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John Banville durante la entrevista con El Debate con motivo de su nuevo libro, 'Los ahogados'

John Banville durante la entrevista con El Debate con motivo de su nuevo libro, 'Los ahogados'Thorun Piñeiro

Entrevista a John Banville, Premio Príncipe de Asturias de las Letras

John Banville: «Soy anti woke porque es la complacencia de lo cómodo, especialmente en las universidades»

El autor vuelve a las librerías con Los ahogados, bajo el seudónimo de Benjamin Black, donde recurre una vez más a sus personajes del doctor Quirke y el inspector Strafford

A John Banville no le gusta el verano. El célebre escritor de novela negra, cuyos libros firmados bajo el seudónimo de Benjamin Black lo han situado como uno de los referentes de la narrativa contemporánea y lo han incluido año tras año en las quinielas del Nobel, no pierde ocasión para subrayar lo mucho que odia la estación estival en las diferentes entrevistas que concede.

Y la que ha ofrecido a El Debate no ha sido una excepción: «A ver, no me gusta el verano, para mí el verano es aburridísimo y mato el verano escribiendo una novela. La gente me dice: ‘Vámonos de picnic’. ‘No, que tengo que escribir’. ‘Vámonos de vacaciones’. ‘No, que tengo que acabar el libro’. Es la excusa perfecta para no hacer nada en verano».

El Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014 nos recibe en el Hotel Sardinero de Madrid, en la glorieta de Alonso Martínez. Es una mañana soleada y fría y la luz se filtra por las grandes cristaleras del bonito y elegante establecimiento.

John Banville o, mejor dicho, Benjamin Black —porque es con ese nombre con el que publica en España su última novela, Los ahogados (Alfaguara)— está sentado en una mesa de la cantina del hotel. Nos saluda y se pide un vino blanco. Empezamos:

Cubierta de 'Los ahogados', de John Banville/Benjamin Black

Cubierta de 'Los ahogados', de John Banville/Benjamin BlackThorun Piñeiro

— ¿La literatura entra mejor con un buen vino?

— No, yo no podría escribir si hubiese tomado un sorbito de vino. Y después de dos vasos de vino, es que no puedo ni leer. Bueno, a ver, puedo leer, pero no me entero de lo que estoy leyendo. El vino es para divertirse, y ya está. Es para estar con amigos o para hablar con mujeres. Bueno, ya no recuerdo cuándo fue la última vez que hablé con una.

¿Cree que algún día recibirá el Nobel de Literatura?

— No, no lo creo. A ver, estaría bien. Me pueden llamar, y estaría encantado. Pero, sabes que fui víctima de una broma en relación con el Nobel…

Me llamaron de un número desconocido pero procedente de Estocolmo. Entonces, la persona que me llamó dijo: ‘Has ganado el Nobel’

En el año 2019, el 3 de octubre a las 11:20, me llamaron y en mi móvil figuraba una llamada desconocida pero procedente de Estocolmo. Entonces, la persona que me llamó dijo: ‘Has ganado el Nobel’. Luego me mandaron la citación... O sea, era todo súper convincente.

Entonces llamé a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos…, y 40 minutos después mi hija me llama y me dice: ‘Papá, no has sido tú porque están haciendo un streaming de esto y ha sido otra persona’. Así que tuve que llamar a mi mujer, a mis amigos y decirles: ‘Oye, que ha sido una broma, devolved el champán’. Y mi mujer me dijo: ‘Menos mal que has llamado porque te iba a comprar un coche para celebrarlo’.

Fue muy convincente esa llamada. Esa persona me volvió a llamar…, yo estaba ocupado, y me dejó un mensaje y me dijo: ‘Oiga, lo siento, señor Banville, ha sido un error, nos hemos equivocado. Bueno, que tenga un buen día’.

Un momento de la entrevista de John Banville con El Debate

Un momento de la entrevista de John Banville con El DebateThorun Piñeiro

En esta novela vuelve a recurrir a los personajes del doctor Quirke y el inspector Strafford. ¿Qué le gusta de ellos?

— Estoy enamorado de ellos porque los conozco. Cuando empecé con la novela negra pensaba que iba a ser una escritura para hacer en mi tiempo libre. Después me descubrí a mí mismo interesándome por la novela negra e interesándome por las personas que también están en torno a los personajes principales.

Por ejemplo, Phoebe, la hija de Quirke, que es fascinante. Mi agente me dijo un día: ‘Creo que estás enamorado de Phoebe’. Y yo, sin pensármelo, dije: ‘No, no. Phoebe soy yo’. Y claro, me paré a pensar y, sí, sí, es que Phoebe soy yo.

Usted parece haber encontrado un nicho en la novela negra, un género que está viviendo una edad de oro y un éxito entre lectores y críticos. ¿Esconde esta explosión de la novela negra una oscura realidad que caracterice nuestra sociedad?

— Tal vez se pueda definir como oscura, pero creo que al final la clave de su éxito es el disfrute instantáneo que nos da. Por ejemplo, si pasa algo en Gaza, o en Londres, o donde sea, lo vemos de manera instantánea en los ordenadores, en las pantallas, y vemos que hay mucha gente que muere asesinada, que hay sangre por todos lados…, pero la mayoría de nosotros no vamos a ver una bomba en toda nuestra vida, a menos que alguien venga y meta una bomba en el maletero de nuestro coche.

John Banville en Madrid

John Banville en MadridThorun Piñeiro

En resumen, el problema es que no nos sentimos auténticos, y acudimos a las novelas negras, y especialmente a las series de televisión, para estar en contacto con la violencia real, para formar parte de ella. Es como si estuviéramos jugando con novelas y pensásemos que son algo auténtico. Esa es mi teoría.

Participó hace poco en un proyecto en el Museo del Prado. ¿Cómo fue la experiencia?

— Fue maravilloso. Me sentí como un niño al que se le da libertad en una tienda. Estaba rodeado de cosas maravillosas a las cuales tenía acceso. Tenía acceso a los talleres de restauración, que era algo fascinante… Caminar en uno de esos sitios es como caminar en un sitio rarísimo, silencioso, con todos esos expertos trabajando, con unos detallitos ínfimos. Era algo precioso. Me lo pasé muy bien.

— ¿Se queda con Rubens o con Velázquez?

— Velázquez, por supuesto. Es uno de los mejores artistas de la historia. Velázquez, Piero della Francesca y Pierre Bonnard. Esos serían los tres grandes artistas para mí.

Las Meninas es una de las mejores obras de arte del mundo

Las Meninas es una de las mejores obras de arte del mundo. He estado mirando ese cuadro desde la primera vez que vine al Prado, en los años 60. Me hace sentir cierto miedo, o timidez. Siempre que voy al Prado primer voy a ver El perro, de Goya, y luego voy a ver Las Meninas.

Tenemos ahí a Velázquez saliéndose del lienzo, mirándome y diciendo: ‘Mira lo que he hecho yo, pequeño hombrecillo. ¿Cómo vas a igualarte a mí?’.

Por otro lado, un crítico de arte estadounidense amigo mío me llevó hacia El jardín del amor de Rubens, y me enamoré de ese cuadro. Es verdad que lo había visto antes…, o, mejor dicho, lo había mirado antes, pero no lo había visto. Esa vez, de verdad que lo vi, lo miré, y me di cuenta cómo era Rubens de juguetón, de bromista, cómo representa a esas dos mujeres que miran de una manera distinta a como miraban las de Velázquez…, es como si me miraran y me dijeran: ‘¿No te gustaría estar aquí con nosotras en el jardín del amor?’.

En cambio, al mismo tiempo, Velázquez me mira como diciendo: ‘Ni se te ocurra acercarte y ven aquí’.

Usted ha hecho declaraciones muy contundentes contra la ideología woke, y también contra Donald Trump, que ha ganado las elecciones con la bandera antiwoke en las manos. ¿A qué achaca esa coincidencia?

— Soy anti woke porque creo que es la complacencia de lo cómodo, especialmente en las universidades. Trump, al mismo tiempo, es un fenómeno peligroso, no tanto Trump, porque Trump es solamente uno más, sino la gente que está detrás de Trump. Esos son los peligrosos, y creo que están alineados con Putin y probablemente también con los chinos.

Creo que es una época bastante peligrosa para Estados Unidos

Creo que es una época bastante peligrosa para Estados Unidos, y me encanta Estados Unidos. Conocí a mi mujer en Berkeley, en California, en el año 1967, y me enamoré del país. Siempre me ha parecido maravilloso, especialmente el interior, no tanto la costa. De hecho, la costa de Estados Unidos no me gusta, está demasiado acomodada la gente.

Es cierto que en Estados Unidos hay personas que están demasiado enamorados de las armas, que son racistas…, pero la mayoría son personas decentes viviendo vidas decentes.

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