El primer paciente del chip cerebral de Musk rompe su silencio: «Siento que tengo potencial de nuevo»

«Siento que estoy tratando de recuperar el tiempo perdido tras ocho años sin hacer nada». De esta forma valoraba Noland Arbaugh su nueva vida, la cuál ha cambiado drásticamente tras recibir el chip cerebral experimental de Elon Musk. Arbaugh, que se convirtió en febrero de 2024 en la primera persona que recibía el chip de Neuralink, ha querido valorar su propia experiencia un año y medio después de la operación.

«Digamos que los últimos 18 meses no han sido exactamente aburridos», empezaba Arbaugh, que compartía su experiencia en un mensaje compartido en la red social X.

El estadounidense de tan solo 31 años vio su vida totalmente truncada en 2016 cuando se dislocó dos vértebras en un accidente de natación. Desde ese momento perdió toda sensibilidad y movimiento por debajo de los hombros. Ahora, casi diez años después de ese trágico accidente, Arbaugh vuelve a sonreír. De hecho, ha aprovechado su nueva vida para incluso inscribirse en la universidad.

«Estoy tan ocupado todo el tiempo… Siento que estoy tratando de recuperar el tiempo perdido tras ocho años sin hacer nada. Antes me quedaba despierto toda la noche, dormía todo el día… simplemente no tenía ningún propósito», afirmó.

Desde que Noland Arbaugh se convirtiera en enero de 2024 en el primer paciente en recibir el implante de Neuralink, en el centro de Phoenix, la empresa de Musk ha realizado otras ocho operaciones similares, tres de ellas en Miami. El chip procesa sus señales neuronales y las transmite de forma inalámbrica a la aplicación Neuralink, que los decodifica en acciones e intenciones, permitiendo que todos ellos puedan ahora mover con sus pensamientos dispositivos externos.

Peculiaridades del chip cerebral

Neuralink se ha posicionado a la cabeza en lo que a chips cerebrales se refiere. Se trata de un implante del tamaño de una moneda, el cuál se coloca en el cráneo y se conecta al cerebro mediante sus hilos ultrafinos. Estos electrodos registran los impulsos eléctricos de las neuronas, los convierten en datos digitales y posteriormente los transmiten de manera inalámbrica a un dispositivo externo. Esto permite al usuario escribir o manejar dispositivos solo con el pensamiento.

Además de leer la actividad cerebral, el chip tiene el potencial de estimular neuronas enviando impulsos eléctricos, lo que abre la puerta a tratamientos para enfermedades neurológicas como el Parkinson. La implantación se realiza con un robot quirúrgico especializado para asegurar precisión y minimizar daños, y aunque sus primeras aplicaciones están enfocadas en la medicina, a largo plazo busca integrar de manera más profunda la interacción entre el cerebro humano y la inteligencia artificial.

«Desde mi última actualización, el chip en sí mismo sigue sorprendiéndome. Hemos visto mejoras en velocidad, estabilidad y capacidad de respuesta del modelo. Las cosas que antes requerían una recalibración frecuente ahora se bloquean por mucho más tiempo. El tiempo de calibración tiende a ser insignificante. Aún queda trabajo por hacer, pero el sueño de un verdadero cerebro listo para usar no parece lejano», sentenció Noland Arbaugh.