Un año sin Javier Marías, ¿hay alguien en España que haya tomado su testigo?

Ha pasado ya, tan pronto, un año desde la muerte inesperada de Javier Marías. ¿Quizá el último clásico de la literatura española? Nadie ha ocupado su lugar más allá de que nadie puede ocupar el lugar de otro. Pero la personalidad literaria de Marías no existía fuera de él en las letras españolas actuales. Algunos proyectos imposibles, porque no son él, incomparables, pero nombrables: ¿Enrique Vila Matas?, ¿Luis Landero? ¿Antonio Muñoz Molina?

Pero no es lo mismo, no son lo mismo. Claro. Su ausencia, 365 días ya de ausencia, ha ahondado en el vacío que dejó. Están sus novelas y sus artículos, pero ya nadie los escribe, ni los escribirá. Sí los publican, como el Corriere della Sera, ejemplo de la grandeza internacional del autor español, que va a lanzar 18 de sus novelas, incluida Negra espalda del tiempo.

Nadie ha tomado el testigo del clásico porque el clásico está en vías de extinción de la literatura. El escritor que escribía, escribía, escribía... Y escribiendo hasta escribía los títulos, sin pensar, solo escribiendo, como el flujo inconsciente cuya consciencia reservaba para sus artículos, fogonazos de pensamiento en medio de la literatura española en la que se oye el eco de un palacio abandonado, del que ahora abre sus ventanas el Corriere della Sera, como si Marías, el clásico, se hubiera despertado.