sucedería en un instante, muy inmediatamente. Ni siquiera te darías cuenta qué ocurrió», afirmó.
En muchos casos, puede confundirse la implosión con explosión, pero es todo lo contrario. Para hacernos una idea, cuando la presión se acumula dentro de un espacio —por ejemplo cuando se infla un globo en exceso—, explota. En el caso de la implosión, el colapso tiene lugar hacia dentro. En resumidas cuentas, aunque se desconocen las causas que habría generado la implosión, ésta tuvo lugar debido a que la presión externa del océano era superior a la que existía dentro del sumergible, provocando el terrible desenlace.
Lo que está claro es que en los últimos años hubo algunas voces que expresaron su preocupación por el diseño del sumergible, que estaba compuesto por fibra de carbono. A pesar de que el Titan fue diseñado en colaboración con expertos de la NASA, Boeing y la Universidad de Washington nunca fue certificado por una organización externa.
Ya en 2018, David Lochridge, director de operaciones marinas de OceanGate Expeditions, avisó a través de un informe de la necesidad de hacer más pruebas al sumergible. De hecho, fueron varios los ingenieros de OceanGate que terminaron marchándose de la compañía por sus encontronazos con Stockton Rush, el CEO. Algunos de ellos, intervienen en el documental de Netflix explicando, por ejemplo, que algunos de los componentes que se usaron para la fabricación del Titan presentaban fallos de fabricación y, por tanto, no era seguro para bajar a tanta profundidad. Algo que se le trasladó a Stockton en numerosas ocasiones y que él mismo comprobó en alguna de las inmersiones que hizo con el submarino. Sin embargo, Stockton desoyó todas las recomendaciones y fue uno de los cinco ocupantes que murieron aquel fatídico 18 de junio.