Don Juan Tenorio y en una ilustración
¿Cuál es el origen de la tradición española de representar el ‘Tenorio’ de Zorrilla por Todos los Santos?
Pese al envite globalista de Halloween, la tradición española de representar el 'Don Juan Tenorio' sobrevive en los teatros y cementerios españoles
En medio de la ofensiva globalista que trata de normalizar la celebración de Halloween en la víspera de la Solemnidad de Todos los Santos como una tradición a lo largo y ancho del mundo, España está viviendo un, por el momento tímido, pero que indica ya un claro cambio de tendencia, resurgir de su más querida tradición para estas fechas: la representación del Don Juan Tenorio de José Zorrilla.
Son varias las compañías teatrales que han programado el Tenorio para estas fechas en algunas de las principales ciudades españolas.
En Madrid, el Teatro Fernán Gómez ha vuelto a programar su representación, esta vez en formato de lectura dramatizada, en una iniciativa que ya llevó a cabo el año pasado con gran éxito de público y crítica cuando ofreció el Tenorio en representación completa.
Un Teatro Fernán Gómez comprometido con recuperar las tradiciones culturales españolas propias de estas fechas, programando (ya lo hizo también el año pasado) versiones teatralizadas de las Leyendas de Bécquer, cuya leyenda El Monte de las Ánimas tiene lugar, precisamente, en la víspera de Todos los Santos.
Cerca de la capital, en Alcalá de Henares, la representación del Tenorio con motivo de la Solemnidad de Todos los Santos es una tradición ineludible desde hace años.
Desde 1984, la Huerta del Obispo del Palacio Arzobispal representa la obra inmortal de Zorrilla en una tradición que ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.
En Barcelona, es tradición representar El nuevo Tenorio, obra de Joaquín Bartrina y Rossend Arús pensada para representar tras el Tenorio de Zorrilla, en el cementerio modernista de Poblenou, entre antorchas y al aire libre.
Sevilla es una de las ciudades españolas donde más arraigo tiene la representación de El Tenorio en la Solemnidad de Todos los Santos.
El lugar de representación es el Cementerio de San Fernando, bajo la luz de los candiles, en una atmósfera sobrenatural que da todo el sentido al trasfondo espiritual de la obra.
El origen
Pero, ¿de dónde surgió esta tradición? El mito del don Juan, en realidad, es muy antiguo, se remonta a la Edad Media y está extendido por toda Europa, aunque fue en España donde arraigó con más fuerza y dio forma al personaje del burlador.
De hecho, en el mito del don Juan se juntan dos mitos diferentes: por un lado, el del burlador condenado por sus pecados y, sobre todo, por su soberbia al no buscar la redención.
En algunas versiones (es el caso de la de Zorrilla), don Juan encuentra la salvación de su alma en el último momento gracias al amor puro de la amada, donde encuentra el arrepentimiento y el perdón.
Por otro lado, el mito de don Juan es heredero de las danzas de la muerte medievales, que se representaban en iglesias y plazas tras las epidemias de peste y que invitaban al arrepentimiento y a la penitencia.
La imagen de la muerte acompañada por una procesión de almas en pena quedaría fijada en la representación tradicional del Tenorio, y la famosa escena en la que don Juan contempla su propia muerte y enterramiento.
Escena que también sería reproducida por Espronceda en El estudiante de salamanca y que se convertiría en una constante de la literatura romántica europea y española.
La primera obra literaria con fuerza en la que se aunaron todos estos antecedentes fue El burlador de Sevilla y el convidado de piedra, del siglo XVII, obra cumbre del barroco español tradicionalmente atribuida a Tirso de Molina y hoy, por parte de algunos expertos y editoriales (es el caso de Alianza) al actor y dramaturgo barroco Andrés de Claramonte.
El mito fue reinterpretado por Molière en Le festin de Pierre, Lorenzo da Ponte en el libreto de Don Giovanni, de Wolfgang Amadeu Mozart, o por Lord Byron en su poema Don Juan.
En España, con todo, el mito se recuperó, actualizó y terminó de asentarse en la tradición literaria y espiritual popular con la obra de José Zorrilla, Don Juan Tenorio, estrenada en el Teatro de la Cruz de Madrid en 1844.
El trasfondo teológico, moralizante y religioso de la obra, su atmósfera mística y espiritual, sus escenas llenas de fantasmas y calaveras, y su atmósfera sobrenatural hicieron del clásico de Zorrilla la propuesta perfecta para representar en estas fechas.
Muy pronto se convirtió en una tradición que se cumplía religiosamente en todas las ciudades de España con motivo de los Santos, y que, con el tiempo, la globalización y el triunfo de las modas anglosajonas difundidas por el cine norteamericano, la televisión e internet, lo han hecho languidecer.
Y la realidad (al menos hoy) es la que es: en las calles lo que triunfa es la fiesta consumista de Halloween, los disfraces del Juego del Calamar y las caretas de Saw. Mientras que el Tenorio sobrevive con representaciones en algunos pocos teatros y cementerios, para un público más selecto y cultivado, en medio del desprecio de una izquierda que sigue renegando de las tradiciones espirituales y culturales de España y la indiferencia del gran público.