El director del Instituto Cervantes, Luis Garcia Montero
García Montero y cinco matones literarios que recuerdan a su insólita actitud con la RAE
Los ataques a la RAE, y concretamente a su director, Santiago Muñoz Machado, hacen ya algo más que definirle: le caracterizan, ya que se habla de literatura, como un auténtico matón a sueldo
El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, es noticia repetida en los últimos tiempos por la deriva ideológica (sus querencias personales ya se conocen desde hace décadas) a la que ha llevado al Instituto Cervantes.
Los ataques a la RAE, y concretamente a su director, Santiago Muñoz Machado, hacen ya algo más que definirle: le caracterizan, ya que se habla de literatura como un auténtico matón a sueldo del presidente que se ha propuesto, y lo logra, colonizar todas las instituciones del Estado.
Para eso colocó a dedo al poeta sectario, al que parece que han pedido que ejerza mayor presión, que se manifieste, que cumpla con sus funciones, que desde luego no son las no ideológicas de un director del Instituto encargado de la difusión del español.
García Montero recuerda a un matón, o a muchos matones. Va cobrando en su ya larga dirigencia una impronta como de Pedro Páramo, el cacique muerto que Juan Rulfo hacía omnipresente y siempre amenazante en su novela sobre el pasado y los espectros.
El director del Cervantes también recuerda a Svidrigáilov, el tenebroso personaje de Crimen y castigo que acosa a la hermana del protagonista Raskólnikov, como si esta fuera un inocente Muñoz Machado.
Por no hablar del Bill Sikes de Oliver Twist, uno de los matones por antonomasia de la literatura, perverso y bruto, salvaje y amoral, además de ignorante, como demuestra ser, con sorpresa, García Montero y sus acusaciones más futboleras que propias al director de la RAE.
Yago y Polifemo
En esta suerte de cruzada enloquecida como por los celos por Ruiz Machado (en realidad no hay otra cosa que el asalto de la institución), García Montero representa al Yago de Shakespeare, lleno de envidia, maldad e hipocresía (aunque con menos delicadeza).
Un Yago que en su ceguera ideológica remite por último a Polifemo, el cíclope (un solo ojo) de Homero y su Odisea, el poema heroico que en este caso se vuelve ruin por la naturaleza de la insólita y sectaria actitud de García Montero.