F1: La película llega a los cines el próximo 27 de junio
Cine
'F1: La Película': adrenalina apta no solo para fans de la Fórmula 1
Un argumento muy clásico y hollywoodiense, servido con la más alta tecnología cinematográfica del momento
Las carreras automovilísticas siempre han resultado muy cinematográficas, aunque complejas de rodar. Recordemos títulos inolvidables como Grand Prix (J, Frankenheimer, 1966), Las 24 horas de Lemans (L. Katzin, 1971), Días de trueno (T. Scott, 1990), Senna (A. Kapadia, 2010), Lemans ´66 (J, Mangold, 2019) o el más reciente Ferrari (M. Mann, 2023), unos inspirados en casos reales y otros no. Los héroes al volante siempre dan juego a historias de superación coronadas con escenas espectaculares de carreras vertiginosas. La película de Joseph Kosinski y de su guionista Ehren Kruger no se basa en un personaje histórico, es ficción y sigue un poco el mismo esquema dramático que la última película que hicieron juntos, Top Gun: Maverick. A saber: el regreso del héroe.
Rubén Cervantes (Javier Bardem) es un expiloto de Fórmula 1 que ahora es dueño de una escudería. Lleva una racha muy mala y está a punto de arruinarse. Entonces va a visitar a su antiguo compañero Sonny Hayes (Brad Pitt), que en los noventa tocó la gloria pero tuvo que retirarse tras un accidente brutal. Ahora sobrevive corriendo por libre en circuitos de tercera fila. Rubén le propone ponerse al frente de su equipo de Fórmula 1 porque necesita ganar una carrera y confía en que él pueda hacerlo. El actual líder del grupo, Joshua Pearce (Damson Idris), es un joven ambicioso e intrépido, pero le falta la madurez y la experiencia que solo Sonny puede aportar. El problema es que Sonny no quiere despertar los fantasmas del pasado.
El conflicto más interesante del film es el que se da entre Sonny y Pearce, antagonistas dentro de un mismo equipo; ambos representan dos filosofías de vida distintas y dos conceptos opuestos del éxito. Para el joven Pearce el éxito viene de ganar, de la fama y del reconocimiento social. Para Sonny el único éxito es el puro placer de correr para sentirse vivo y libre. La película es también un elogio de la amistad y el compañerismo, expresado con fuerza en la relación entre Rubén y Sonny.
La película como tal es un espectáculo que a algunos puede resultar atronador, no solo por la intensa partitura de Hans Zimmer, sino también por el abrumador diseño de sonido y el trepidante montaje. Las carreras, rodadas con cámara Imax, son apabullantes e inmersivas. En realidad, basta decir que se trata de una producción de Jerry Bruckheimer para dar todo eso por supuesto. Por todo ello el envoltorio queda en el recuerdo con más fuerza que la trama dramática, que como hemos dicho es mucho más previsible y convencional.
Se trata de un argumento muy clásico y hollywoodiense, servido con la más alta tecnología cinematográfica del momento. La productora del film afirma que es la película de carreras más sorprendente que se haya rodado nunca. Pero en el cine no todo es virtuosismo técnico. Aunque hay que decir que el equipo artístico está de sobresaliente, y que la interpretación de Brad Pitt, a causa de la cantidad de planos en los que sale con el casco puesto, gravita exitosamente sobre sus ojos. Bardem está grande y Damson Idris está correcto. Los amantes de la Fórmula 1 disfrutarán más que los profanos, y todos gozarán de 155 minutos de aire acondicionado.