Saint-Exupéry y su amigo André Prévot se estrellaron tras despegar por exceso de combustible. Durante su convalecencia escribió Tierra de los hombres como si la escribiera desde la soledad y la melancolía de una cabina de avión, su escritorio esencial. Un relato existencial, una mirada al pasado, un repaso vital: la infancia, la juventud, el oficio de piloto, el amor y la necesidad de sobrevivir con él a la deshumanización patológica del mundo en la visión y sensibilidad del autor.