Cinco poemas cortos y clásicos sobre la felicidad para leer todas las noches antes de dormir
La búsqueda de la felicidad es una suerte de búsqueda del grial que se encuentra, pero tan pronto como se encuentra, se deshace entre las manos
poemas sobre la felicidad para leer antes de dormir:
- LA FELICIDAD (Juan Ramón Jiménez)
¡Mira la amapola
por el verdeazul!
Y la nube buena
redonda de luz.
¡Mira el chopo alegre
en el verdeazul!
Y el mirlo feliz
con toda la luz.
¡Mira el alma nueva
entre el verdeazul! - LA BELLEZA (Herman Hesse)
La mitad de la belleza depende del paisaje;
y la otra mitad de la persona que la mira…
Los más brillantes amaneceres; los más románticos atardeceres;
los paraísos más increíbles;
se pueden encontrar siempre en el rostro de las personas queridas.
Cuando no hay lagos más claros y profundos que sus ojos;
cuando no hay grutas de las maravillas comparables con su boca;
cuando no hay lluvia que supere a su llanto;
ni sol que brille más que su sonrisa……
La belleza no hace feliz al que la posee;
sino a quien puede amarla y adorarla. - LA CANCIÓN DEL PRESENTE (Manuel Machado)
No sé odiar, ni amar tampoco.
Y en mi vida inconsecuente,
amo, a veces, como un loco
u odio de un modo insolente.
Pero siempre dura poco
lo que quiero y lo que no…
¡Qué sé yo!
Ni me importa…
Alegre es la vida. Y corta,
pasajera.
Y es absurdo,
y es antipático y zurdo
complicarla
con un ansia de verdad
duradera - SI YO PUDIERA MORDER LA TIERRA TODA (Fernando Pessoa)
Si yo pudiera morder la tierra toda
y sentirle el sabor sería más feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural...
No todo es días de sol
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente como quien no se extraña
con que existan montañas y planicies y que haya rocas y hierbas...
Lo que es necesario es ser natural y calmado en la felicidad o en la
infelicidad.
Sentir como quien mira. Pensar como quien anda,
y cuando se ha de morir,
Recordar que el día muere y que el poniente
es bello y es bella la noche que queda.
Así es y así sea. - POSESIÓN DE TU NOMBRE (Pedro Salinas)
Sola que tú permites,
felicidad, alma sin cuerpo.
Dentro de mí te llevo
porque digo tu nombre,
felicidad, dentro del pecho.
«Ven»: y tú llegas quedo;
«vete»: y rápida huyes.
Tu presencia y tu ausencia
sombra son una de otra,
sombras me dan y quitan.
(¡Y mis brazos abiertos!)
pero tu cuerpo nunca,
pero tus labios nunca,
felicidad, alma sin cuerpo, sombra pura.