Doble expulsión en MasterChef 13 tras una noche de máxima tensión y exigencia
Doble expulsión en MasterChef 13 tras una noche de máxima tensión y exigencia: «Este bochorno no se volverá a tolerar»
Los jueces endurecen su criterio en el sexto programa de la edición, marcado por un desastre colectivo en la prueba de exteriores y la inesperada eliminación de dos aspirantes...
MasterChef 13 ha alcanzado su punto de inflexión. Con la competición avanzando hacia su ecuador, los jueces han elevado el nivel de exigencia y han dejado claro que los errores ya no tienen cabida. El sexto programa de esta edición estuvo cargado de retos exigentes, giros inesperados y una resolución que sorprendió a todos: dos aspirantes fueron eliminadas en una misma noche, marcando un antes y un después en la temporada.
La jornada comenzó con una de las pruebas más técnicas y desafiantes hasta el momento. Los concursantes trabajaron en parejas para replicar una compleja receta del chef Jordi Cruz, pero bajo unas condiciones insólitas: uno de los miembros del dúo veía el plato original y debía transmitir las instrucciones sin poder observar el proceso de cocinado, mientras que el otro cocinaba sin posibilidad de comunicarse verbalmente ni ver el emplatado. Esta dinámica puso a prueba tanto la confianza como la precisión de los participantes.
Algunas parejas destacaron positivamente, como Bea y Chema, cuya compenetración dio buenos resultados. Sin embargo, fueron Ismael y Víctor quienes sobresalieron. La combinación entre la intuición del GEO y las indicaciones del fisioterapeuta permitió que sacaran adelante todas las elaboraciones del complejo plato, a pesar de ciertos detalles mejorables. Para los jueces, su desempeño fue el más completo. Jordi Cruz fue rotundo: «Has sido el mejor del reto», dijo dirigiéndose a Ismael, quien sigue consolidándose como uno de los aspirantes más fuertes de la edición.
Un prueba de exteriores terrible
A continuación, el programa se trasladó hasta Sotogrande (Cádiz) para una prueba de exteriores ambientada en el mundo del polo. Allí, los aspirantes, divididos en dos equipos liderados por los mejores del reto anterior —Ismael y Víctor—, debían preparar un menú para 70 comensales. No obstante, la desorganización, la falta de liderazgo y la nula coordinación convirtieron la prueba en un auténtico caos. Tanto fue así, que María Álvarez, exconcursante de la anterior edición y chef privada, quedó consternada ante el bajo nivel mostrado por ambos grupos.
Los jueces, visiblemente molestos, no dejaron pasar por alto la debacle. Nadie logró salvarse: todos recibieron el delantal negro, símbolo de estar en riesgo de eliminación. «Mal, mal, mal», sentenció Jordi Cruz, mientras que Samantha Vallejo-Nágera exigió autocrítica a los aspirantes: «Este bochorno no se puede repetir».
En un intento por levantar el ánimo antes de la temida prueba de eliminación, regresaron a las cocinas varios exaspirantes ya expulsados: Miguel, Jorge, Eva, Elena y Ana María. Su cometido era seleccionar a un concursante para salvar. La elegida fue Clara, quien recibió la noticia entre lágrimas de gratitud. Como gesto adicional, Clara tuvo la oportunidad de liberar a otros dos compañeros de la eliminación, y escogió a Ana y Emilio, guiada por la afinidad y el deseo de impulsar su evolución en el programa.
Doble expulsión
La prueba de eliminación rindió tributo al tradicional menú del día, con una reinterpretación creativa de platos clásicos en versiones dulces y saladas. Bajo la mirada crítica de la chef Lydia del Olmo, galardonada con una estrella Michelin y un Sol Repsol, los aspirantes en riesgo lucharon por mantenerse en el concurso. El jurado contó además con la colaboración especial de cinco reporteros con Trastorno del Espectro Autista, cuya valoración aportó frescura, autenticidad y emoción a la prueba.
Bea se coronó como la vencedora del reto gracias a sus originales propuestas: unos tallarines con salsa de tomate y un helado de natillas acompañado de galleta de canela.
Finalmente, los jueces anunciaron una decisión inesperada: no habría una, sino dos eliminaciones. Limin y Ariana abandonaron las cocinas, sorprendiendo tanto a sus compañeros como a la audiencia. «¿Quééééé?», exclamaron los concursantes salvados desde la galería. MasterChef 13 ha dejado claro que no hay espacio para el error. La competencia se estrecha, y cada prueba puede significar el fin del camino hacia el ansiado título.