Master Chef Celebrity 10
Una croqueta deconstruida, un liderazgo fallido y el fin de Soraya en MasterChef Celebrity
La cocina vibró con los platos de Juanjo Bona, Miguel Torres y José Manuel Parada, siendo este último el que logró alzarse con el ansiado delantal dorado
Lo que comenzó con música, ritmo y fogones terminó con lágrimas, tensión y una croqueta irreparable. MasterChef Celebrity 10 celebró su octava semana de competición en una entrega que combinó espectáculo, homenaje y una eliminación definitiva: la de Soraya Arnelas, que regresaba tras haber sido repescada... solo para protagonizar uno de los fallos más sonados de la edición.
El programa arrancó en plató con una prueba en la que la gastronomía se mezcló con los grandes himnos de la historia musical. Bajo la batuta de un DJ, los aspirantes debían identificar canción y artista para acceder a ingredientes ocultos bajo campanas. Un reto de precisión auditiva y creatividad culinaria que dejó en evidencia a más de uno, especialmente a Torito y a la Mala Rodríguez, incapaces de conectar sabores con melodías.
Por el contrario, la cocina vibró con los platos de Juanjo Bona, Miguel Torres y José Manuel Parada, siendo este último el que logró alzarse con el ansiado delantal dorado, símbolo de inmunidad y liderazgo. Parada no solo brilló entre los fogones: también asumió la capitanía del equipo azul en la prueba de exteriores, donde se rendía homenaje a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
La prueba de exteriores se celebró en el Centro Policial de Canillas, en Madrid, y fue, sin duda, el momento institucional de la noche. Ochenta agentes del cuerpo policial asistieron a un servicio diseñado por los chefs Oswaldo y Bruno González, en el que los aspirantes debían reinterpretar el plato combinado, aquel símbolo de subsistencia creado durante la Guerra Civil para sortear las restricciones del «día del plato único».
Parada conformó su equipo azul con Miguel, Torito y la Mala. Por su parte, y a propuesta directa del propio Parada, Soraya tuvo que capitanear el equipo rojo tras su cuestionable liderazgo en semanas anteriores. Un castigo con forma de segunda oportunidad. No obstante, el destino le jugó una mala pasada: Valeria Ros, integrante del equipo rojo, se vio obligada a retirarse por una posible gastroenteritis, dejando al equipo en clara desventaja.
La ausencia de Valeria desequilibró los tiempos y las fuerzas. Fue tal el caos que Pepe Rodríguez se vio obligado a intervenir personalmente para evitar el naufragio total del equipo. Mientras los azules cumplían —sin deslumbrar—, los rojos firmaban una ejecución errática, sin mando y con una capitana superada por las circunstancias. El resultado fue contundente: victoria para los azules y pase directo a la prueba de eliminación para los rojos.
La cocina se convirtió de nuevo en un campo de batalla emocional. Con los delantales negros, Juanjo, Mariló, Valeria y Soraya se enfrentaron a la temida prueba de eliminación. El reto: versionar el plato combinado, elevando con técnicas modernas lo que un día fue un menú de carretera. Una propuesta con vocación de homenaje a la cocina popular, y no un pretexto para el caos.
Valeria presentó un arroz con chistorra «faltero de sabor»; Mariló sorprendió con una merluza a la romana «muy lograda»; Juanjo apostó por un steak tartar que «se podía comer» y luego vino el desastre: la croqueta de Soraya. Una elección con riesgo que acabó en bochorno. La aspirante —que pretendía deconstruir el plato— se equivocó al escoger la harina y presentó una masa pastosa, sin forma ni estructura. «Es un batiburrillo, y lo mejor ha sido tu discurso», sentenció el jurado con la diplomacia justa.
El adiós definitivo de la manchega
Tras una breve deliberación, los jueces no titubearon: «La aspirante que no continúa en las cocinas de MasterChef es Soraya». Esta vez, sin repesca. La cantante se marchó agradecida, reconociendo su fallo y valorando su actitud por no haberse rendido. «La harina me ha desbordado, pero no me he derrumbado», dijo con honestidad.
En los fogones de MasterChef no basta con saber cocinar: hay que saber resistir. Y algunos, sencillamente, no están hechos para la presión de la cocina televisada.