
Agatha Christie en 1946, su obra 'El asesinato de Roger Ackroyd' y varios 'cozy crime' publicados recientemente
Locos por el 'cozy crime': la moda de las novelas para amantes de resolver misterios al estilo Agatha Christie
Autores y editoriales explican qué es este género que atrapa a quienes disfrutan intentando solucionar un enigma, pero huyen de la crudeza y violencia de algunas novelas negras
Imaginen una casa de montaña en un lugar recóndito. A varios kilómetros de un pequeño pueblo de los Alpes suizos, por ejemplo. Una gran villa, casi una mansión, rodeada de nieve, cuya dueña es una multimillonaria que hace unos meses perdió a su marido en un accidente de esquí. Pero, ¿seguro que fue un accidente? Un profesor, una doctora, una periodista, una abogada y un miembro del equipo universitario de esquí de fondo han recibido una carta que les convoca precisamente en esa mansión, un día a una hora. Entre ellos no se conocen. ¿Qué tienen que ver con el muerto? ¿Por qué les ha citado ahí una mujer que no saben quién es?
Aunque esta idea es inventada, podría ser perfectamente la sinopsis de una novela de cozy crime de las que llenan las estanterías de las librerías de media España. Hay varios misterios que resolver, y que el lector irá descubriendo a medida que pasen las páginas, pero no hay violencia ni sangre. Como el propio nombre del género indica —cozy crime o cozy mystery— se trata de un crimen acogedor o misterio acogedor, una suerte de novela de detectives amable, con un punto cómico e incluso elegante, en la que a veces el propio investigador es un personaje de lo más inesperado, como la Reina de Inglaterra, Angela Merkel, un grupo de jubilados o una librera.

Agatha Christie, trabajando con una máquina de escribir en marzo de 1946 en Greenway House (Devonshire)
Las editoriales llevan tiempo apostando por esta temática. Alma tiene incluso una colección entera dedicada al cozy mystery. «Sabíamos que teníamos entre manos algo distinto: ni nórdico, ni escabroso, ni oscuro, ni basado en el nombre de un solo autor o autora. Quien disfruta del cozy mystery lo hace por ser libros de misterio bien escritos y adictivos, sí, pero también por la unión del resto de elementos comunes en casi todos los cozy: el tono humorístico o romántico de algunas subtramas, la continuidad libro a libro de las vidas de los personajes, el papel que juega el contexto de cada serie», explican desde la editorial. Sin embargo, no es algo que haya surgido de la nada. Elena García-Aranda, editora de ficción en HarperCollins, recuerda que «la vuelta a los clásicos, a Agatha Christie y a todas las obras en su estela, es cíclica, pero ahora viene reforzada por nuevos autores con éxito masivo en el mercado internacional y nuevos proyectos audiovisuales del género como Solo asesinatos en el edificio o Puñales por la espalda».
Consentimos el engaño porque lo fascinante es ver cómo se produce delante de nuestros ojos"Editora de Lumen
Teresa Gras, editora de Lumen, relaciona su éxito con cómo está el mundo. «Es posible que nos encontremos en un momento social y político tan cargado de violencia que vemos en la ficción una forma de escapar y de evadirnos, y que por ello nos interesen tramas y tonos más amables donde, si bien existen actos violentos, todo tiene una resolución feliz», argumenta. Algo similar a lo que piensa Claudia Casanova, directora editorial de Ático de los Libros, que describe que «la realidad es inhóspita, dura y las perspectivas de futuro no son halagüeñas: cuando pasa eso, los lectores buscan un refugio literario, novelas donde disfrutar de un misterio sin sufrir emocionalmente, buscando la evasión». Lectores y escritores firman, explica Casanova, una especie de «contrato mediante el cual el autor ofrece unas horas de entretenimiento y diversión, un acertijo compartido, y un final satisfactorio».

Varios personajes de 'Puñales por la espalda'
Nos gusta que nos engañen
Estados Unidos, el Reino Unido y Francia son ejemplos de países en los que el género tiene más peso que en España. Las editoriales coinciden en que hace tiempo había prejuicios con este tipo de literatura más evasiva. Sin embargo, ahora no los hay, aunque algunas hayan tenido que hacer pedagogía y cuidar mucho la selección de los títulos. También las traducciones y la estética del libro. El entretenimiento no tiene por qué ir separado de la calidad. Y eso lo agradece el lector, que cada vez lo recibe mejor. «Disfrutamos este proceso del mismo modo en que nos gusta ver un truco de magia: aceptamos suspender nuestro juicio y consentimos el engaño porque lo fascinante es ver cómo se produce delante de nuestros ojos sin que nos demos cuenta», reconoce Gras. «Nos permite desconectar totalmente mientras jugamos a ser detectives en casos entretenidos, poco sangrientos y que apenas nos provocan dilemas éticos o morales», afirma García-Aranda. Algo similar cuentan desde Alma al destacar que «hay un juego entre ambas partes por llegar a la conclusión correcta antes que el otro». «Lo fascinante es que, incluso cuando nos damos cuenta de que hemos caído en la trampa, lo celebramos. Porque nos ha hecho disfrutar, pensar y reír», concluye Casanova.
Quizá en España el crimen no se puede tratar a la ligera"Directora editorial de Ático de los Libros
Si hablamos de escritores de nuestro país, parece que de momento pocos son los que se animan a crear este tipo de historias. «Por desgracia, la falta de conocimiento sobre el tema se hace notar», explican desde Alma. «Quizá es que en España el crimen no se puede tratar a la ligera», dice Casanova desde Ático de los Libros. «Aunque sería muy interesante ver cómo desarrollan los autores españoles un género tan británico, con unas claves culturales más cercanas», añade. También lo piensan en Lumen. «Me encantaría ver un autor de cozy crime español y cómo reinterpretaría el género en clave española», dice Teresa Gras. Y es que en España, según García-Aranda, de HarperCollins, «los rasgos más típicos del cozy combinan perfectamente con la ambientación local y en nuestro país tenemos ejemplos excelentes que prácticamente superan a los maestros».

Arthur Conan Doyle
Hablan los escritores
Quienes crean estas obras no pueden obviar el nombre de su maestra. «Es imposible, por supuesto, huir de la influencia de Agatha Christie», afirma Tom Hindle, autor de Asesinato en el lago de Garda. «Ha sido absolutamente influyente en mi trabajo, por algo se la conoce como la reina del crimen. Pero también me encantaba Sherlock Holmes, y El sabueso de los Baskerville sigue siendo uno de mis libros favorito», reconoce. Janice Hallett, autora de El código Twyford, parte de la literatura clásica inglesa y europea. «Don Quijote y Fausto son mis dos historias favoritas. Novelistas victorianos ingleses como las hermanas Brontë, Thomas Hardy y Charles Dickens han sido una gran influencia por sus historias épicas y su fervor emocional. Entrando en el siglo XX, soy una gran admiradora de Enid Blyton y Agatha Christie por su prolífica creatividad y su conexión con los lectores. Las novelas cómicas de Douglas Adams y David Lodge también han inspirado la inclusión del humor en mi propia obra», relata a El Debate.
No es necesario que todos los personajes sean asesinos, pero todos deben tener un secreto"Autor de 'Asesinato en el lago de Garda'
La española Carlota Suárez, autora de Muerte en el meridiano, menciona a Agatha Christie, «pero también Julio Cortázar, por eso de jugar con el lector como si la literatura fuera una rayuela; Conan Doyle, por su habilidad para inventar excusas y resucitar detectives; Patricia Highsmith, maestra del lado oscuro de una postal bonita y hasta Carlos Ruiz Zafón, que me enseñó que un cementerio de libros puede ser más vivo que un festival literario. ¿Y qué decir de Donna Leon y Henning Mankell? Ellos me recordaron que hasta en el crimen más frío cabe un poco de humanidad o de cinismo, que es lo mismo, pero con mejores galas».
Escenarios y personajes
En los cozy resultan fundamentales los escenarios. «Son como los personajes secundarios que roban escena; si son buenos, nadie los nota, pero si son malos, arruinan la función. Dicho esto, en el cozy crime se suele fetichizar lo acogedor: aldeas inglesas con más gatos que habitantes, librerías con sofás vintage y teteras que esconden estricnina», explica Suárez. «Las ciudades pequeñas, los pueblos, las familias, los antiguos amigos del colegio o de la universidad y cualquier otra comunidad pequeña y limitada son siempre el punto de partida», añade Hallett, que recuerda que se busca «un entorno familiar, que el lector reconozca rápidamente y en el que pueda sumergirse sin usar demasiado la imaginación». Hindle coincide. «Un lugar remoto funciona especialmente bien, o uno que esté cerrado de algún modo. Lo que quiero es que mis sospechosos se vean atrapados mientras intentan resolver el misterio, que tengan la sensación de que no van a recibir ayuda. Que la única solución posible sea que alguien a quien hemos conocido es un asesino, escondido a plena vista», describe.
La vuelta a los ‘clásicos’, a Agatha Christie y a todas las obras en su estela, es cíclica"Editora de ficción en HarperCollins
¿Y qué hay de los personajes? «No es necesario que todos sean asesinos, pero todos deben tener un secreto», añade Hindle. «Si los personajes fueran cafés, los míos serían un cortado: mitad amargura, mitad ironía, y espuma suficiente para disimular el golpe. Nada de expresos oscuros que te queman el alma», cuenta Suárez. «Al menos un personaje debe estar mirando la historia con el lector», piensa Hallett.

David Suchet como Hércules Poirot, detective creado por Agatha Christie
Las sorpresas y el mayordomo
«Siempre es bueno dar al lector observador algunos giros que pueda adivinar, de lo contrario no es justo. Pero también me gusta darles una sorpresa mucho más difícil de adivinar. Esa es la parte divertida», reconoce la autora de El código Twyford. Hindle añade. «Si saber que un personaje oculta algo contribuye a que la lectura sea más absorbente, no estaría mal que el lector conociera ese secreto. Pero el lector no puede saberlo todo. La parte más satisfactoria de un asesinato misterioso es el final, cuando se desenmascara al asesino». «Eso sí, el engaño debe ser justo. Nada de trampas baratas como 'el mayordomo lo hizo porque sí' o 'todo fue un sueño'», confirma Suárez.
¡Pobre mayordomo! El único crimen que cometió fue nacer en una época con demasiadas novelas victorianas"Autora de 'Muerte en el meridiano'
Y, ya que lo menciona la autora de Muerte en el meridiano, vayamos a esa figura esencial en este tipo de novelas. ¿Qué ha hecho el mayordomo para ser siempre el principal sospechoso? «¡Pobre mayordomo! El único crimen que cometió fue nacer en una época con demasiadas novelas victorianas. Lo acusan de todo», admite Suárez. «Es el influencer original del misterio: siempre está ahí, discreto y eficaz, para que el autor no tenga que esforzarse en crear un villano con matices. Es el chivo expiatorio literario». Para Hallett, «el personaje menos probable es el que hay que vigilar, o el personaje que ha estado presente todo el tiempo, tan integrado en el escenario que no te has fijado en él. Ese es el mayordomo, ¡el asesino inesperado!». Hindle, por su parte, mira hacia el futuro. «Quizá algún día escriba una novela policíaca en la que el mayordomo sea el detective».

Un mayordomo del Palacio del Elíseo en 1953
Por cierto, por si se lo preguntaban. En aquella mansión suiza hubo un segundo crimen. La periodista apareció asesinada tras la primera noche. Por suerte, el profesor tenía buenas dotes como investigador y se dio cuenta de que la multimillonaria y el joven deportista eran amantes. Como casi siempre, todo fue culpa del amor. Un crimen pasional para quitarse al marido de en medio, aunque intentaron disfrazarlo de accidente de esquí y la parejita montó después toda aquella pantomima para engañar a la policía. Eso sí, no contaron con que en la nieve siempre quedan huellas. Ni con que los profesores conocen bien a sus alumnos.