
José Antonio Marina es autor de 'La vacuna contra la insensatez'
Entrevista con el ensayista José Antonio Marina
«Nuestra inteligencia tiene muchas chapuzas evolutivas, por eso es muy fácil engañarnos»
José Antonio Marina plantea en su último libro, La vacuna contra la insensatez, una pregunta de difícil respuesta: «Si somos tan inteligentes, ¿por qué caemos en tantas estupideces?»
El ensayista José Antonio Marina ha dedicado gran parte de su carrera profesional a investigar la inteligencia, sus errores que él denomina «chapuzas evolutivas» y sus puntos débiles que hacen que el ser humano esté particularmente expuesto a las manipulaciones.
Autor de La vacuna contra la insensatez (Ariel) explica en este ensayo cómo desarrollar defensas cognitivas frente a la manipulación, los errores y la desinformación.
En una entrevista concedida a El Debate habla sobre esas vacunas contra los virus mentales y dónde está el origen, y cómo identificar, las chapuzas mentales.
–Su libro se define como tratado de inmunología mental con claves para desarrollar defensas cognitivas frente a la manipulación, los errores y la desinformación. ¿Es aplicable frente a las agresiones procedentes de determinada clase política?
–El libro de lo que trata es de por qué si somos tan inteligentes hacemos tantas tonterías. Por qué si estamos tan informados, seguimos siendo crédulos y se nos engaña con tanta facilidad. Y esto trato de hacerlo de una manera seria.
Siempre hay a nuestro alrededor gente que quiere influir en nuestra manera de pensa
Nuestra inteligencia, que es muy potente, como se ha ido formando evolutivamente a lo largo de mucho tiempo, tiene muchas chapuzas evolutivas, puntos débiles por los que es muy fácil engañarnos, manipularnos.

Cubierta de 'La vacuna contra la insensatez'
Siempre hay a nuestro alrededor gente que quiere influir en nuestra manera de pensar, en nuestra manera de sentir, en nuestra manera de comprar…, entre ellos los políticos, pero también todos los que quieren influir por alguna razón en otras personas.
Lo que me interesa es explicar los mecanismos de persuasión que nos hacen tan crédulos.
–¿Podría detallar alguno de esos puntos débiles por los que es fácil engañarnos y manipularnos?
–Hay muchos y, de hecho, el catálogo de ellos está en el libro. Este libro tiene tres partes, una parte que es cuáles son nuestros puntos débiles, es decir, nuestras chapuzas evolutivas. Otra que es cuáles son los virus mentales más frecuentes a nuestro alrededor. Y una tercera parte que plantea si podemos elaborar vacunas para protegernos de estos virus.
Somos crédulos por naturaleza, de manera que cuando un niño nace, nace preparado para creer lo que le digan
Respecto de nuestras chapuzas evolutivas, somos crédulos por naturaleza, de manera que cuando un niño nace, nace preparado para creer lo que le digan, y si no fuera así no podríamos aprender.
Sin embargo, a lo largo del desarrollo, vamos aprendiendo que nos podemos fiar de unas cosas y de otras no. Pero seguimos siendo básicamente crédulos, y por eso se nos engaña con bastante facilidad.
Segundo. Nosotros tenemos una capacidad de atención que implica que en el momento en el que alguien se adueña de nuestra atención se está adueñando de nuestra manera de pensar. Como hacen los ilusionistas. Los ilusionistas en el espectáculo lo que hacen es conseguir que el espectador se fije en lo que ellos quieren que se fije. Entonces, pueden actuar con soltura para hacer cualquier tipo de ilusión.
Tercero, nuestra memoria también tiene puntos débiles. Tenemos sesgos cognitivos, como el sesgo de confirmación, que supone que tendemos a creer y a aceptar todo lo que corroboran nuestras ideas previas, de modo que estamos en una especie como de burbuja que hace que solo dejemos pasar lo que nos da la razón, y de ahí nos lleva al fanatismo.
Tenemos también el sesgo de anclaje. Es decir, que lo primero que te dicen sobre un tema va a decidir toda la continuación de lo que pensemos sobre ese tema…
Son cosas de las que conocemos los trucos pero que funcionan eficazmente.
–¿Puede poner un ejemplo?
–Por ejemplo, Trump. Trump maneja estas cosas con una soltura realmente envidiable.
Lo que decía antes del sesgo de anclaje. ¿Por qué de repente a Trump se le ocurre decir que va a poner unos aranceles del 145 %? ¿Es que creía que eso era posible? No. A él le interesaba unos aranceles, por ejemplo, del 30 %. Entonces dice: «bueno, si yo empiezo a discutir sobre el 30 % no lo voy a poder mantener. Pero si, como punto de anclaje, lanzo el 145 % eso va a ser el punto de discusión».
Si me dicen una cosa, aunque sepa que eso es mentira, queda mi memoria
En ese momento, cuanto más se acerque al 30 % todo el mundo se sentirá agradecido. «Qué bien que hemos conseguido bajar al 30 %». ¡Pero si eso es subir un montón! Pero como ya, de entrada, había planteado el 145 %...
Tenemos unos automatismos mentales que hacen que eso no lo registremos. Si me dicen una cosa, aunque sepa que eso es mentira, queda mi memoria. De ahí lo de «calumnia que algo queda».
Si yo digo: «Los inmigrantes son unos asesinos». Ya pueden venir las estadísticas y decir lo que sea que lo que se ha quedado en la cabeza de la gente es: «Bueno, sí, pero algo tendrán. Cuando el río suena, agua lleva. Algo habrá de verdad».
Son fallos de nuestra inteligencia que hemos detectado, que os conocemos, pero siguen haciéndonos vulnerables porque siguen siendo eficaces.
–En la sinopsis plantea una pregunta: «¿Por qué nos dejamos manipular por falsas creencias, teorías conspirativas y prejuicios?».
–Porque nuestra inteligencia no responde a un diseño completo, sino que e se ha ido formando a lo largo de una evolución larguísima y une tecnologías neuronales antiguas con tecnologías neuronales nuevas y no acaban de ensamblar bien. La tecnología emocional no acaba de ensamblar con la tecnología racional.
Entonces, estamos siempre intentando atapar agujeros. Son defectos que tiene nuestra inteligencia y en lo que yo me he empeñado es en tratar de conocerlos para ver si los corregimos.
–¿Qué son esos virus mentales de los que habla?
–Precisamente porque tenemos estas chapuzas evolutivas, como tenemos siempre a nuestro alrededor gente que quiere influir en nosotros, en nuestras creencias, en nuestra manera de votar, de pensar, de comprar, de enamorarnos… Estas personas que quieren influir en nosotros aprovechan esas debilidades para colarse en nuestra mente.
Los virus mentales pueden ser falsas noticias que una vez que las hemos aceptado alteran el funcionamiento normal de la inteligencia
He detectado tres tipos de «patógenos». Uno, que es el más sencillo, del que habla más gente es las «fake news», las falsas noticias. Si hay una información falsa yo me la trago y actúo en consecuencia.
Más complicados son los virus mentales. Los virus mentales pueden ser falsas noticias que una vez que las hemos aceptado alteran el funcionamiento normal de la inteligencia.
Por ejemplo, la duda puede ser un virus mental. Una vez que he aceptado una información que funciona como duda voy a empezar a pensar de una manera distinta, sin quererlo. Es un automatismo.
Si yo llego a la conclusión de que todas las opiniones son respetables, voy a actual en consecuencia, y como eso es un disparata, voy a hacer disparates.
Son muchas creencias que se nos pueden meter y que alteran nuestra manera de pensar y nos llevan a errores.
Hay un patógeno más grande, que son las ideologías. En las ideologías se mezclan falsas noticias, virus mentales, concepciones del mundo, se nos meten en bloque y son muy complicadas de desarmar.
–Habla también de una vacuna contra la insensatez. ¿Cree que hay antivacunas que la rechazarían?
–Hay vacunas eficacísimas, pero hay que vacunarse. Hay de dos tipos, igual que con las vacunas biológicas.
Hay vacunas que lo que hacen es fortalecer el sistema inmunitario, son vacunas más generales, los interferones, básicamente, y hay vacunas para virus concretos, como el de la gripe o el sarampión.
Quien no quiere que te vacunes mentalmente para poder defenderte de todos estos patógenos mentales es porque algo quiere conseguir
Y en las vacunas mentales pasa lo mismo. Hay vacunas generales que fortalecen la manera de responder, como por ejemplo la confianza en la razón, que es una vacuna que nos protege de ciertas cosas.
Y luego hay vacunas concretas, como es, por ejemplo, las vacunas contra mentiras específicas, o ideas como la de «todas las opiniones son respetables». No es verdad. ¿Por qué? Por estos motivos.
Y como con las vacunas biológicas hay negacionistas. Quien no quiere que te vacunes mentalmente para poder defenderte de todos estos patógenos mentales es porque algo quiere conseguir.
Está debilitando tus defensas para hacerte una persona crédula. Por primera vez en la historia, que ha sido siempre crédula, estamos en una credulidad hiperinformada, que no ha pasado nunca. Y, sin embargo, la información que tenemos no nos quita la credulidad, sino que da lugar a otro tipo de credulidad.
El florecimiento de los influencers es un ejemplo de eso. Si una persona sigue a un influencer es porque quiere ser influido, quiere ser engañado, manejado, manipulado.