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Jesulín y Espinosa, en el programa de este jueves

Jesulín y Espinosa, en el programa de este juevesLa Sexta

‘El camino a casa’

La deuda con Rocío Jurado que convirtió a Jesulín en torero

El de Ubrique recuerda el curioso motivo por el que se lanzó a los ruedos

Jesulín no fue torero por vocación. Lo fue por un curioso motivo, por agradar a su padre, que estaba pasando momentos de apuro. Lo contó este jueves en la primera entrega de El camino a casa, el programa presentado por Albert Espinosa que tuvo como primer protagonista al diestro más popular de los años 90.

Humberto Janeiro, el padre de Jesulín, ejercía como promotor de conciertos. A su pueblo, Ubrique, quiso llevar a algunos de los artistas más demandados de los años 80. En concreto, al Gran Cinema Alcázar. Rocío Jurado, Manolo Escobar, El Fary, Bigote Arrocet y La Bombi –entonces popular por su participación en el concurso Un, dos, tres– fueron algunos de los contratados por Humberto. «No le fue bien, perdió dinero», contó de forma concisa el extorero.

Más bien le fue mal. Las deudas se acumulaban, entre ellas una con Rocío Jurado. En las afueras del pueblo, en un lugar llamado El Almendralejo, Humberto tenía un terreno. Allí pasaba muchas tardes la familia. Acuciado por ese golpe económico, el padre de Jesulín decidió ponerlo en venta. Y justo cuando colocó el cartel, su hijo comprendió que la situación era desesperada. Recordó que su padre siempre había querido tener un hijo torero. Así que para animarle, y para evitar que aquella venta se consumase, le soltó lo siguiente sin pensarlo demasiado: «¿Tú quieres que yo sea torero? Pues no vendas el campo». Al escuchar aquellas palabras, el padre retiró el cartel de «se vende» que acababa de colocar.

Jesulín tuvo que cumplir su palabra. Se formó en una escuela taurina de Cádiz y se vistió por primera vez de luces el 22 de agosto de 1987. Tenía 13 años. Con esa edad, cobró su primer buen dinero por torerar: 1.190.000 pesetas. Con esa cantidad su padre saldó la deuda con Rocío Jurado. Lo siguiente que hizo Humberto fue comprar un solar para hacer una casa («vivíamos de alquiler») y un Renault 15. Con 14 años, se compraron un piso. Con 15 adquirieron una furgoneta, un Renault 11 e «hicimos la casa». Con 16 se hizo con la posesión de una finca que posee en la actualidad. Y después siguió incrementando un patrimonio fruto de una profesión, la de torero, a la que llegó acuciado por las deudas de su padre.

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