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Letrero escrito en fala extremeña en el pueblo de Eljas

Letrero escrito en fala extremeña en el pueblo de EljasGoogle Maps

La carambola lingüística que ha llevado a unos 6.000 extremeños a hablar un idioma casi gallego

A fala extremeña sobrevive en un valle fronterizo con Portugal como testimonio del nacimiento de la nación española

San Martín de Trevejo, Eljas y Valverde del Fresno, tres pequeños y preciosos pueblos del valle de Xalama, en Extremadura, fronteriza con Portugal, albergan uno de los tesoros lingüísticos más sorprendentes y únicos de España. A fala.

Así de buenas a primeras, puede parecer uno de los muchos intentos en la España de las autonomías, bajo el padrinazgo de la izquierda radical antiespañola, de tomar una pequeña habla o dialecto sin mayor trascendencia y convertirlo en lengua propia de una autonomía e imponer la inmersión lingüística para tensionar un poco más las suturas de la unidad cultural, espiritual y política de España.

No es así con el caso de la fala extremeña. Estamos ante un curioso fenómeno lingüístico que hunde sus raíces en la Edad Media y, pese a los intentos del independentismo gallego de instrumentalizar políticamente la fala y emplearla con fines partidistas.

La gran perjudicada fue la fala y sus hablantes, que se vieron en medio de una disputa identitaria con la que nada tienen que ver.

Sus habitantes, por el contrario, tratan de reivindicar la defensa y pervivencia de su idioma sin renunciar por ello al español. En este pueblo es frecuente encontrar indicaciones para coches y peatones escritos en la fala: «Aishuntamentu», «centru médicu», «cementerio», «Bar d’us Jubilaus», «camiñu d’u Portu»…

Los mismo con las calles: «Calli Currieira», «Calli as Parras», «Calli du Palqui», «Calli Santa Marina», «Calli San Peiru», «Calli da Iglexa»…

Como ejemplo literario de la fala, estos versos del poeta extremeño Domingo Frades titulados A nosa fala:

Esta fala dos nosus maioris
é cumu un tesoiru pa usal i aprecial,
un fiu de oiru que enfía as milloris
historias nas reidis do nosu Lugal.

La fala extremeña es un curioso fenómeno de lengua híbrida, con una estructura que básicamente procede del gallego y con indudables influencias del portugués y del asturleonés.

La influencia del portugués es comprensible debido al contacto con la frontera portuguesa, y es un fenómeno habitual, en una dirección y en otra, en las zonas fronterizas de cualquier país.

La influencia asturleonesa tampoco es particularmente extraña. Al fin y al cabo, Extremadura ha formado parte de la zona de Reconquista y expansión hacia el sur de la Corona de León durante la Edad Media.

Sin embargo, ¿cómo ha llegado el gallego hasta el sur sin que ni siquiera exista continuidad idiomática entre Galicia y Extremadura y mucho menos territorial ni ahora ni en ningún momento de la historia?

Hasta la llegada de los Trastámara, el galaico-portugués era la lengua de prestigio en la España castellano-leonesa

Para encontrar la respuesta hay que tener en cuenta dos elementos. El primero, los procesos de repoblación medievales en época medieval a medida. A medida que avanzaba la reconquista se repoblaban los territorios conquistados con poblaciones cristianas del norte de España.

Por eso, numerosas comunidades gallegas emigraron hacia el sur, instalándose en territorios de Castilla, León, Toledo o incluso Andalucía. Obviamente, en todos los casos adoptaron el castellano, no así en las poblaciones aisladas del valle del Xalama, un caso excepcional.

El segundo elemento a tener en cuenta es el papel jugado por la lengua galaico-portuguesa en los reinos medievales de Castilla y León. Hasta la llegada de los Trastámara, el galaico-portugués era la lengua de prestigio en la España castellano-leonesa.

En esa lengua el Rey Alfonso X el Sabio compuso sus Cantigas de Santa María y solo la apuesta fallida de la nobleza gallega por Pedro I frente a Enrique de Trastámara llevó a la decadencia del galaico-portugués como lengua de cultura en los reinos de León y Castilla.

Por lo tanto, se puede decir que la fala es una reliquia, un testimonio único que muestra el proceso histórico y cultural que, a través de los siglos, llevó al nacimiento de la nación española.

Hoy la fala cuenta con unos 6.000 hablantes y, pese a que existen programas públicos de protección, investigación, promoción y enseñanza, el envejecimiento de la población rural y la despoblación la amenazan seriamente.

Mientras tanto, conscientes del tesoro que albergan y la rareza del fenómeno lingüístico, los pueblos del valle del Xalama han encontrado en su fala un polo de atracción turístico.

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