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04 de mayo de 2024

Portada de «Sieyès y la lengua de la Constitución» de Javier Tajadura Tejada

Portada de «Sieyès y la lengua de la Constitución» de Javier Tajadura TejadaAthenaica

'Sieyès y la lengua de la Constitución': las peripecias personales e intelectuales de Sieyès

Javier Tajadura nos describe con una prosa clara las peripecias personales e intelectuales de Sieyès, que intentó elaborar una nueva teoría política que pudiese responder a la realidad que estaba naciendo en la Francia revolucionaria

En 2018, Javier Tajadura Tejada escribió Kelsen versus Schmitt. Política y derecho en la crisis del constitucionalismo (Guillermo Escolar Editor) a cuatro manos con Josu de Miguel. El ensayo se convirtió pronto en un acontecimiento editorial para una obra de este estilo. Sus tres ediciones son una muestra del éxito logrado por un análisis detallado del enfrentamiento entre las dos grandes luminarias del pensamiento constitucional alemán de entreguerras. Ambos iuspublicistas pensaron un mundo turbulento y, en muchas cuestiones, más lejano de lo que a veces creemos y paradójicamente más cercano de lo que intuimos. Hans Kelsen estaba preocupado por la norma y Carl Schmitt por la excepción. Aquellos debates se pueden conjugar todavía en presente continuo porque no nos han abandonado. De hecho, Tajadura y de Miguel se aproximaron a Kelsen y Schmitt en un contexto marcado por el intento del independentismo catalán de laminar el sistema constitucional español. Era la prueba fehaciente de que la historia del Derecho constitucional puede aportar mucho a las discusiones públicas actuales. No es exagerado afirmar, por tanto, que pensar históricamente es una obligación de todo constitucionalista.
Ahora Tajadura prosigue esta búsqueda por el pasado de su disciplina con una introducción a la vida y pensamiento de Sieyès. De nuevo, el protagonista se mueve en un contexto conflictivo e inestable, donde se estaban dinamitando los cimientos del Antiguo Régimen. No fue un autor menor, aunque no sea uno de los perfiles más reivindicados ni estudiados. Su ¿Qué es el tercer estado? sigue siendo uno de los textos de referencia de aquellos años. Sieyès intentó elaborar una nueva teoría política que pudiese responder a la realidad que estaba naciendo de la Francia revolucionaria. Su propuesta fue original porque sintió la necesidad de utilizar nuevos conceptos que ayudasen en los debates constitucionales que se habían despertado en torno a las instituciones sobre las que se fundamentaba aquella novedosa mirada hacia el mundo. Un lenguaje político novedoso se estaba comenzando a utilizar y no nos iba a abandonar. Son palabras que hoy utilizamos y leemos aquí y allá, como poder constituyente o tribunal constitucional.
Portada de «Sieyès y la lengua de la Constitución» de Javier Tajadura Tejada

athenaica / 264 págs.

Sieyès y la lengua de la Constitución

Javier Tajadura Tejada

Javier Tajadura nos describe con una prosa clara las peripecias personales e intelectuales de Sieyès. No fue un tiempo fácil. En este sentido, también hay que poner en valor las últimas páginas de esta obra que recopilar algunas imágenes del período y que se intentan analizar para ampliar la interpretación de esta vida política. Sieyès disfrutó de las mieles de la fama y de la admiración, pero también del ostracismo, la derrota y el olvido. Los sueños revolucionarios fueron de la mano con sus propias pesadillas. Sieyès tuvo que soportar los embates del Terror. Como escribió, en una noche como aquella solamente se podía esperar a la llegada del día. Y lo hizo refugiándose en su biblioteca para sobrevivir a todas las amenazas. Aunque supiera que no iba a ser tenido en cuenta, no perdió la ocasión de seguir levantando su voz en discursos parlamentarios. Y tampoco se olvidó de conspirar. Porque en un mundo como aquel Sieyès fue consciente de la necesidad de jugar en terrenos resbaladizos. Tanto es así que aupó a Napoleón, pero sufrió la derrota de su proyecto político por parte del futuro emperador. Como señalaba un diario parisino con ocasión de su muerte, «las ideas de Sieyès estaban ya en el ataúd cuando el abate Sieyès fue a reunirse con ellas».
Sin embargo, la historia siempre se realiza con verbos irregulares. Sieyès fue derrotado en vida, pero alumbró un mundo nuevo que se desarrolló unas cuantas décadas después. Puede ser considerado el padre del Derecho constitucional y el responsable de lograr un fundamento para el Estado constitucional y la democracia representativa. Nuestras democracias no podrían ser igual sin las reflexiones de aquel abate (y animador del anticlericalismo francés del momento). Y es que, como destaca Tajadura, el lenguaje de la Revolución en Sieyès favoreció el nacimiento de una lengua de la Constitución. Sieyès fue el punto de partida del incipiente constitucionalismo democrático.
Merece la pena perderse en las controversias de estos años revolucionarios para comprender un poco mejor nuestros debates y problemas. Sieyès se preguntó mucho antes que otros sobre los límites de los poderes constituidos, sobre la tensión entre libertad y democracia o sobre la necesidad de controles específicos supraconstitucionales. Quizá esta sea una de las principales lecciones que nos legó Sieyès: sin un órgano que defienda la Constitución y los mecanismo de regulación de los poderes no es posible garantizar jurídicamente la libertad dentro de cualquier sociedad.
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