Fundado en 1910
La saga de James Bond cuenta, hasta ahora, con 25 películas oficiales

De izquierda a derecha, Timothy Dalton, Pierce Brosnan, Daniel Craig, Sean Connery y Roger MooreDavid Díaz

Cine

El actor de James Bond que se alegró cuando dejó la saga y vio a Pierce Brosnan como 007: «Me sentí libre»

Las dos películas que protagonizó como James Bond fueron precursoras del cine de acción de los 90

En 1985, después del estreno de Panorama para matar, un Roger Moore de 58 años decía adiós al personaje que le había convertido en leyenda, James Bond. Y en ese momento, Eon Productions, dueña de la franquicia, se puso manos a la obra para encontrarle sustituto.

El primer candidato fue el actor irlandés Pierce Brosnan, que hizo unas pruebas de cámara que fueron del gusto de Cubby Broccoli, director creativo de la saga, por lo que empezaron a trabajar en la nueva película de la saga que iba a estrenarse en 1987. El momento era perfecto, pues la serie Remington Steele de la NBC le había hecho tremendamente popular.

Pero cuando EON Productions anunció el fichaje del actor de 34 años, la NBC renovó automáticamente su contrato y le obligó a realizar una temporada más de Remington Steele. Y Brosnan, absolutamente desolado, se quedó fuera del proyecto.

Llamaron entonces al siguiente de la lista, Timothy Dalton, que ya había sido considerado para sustituir a Sean Connery en 1968 cuando apenas tenía apenas 22 años por lo que fue él mismo quién rechazó el papel permitiendo así la entrada de Moore en la saga y que acabaría dando vida al personaje en siete ocasiones entre 1973 y 1985, aunque en sus dos últimas películas, Octopussy y Panorama para matar, el nombre de Dalton ya se había puesto encima de la mesa. Por eso, cuando la NBC le hizo aquella jugarreta a Brosnan, Eon no lo dudó y llamó a Dalton que, ¡al fin!, pudo entrar en el proyecto.

Timothy Dalton, como James Bond

Timothy Dalton, como James Bond

Después del Bond de Roger Moore, más descarado y un poco más cómico que el de Sean Connery, que le dio vida en seis ocasiones (además de Nunca digas nunca jamás), y George Lazenby, que le interpretó sólo una vez, Eon quería darle un giro al personaje. La idea era aproximarle a la idea original de Ian Fleming, autor de la saga, con menos fantasía tecnológica y con un Bond con mayor dureza emocional. Dalton, un lector apasionado de las novelas de Fleming, quiso aproximarse al personaje literario, un agente cansado, afectado emocionalmente por sus misiones y con conflictos morales. El actor, en definitiva, abrió las puertas al Bond atormentado, elegante pero letal, complejo, solitario y disciplinado capaz de sentir furia, dolor y frustración.

Dalton protagonizó 007: Alta tensión en 1987 y Licencia para matar en 1989 logrando revitalizar al personaje de manera significativa. Pero su reinado como el agente secreto más famoso de la historia del cine solo duró dos películas, pero no por problemas creativos ni de recaudación, sino legales. Y es que, a finales de los 80, United Artists, el estudio que había producido las películas de Bond desde sus inicios, fue comprado por la MGM que, poco después, vendió y revendió en una serie de operaciones financieras. Danjaq, la empresa dueña del personaje perteneciente a Cubby Broccoli y su familia, consideró que se habían vulnerado sus derechos de distribución, demandó a la MGM y las películas quedaron congeladas durante casi un lustro. Pero cuando en 1994 ambas compañías llegaron a un acuerdo y se reactivó la saga, Dalton, de casi 40 años, no quiso regresar.

Pierce Brosnan como James Bond en una imagen de archivo

Pierce Brosnan como James Bond en Goldeneye

Eon entonces volvió sobre la opción de Pierce Brosnan que se estrenó como James Bond en 1995 con GoldenEye. Pero esta no iba a ser la película que hubiera protagonizado Dalton. La suya iba a girar en torno a la piratería informática a escala global y el uso de redes digitales para influir en los gobiernos, algo completamente adelantado a su tiempo. Como fue adelantado a su tiempo el tono general de sus dos películas que fueron elogiadas porque con él había regresado un tono más serio a la saga después de los excesos de Roger Moore en sus últimos títulos. No en vano, el principal pero que se puso a ambas cintas es que fueran «demasiado violentas» por si el público no aceptaba a un Bond más letal y psicológico. De hecho, Licencia para matar fue la primera película de la saga en recibir la calificación de PG 13 (no recomendada para menores de 13 años).

Sin embargo, aunque ambas películas fueron bien en taquilla, las interpretaciones de Dalton fueron olvidadas. Fue tiempo después, cuando el cine de los 90 empezó a adoptar un carácter más realista y adusto, que la propia crítica entendió que aquellos títulos habían sido de una gran influencia para el cine que vendría después. Y, además, innegable que el Bond de Brosnan -para muchos, el mejor-, que abarcó cuatro películas entre 1995 y 2002, está enormemente influido por los códigos narrativos de las dos cintas de su predecesor, el verdadero precursor del Bond moderno.

Dalton nunca lamentó la decisión que tomó y ha hablado en muchas ocasiones sobre ello. En cierta ocasión declaró, elocuentemente: «Cuando vi los primeros carteles de Pierce pensé: «¡Dios mío, ya no tengo que estar ahí con una pistola en la cabeza!» Y, de repente, ¡me sentí libre!».

Temas

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas