Cary Grant y Audrey Hepburn, en un fotograma de Charada
Cine
Por qué Cary Grant no quería protagonizar 'Charada' con Audrey Hepburn
El actor puso una condición para aceptar el papel del apuesto Peter Joshua
A caballo entre una comedia romántica, una película de espías y un escaparate de Givenchy, Charada, más de 60 años después de su estreno, sigue siendo uno de los thrillers románticos más apasionantes del cine. En el centro de ella se encuentra Audrey Hepburn, contrapuesta a su personaje habitual en pantalla en su primera película de suspense aunque todavía envuelta en lujosos trajes a medida.
Ya no es la ingenua de ojos de cervatillo que presentó Vacaciones en Roma y Sabrina. Ahora interpreta a Reggie Lambert, una mujer hastiada que, tras unas vacaciones en los Alpes, encuentra a su marido Charles asesinado. Aunque planeaba divorciarse de él porque no le amaba, su muerte le crea más problemas de los que resuelve, ya que descubre que fue espía durante la Segunda Guerra Mundial y desapareció con una buena cantidad de fondos estadounidenses. Ahora es a ella a la que la CIA reclama el dinero y solo contará con la ayuda del apuesto Peter Joshua (Cary Grant) para conseguir encontrarlo.
Grant y Hepburn formaron uno de los dúos más icónicos del cine, pero estuvo a punto de no ser así. El actor pensó en rechazar su papel preocupado por la diferencia de edad de 25 años entre él y su coprotagonista, que, por otro lado, fue la primera y única opción para su papel gracias a su natural combinación de elegancia y profundidad emocional.
Hay quien opina que las reticencias de Grant no se debieron solo a ello, sino también a un fatídico encuentro previo años antes en una cena organizada por Stanley Dohen. Hepburn, nerviosa por conocer a uno de sus actores favoritos, terminó derramando una botella de vino tinto en el elegante traje color crema de Grant. El director recordó que el actor fue amable con la joven estrella, pero quizás le guardaba cierto rencor. Así se justificaría que tampoco quisiera protagonizar con ella en Vacaciones en Roma, Sabrina y Ariane.
Para cuando Charada estaba en desarrollo, Cary Grant ya era una leyenda, pero se había vuelto cauteloso con los papeles románticos junto a actrices mucho más jóvenes. A sus 59 años, le preocupaba que el público pudiera encontrar esas parejas poco convincentes o incluso incómodas, especialmente en un thriller romántico. Grant dudaba en retomar el papel habitual del encantador hombre mayor que busca a una mujer más joven.
Cary Grant no estaba convencido con la diferencia de edad de 25 años
Inicialmente, rechazó el papel, lo que llevó al estudio a explorar otras estrellas como Rock Hudson y James Stewart. Sin embargo, el director Stanley Donen insistió: la sofisticación, la impecable sincronización y el ingenio mordaz de Grant eran esenciales para capturar el tono de la película.
Tras varias conversaciones, Grant aceptó, pero con una condición: modificar el guion para que la búsqueda romántica viniera del personaje de Hepburn, Regina, en lugar del suyo. Este cambio —convirtiendo a Regina en la coqueta y a Peter en el reticente receptor de su atención— invirtió los roles de género tradicionales e inyectó un humor fresco que se convirtió en un rasgo distintivo de la película.
Con el encanto reticente de Grant y la calidez magnética de Hepburn, los protagonistas estaban definidos, pero su química en pantalla aún no se había forjado. Se conocieron brevemente antes del inicio del rodaje y su mutuo respeto forjó un ambiente de trabajo fácil para todo el equipo. Su química –elegante, ingeniosa y absolutamente creíble– sigue siendo a día de hoy una referencia en las duplas cinematográficas.
Su relación pronto se convirtió en una amistad que traspasó la pantalla y que encandiló tras su estreno. Charada recibió los elogios de la crítica y una sólida recaudación en taquilla, llegando a acumular 13 millones de dólares –una cifra destacada para ser la década de los sesenta–. La ingeniosa combinación de romance, misterio y humor resultó tan irresistible como la dinámica de Grant y Hepburn.
El público, ya fascinado por ambas estrellas por separado, acudió en masa para conocer cómo era su tándem. Al final, reconocer abiertamente la diferencia de edad entre ambos, transformó lo que podría haber sido un desafío en uno de sus mayores atractivos.