El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente junto al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños este miércoles en Sorbas (Almería)
Las otras emergencias que retratan a Bolaños cuando asegura que al Gobierno las crisis le cogen trabajando
El ministro de la Presidencia ha ensalzado al Ejecutivo asegurando que está siempre «al pie del cañón» cuando la situación se pone delicada, pero es una afirmación que está lejos de ser cierta
«A nosotros las emergencias nos pillan trabajando», aseguraba el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, este miércoles desde Almería, preguntado por la actitud de los miembros del Ejecutivo ante los incendios. «Este Gobierno no elige las crisis a las que ha de hacer frente, pero sí cómo estar al pie del cañón desde el primer día».
«Cuando tuvimos noticia del volcán de La Palma», argumentaba Bolaños, «en unas horas, el presidente del Gobierno estaba allí». «Cuando sucedió la dana de Valencia, en un par de horas estábamos reunidos en el Departamento de Seguridad Nacional todos los ministros competentes y en contacto con el presidente del Gobierno, que venía de un viaje en la India».
«Cuando llegaron otras emergencias, como por ejemplo la del gran apagón del mes de abril, en una hora y media estaba reunido el Consejo de Seguridad Nacional con todos los ministros competentes. A nosotros las crisis nos cogen trabajando. Por este motivo, a los ciudadanos les interesa que el Gobierno siga presidido por Pedro Sánchez y el PSOE».
Félix Bolaños, ministro de la Presidencia junto a Óscar puente,ministro de Transportes y Movilidad Sostenible
Sin embargo, la hemeroteca desnuda a Bolaños en su intento de ensalzar hasta la extenuación la labor del Ejecutivo cuando llegan los momentos delicados.
La pandemia del coronavirus
La crítica de que el Gobierno llegó «tarde y mal» a la gestión de la pandemia del coronavirus fue una constante de la oposición en aquellos complicados meses. España, ya con el PSOE en Moncloa, ignoró las advertencias internacionales y la situación de otros países de su entorno al dar una respuesta tardía a la emergencia sanitaria, que se cobró miles de vidas.
Nuestro país, a pesar de contar con informes internacionales que alertaban del peligro, permitió en los primeros días que se llevaran a cabo manifestaciones multitudinarias y otros grandes eventos deportivos, algo que fue fatal para el transcurso de los acontecimientos.
Pero, sin embargo, el hecho que aniquila la tesis de Bolaños llegó en la segunda ola, cuando la pandemia entraba en una «nueva normalidad» que en el fondo y la forma significó el descargo progresivo en las comunidades autónomas de la gestión de una situación que estaba lejos de darse por controlada.
La más polémica fue la decisión de depositar en ellas la decisión de volver a pedir el estado de alarma en caso de que lo vieran necesario. Una manera de patear la pelota que estaba sobre el tejado del Ejecutivo.
«Las CCAA son ahora quienes ostentan el mando en su territorio, siempre van a contar con el respaldo y el asesoramiento del Gobierno de España, ningún reproche, al contrario, máxima colaboración, que es lo que quiere la ciudadanía», aseguró Sánchez.
La dana y la ministra Ribera
«Cuando sucedió la dana de Valencia, en un par de horas estábamos reunidos en el Departamento de Seguridad Nacional todos los ministros competentes», repitió Bolaños desde Almería. Nadie se lo niega, pero no dice toda la verdad, ya que en aquellos horribles y trágicos días en la Comunidad Valenciana, tras las riadas, hubo una ausencia muy significativa.
Teresa Ribera, entonces ministra de Transición Ecológica, ni estuvo en Valencia ni se la esperó. El propio Ejecutivo reconoció que estaba el día de la gota fría en Bruselas, donde se preparaba el examen para la vicepresidencia ejecutiva de la Comisión Europea. La socialista no abandonó sus quehaceres europeos, aunque desde su ministerio deslizaron que estuvo «en todo momento localizable por videoconferencia» y que llamó hasta en cuatro ocasiones a Mazón para ofrecerle ayuda. Ribera decidió regresar a Madrid para dejarse ver desde entonces fugazmente en alguna foto de los grupos de trabajo.
El caos ferroviario
Para crisis con visos de ser eterna, la de los trenes, donde el penúltimo capítulo de esta historia se ha escrito este verano con el ministro responsable, Óscar Puente, de vacaciones, pero tuiteando. El representante de Transportes, siempre rápido para señalar a sus rivales políticos, pero no para reaccionar en las crisis de su sector, estuvo compartiendo vídeos de las fiestas de Altea mientras cientos de viajeros sufrían las consecuencias del enésimo caos ferroviario.
Entre el lunes y el martes escribió más de 50 mensajes en los que llamó «sinvergüenza» a Alfonso Fernández-Mañueco por estar de descanso en Cádiz, y preguntarse por la situación del presidente andaluz, Juanma Moreno, al que afeó su ausencia tras los incendios en la Mezquita de Córdoba y Tarifa. Eso sí, no abrió la boca para ofrecer explicaciones a los españoles que se suelen quedar atrapados en un tren casi a diario.
En su lugar, ha dado la cara el delegado del Gobierno en Andalucía en funciones, Francisco Toscano que ha achacado el caos ferroviario a la «obsolescencia» de la red ferroviaria, pero no ha dejado pasar la oportunidad de criticar al PP por su «falta de inversiones» cuando gobernó.