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04 de mayo de 2024

Cervantes, Garcilaso de la Vega y Shakespeare

Cervantes, Garcilaso de la Vega y Shakespeare

La LOMLOE sacrifica a los clásicos y se aleja de Occidente en nombre de «la diversidad»

El Ministerio de Educación potencia el aprendizaje de la comprensión lectora e introduce a «autoras silenciadas» y «escritores afroamericanos» en detrimento de Cervantes, Garcilaso o Shakespeare

En 3º y 4º de la ESO parece llegar ese momento terrible (o maravilloso, según a quién se pregunte) en el que un alumno se adentra, por fin, en la maravillosa literatura española.
Ante sus curiosos ojos aparecen títulos que marcarán su vida para siempre, desde el imprescindible Cantar de Mío Cid al culmen de la literatura hispánica, El Quijote. Pero también otros imprescindibles del Siglo de Oro como Garcilaso de la Vega; La Celestina, de Fernando de Rojas; Lazarillo de Tormes, la anónima obra cumbre de la picaresca; La vida es sueño, de Calderón de la Barca, o Fuenteovejuna, de Lope de Vega.
En el listado, que elige en un sesenta por ciento el Estado y en un cuarenta por ciento la comunidad autónoma, suelen incluirse también otros títulos como Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique; Entremeses, de Cervantes, o los Episodios Nacionales, de Benito Pérez Galdós.
En su lugar, el nuevo itinerario educativo propone «textos disidentes», pero también recuperar a las «mujeres silenciadas». ¿La justificación? Es en 3º de la ESO cuando, según los estudios de hábitos de lectura, los jóvenes comienzan a perder el interés. Por eso, aunque los centros educativos ya tenían libertad para decidir las lecturas de sus estudiantes, la nueva ley busca implantar otra visión de la lectura, centrada no únicamente en la transmisión del patrimonio cultural, sino también en los temas candentes, actuales y «de interés» para el alumno.
Más allá de la literatura universal, algunas de las propuestas incluyen libros feministas como Tea Rooms, de Luisa Carnés, o ampliamente reconocidos, como el Diario de Anna Frank. La proposición pasa por huir de lo occidental y eurocéntrico para recuperar o descubrir autores afroamericanos, como Alice Walker, o directamente africanos, como la etíope Ennatu Domingo.
'Madera de eucalipto quemada', de Ennatu Domingo

'Madera de eucalipto quemada', de Ennatu Domingo

Lectura con perspectiva de género

Según la página web de Ministerio de Educación, se propone la lectura de obras y fragmentos relevantes del patrimonio literario nacional y universal y de la literatura actual, inscritas en itinerarios temáticos o de género que atraviesan épocas, contextos culturales y movimientos artísticos. Los saberes implican las conversaciones literarias, la incorporación del metalenguaje específico, la construcción del sentido de las obras, la relación con otros textos y con las nuevas formas de ficción o la lectura con perspectiva de género, entre otros.
La poesía de Garcilaso de la Vega, san Juan de Cruz o Fray Luis de León; las obras de Shakespeare, las novelas de Galdós... todo pierde interés en favor de una mejor comprensión, una mayor facilidad en la lectura o, simplemente, un menor esfuerzo en el estudio. Sin embargo, el nuevo currículo no propone eliminar los clásicos, sino simplemente apartarlos, o dejarlos para etapas posteriores de la educación, aunque ya no se trate de la educación obligatoria.
Las «voces de mujeres» y las «obras procedentes de contextos culturales no occidentales» cobran protagonismo en un currículo que propone itinerarios como «¡A por el tesoro!», con libros como Jasón y los argonautas, Astérix y Tintín, La isla del tesoro, Los tres mosqueteros, El señor de los anillos, Harry Potter. En «El castigo, a debate», La dama del alba, el Génesis, los mitos de Prometeo, Pandora y Dédalo e Ícaro y la novela gráfica El Príncipe y la Modista «configuran una constelación literaria en torno al cuestionamiento del castigo como modelo ético de restitución del orden y su rentabilidad en la ficción narrativa y teatral».

La lectura en la LOMLOE y la comprensión lectora de los alumnos

La LOMLOE, la última de las normativas vigentes en el ámbito educativo, afecta a todos los niveles de enseñanza no universitaria, así como al acceso y admisión a la universidad.
Hasta el momento, la aplicación de la también conocida como ley Celaá se ha hecho solo en los cursos impares, por lo que a partir de este curso académico se implementará en segundo, cuarto y sexto de primaria, segundo y cuarto de la ESO y segundo de bachillerato.
El gobierno socialista, impulsor de la ley, aseguró en su momento que con su entrada en vigor se daría la obligación de un tiempo diario de lectura en el aula.
Una declaración más formal que efectiva, ya que los currículos no sufren apenas cambios significativos frente a las normas estatales anteriores. La LOMLOE afirma que «el fomento del hábito y del gusto por la lectura» impacta de manera positiva «en la mejora de la comprensión lectora y el pensamiento crítico», pero delega en las administraciones educativas la concreción y los planes de fomento de dicha actividad.
Arrinconar los clásicos españoles en bachillerato a cambio de profundizar en el Diario de Ana Frank pone de relieve otro de los grandes lastres con los que llegan los alumnos a un estadio superior de las etapas educativas: su baja comprensión lectora.
Según el último informe PIRLS 2021, nuestros estudiantes de 9 a 10 años han empeorado en esta área, clave para el futuro entendimiento de obras mucho más complejas en bachillerato (cuando estas se estudiaban o leían en el aula).
Así, el trabajo arrojó la conclusión de que los estudiantes de 4º de primaria bajaron siete puntos respecto al anterior, aparecido en 20216. A día de hoy, España se sitúa en el puesto 21 (escalafón que comparte con Nueva Zelanda) con solo 521 puntos (frente a los 528 de los que gozaba).
Las alumnas presentaron un rendimiento mayor que los varones en comprensión lectora, aunque al menos en España las diferencias por sexo son de las más bajas entre todos los países participantes.
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