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Marisol, con su actual pareja, Massimo Stecchini

Marisol, con su actual pareja, Massimo StecchiniLa 1

Lazos de sangre

Pepa Flores manda un mensaje desde su retiro

«No he matado a Marisol», dice la artista malagueña por boca de su hermana Vicky

En una entrevista en blanco y negro –lo que da una pista de la época en que fue grabada– dice: «Mi vida es mía». Es el tráiler de lo que vendrá después. De su retirada de la escena pública. En 1983 grabó su último disco. En 1985 rodó su última película. Ella, que había sido la gran estrella española de la canción y el cine. Ella, la que apareció públicamente por última vez en el 2000, cuando la nombraron malagueña del siglo XXI. Pepa Flores, la artista anteriormente conocida como Marisol. Lazos de sangre dedicó este martes un especial en el que ella habló por personas interpuestas.

Sus voces en el documental de TVE su hermana Vicky Flores y su hija Celia Flores, que es cantante. La primera llega con un mensaje: «Hay una leyenda negra que dice que Pepe Flores mató a Marisol. No es cierto. Es la que más ha cuidado la imagen de Marisol». «Pepa Flores está muy agradecida a Marisol, y, además, la respeta muchísimo, quizá más que nadie. Además, ella me ha pedido que lo diga para que todo el mundo lo sepa: que no ha matado a ninguna Marisol y que Marisol sigue viviendo en ella». «Que no haya leyenda negra sobre lo que fue Marisol y Pepa Flores. Pepa Flores respeta a todo el mundo, lo único que quiere es paz», añade. En ocasiones no tiene esa paz porque la reconocen por la calle. Y le piden autógrafos y queda claro que sí, que las dos, Pepa y Marisol, viven en ella. «Ella firma 'Marisol'. Y debajo 'Pepa Flores'».

Su hija Celia comprende la retirada temprana de su madre: «Ha trabajado como diez vidas de una persona normal». Cierto. En 1960 rodó su primera película, Un rayo de luz. Y después vinieron años vertiginosos, en los que se convierte en el sustento familiar. La niña que en su Málaga natal compartía letrina con más de 50 familias se convierte en un icono español. Vive en Madrid en casa de su representante, Manuel Goyanes, mientras su madre reside en una pensión cercana. Jornadas de doce horas en el teatro. Película tras película. Ingreso en el hospital por una úlcera provocada por el estrés. Y todos los sábados a El Pardo, con la familia de Franco, a jugar y a cantar un poquito. Es la dura vida de la niña prodigio.

De niña a mujer, que diría Julio Iglesias. Se acabará casando con Carlos, el hijo de su primer representante. Solo durará tres años. Intimará con Gades, el bailarín, y tendrá tres hijas. El amor se acabará, pero no el respeto, y será entonces cuando vuelva a su Málaga natal, donde encontrará el amor con un pizzero italiano. «Esta es la tierra en la que querías estar y es la tierra en la que estás», dice Celia Flores al final del documental mientras contempla Málaga desde lo alto.