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Se desconoce cuántas veces necesitan los orangutanes adultos observar un comportamiento concreto para aprender a dominarlo

OrangutánPixabay

Ciencia

El tópico español desarrollado por los orangutanes que ha revolucionado la investigación científica

Investigadores han descubierto que los orangutanes enfrentan problemas similares a los humanos cuando no duermen lo suficiente y necesitan echarse una siesta para afrontar esta falta de sueño

Aunque la siesta es una costumbre muy asociada a España, no es el país donde más se duerme la siesta. Los países donde se duermen más siestas son China y Japón, donde es una práctica culturalmente arraigada. En España, aunque la siesta es una tradición, distintos estudios muestran que muchos españoles no la practican regularmente. Ahora, un nuevo estudio publicado en Current Biology revelaría que uno de los animales con mayor parentesco a los humanos serían propensos a esta práctica.

Investigadores del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal (MPI-AB) y la Universidad de Constanza (ambos en Alemania), en colaboración con científicos de la Universidad Nacional de Indonesia (Indonesia), han descubierto que los orangutanes enfrentan problemas similares a los humanos cuando no duermen lo suficiente y necesitan echarse una siesta para afrontar esta falta de sueño.

«Moverse por el dosel, buscar alimento, resolver problemas, relacionarse socialmente; todas estas son tareas agotadoras y cognitivamente exigentes», relata Alison Ashbury, primera autora del estudio. «Cuando un orangután no duerme lo suficiente, hace lo que cualquier humano con falta de sueño haría: se mete en la cama, se acuesta y echa una siesta».

El equipo de investigación trabajó en la selva tropical de Indonesia para examinar los patrones de sueño de orangutanes adultos salvajes, que nunca se habían estudiado específicamente por su capacidad para resolver los problemas del sueño. Esto abrió una nueva perspectiva para comprender cómo evolucionó el sueño en los grandes simios y en nuestros ancestros humanos. Los científicos recopilaron datos de 53 orangutanes adultos durante 14 años en la Estación de Monitoreo Suaq Balimbing en Sumatra, registrando un total de 455 días y noches de comportamiento orangután.

Pero el seguimiento del sueño en la naturaleza planteó desafíos logísticos para los observadores humanos. Al igual que nosotros, los orangutanes salvajes duermen en camas, conocidas como «nidos», que les proporcionan un lugar seguro para descansar.

«Desde nuestra perspectiva sobre el terreno, normalmente no podemos ver a los orangutanes en sus nidos nocturnos, pero podemos oírlos moviéndose, acomodándose», detalla Caroline Schuppli, autora principal del estudio y líder del grupo en MPI-AB. «Finalmente, todo se vuelve silencioso y ocurre lo contrario por la mañana».

Fue ese lapso de silencio intermedio lo que los investigadores denominaron «período de sueño» y lo que utilizaron como indicador del sueño. Descubrieron que los períodos de sueño de los orangutanes duraban, en promedio, casi 13 horas.

Los investigadores también descubrieron que varios factores estaban asociados con períodos de sueño nocturno más cortos: dormir cerca de otros orangutanes, temperaturas nocturnas más frías y mayores viajes diarios.

«Nos pareció muy interesante que el simple hecho de estar cerca de otros orangutanes al construir un nido nocturno estuviera relacionado con periodos de sueño más cortos», dice Ashbury, científico del MPI-AB y de la Universidad de Constanza. «Imagina que te quedas despierto hasta tarde con tus amigos, o que tu compañero de piso ronca tan fuerte por la mañana que te levantas temprano. Creo que es algo parecido. Priorizan la socialización sobre el sueño, o su sueño se ve interrumpido por otros animales cercanos, o incluso ambas cosas».

Para comprender cómo se recuperan los orangutanes de la pérdida de sueño, el equipo analizó cómo variaba la duración de las siestas en relación con el descanso de la noche anterior. Encontraron un claro efecto compensatorio: las siestas de los orangutanes eran más largas los días después de haber tenido periodos de sueño nocturno más cortos, y cuando dormían, lo hacían de 5 a 10 minutos más por cada hora menos de sueño la noche anterior.

Esta estrategia para dormir la siesta también podría deberse a su estilo de vida semisolitario. Mientras que los primates en grupos cohesionados deben coordinarse constantemente con los demás, los orangutanes tienen la libertad de dormir la siesta cuando y donde quieran. En el 41% de los días observados, los orangutanes tomaron al menos una siesta, con un promedio de 76 minutos de duración.