
Cubierta de 'Primera memoria', de Ana María Matute
‘Primera memoria’, el centenario de Ana María Matute merece volver a su Mediterráneo
Destino reedita Primera memoria (Premio Nadal 1959) como homenaje a Ana María Matute en el centenario de su nacimiento
Qué buenos son los centenarios para volver a las grandes novelas que han marcado nuestras vidas como lectores y, ya de paso, enriquecer la biblioteca personal con reediciones actualizadas de dichos clásicos.
Es lo que sucede con Ana María Matute y la editorial Destino. Aprovechando el centenario de su nacimiento el sello de Planeta ha reeditado Primera memoria –también Olvidado Rey Gudú en una estupenda edición, pero esa novela hablaremos en otra reseña– y hemos encontrado la excusa perfecta para volver a esta historia sobre la infancia perdida y la violencia del mundo de los adultos.

Destino / 264 págs.
Primera memoria
Primera memoria es una historia sobre niños, pero que en absoluto es infantil, traicionando la fama de autora juvenil de la escritora que con esta novela obtuvo el Premio Nadal en 1959.
La historia de Matia y su primo Borja se caracteriza más que por la nostalgia que, por ejemplo, sobrevolaba otra novela protagonizada por niños como es El camino de Miguel Delibes, se caracteriza por la violencia, la amargura y el miedo.
Miedo a esa guerra (la Guerra Civil española) que resuena a lo lejos, como un sueño o un recuerdo lejano. Miedo a los adultos, a la abuela autoritaria, a los secretos, a las verdades que se prefiere ignorar.
Matia y Borja, dos preadolescentes que empiezan a asomarse a la vida adulta, viven atrapados en una isla del Mediterráneo que se presupone Mallorca. Sus padres combaten en bandos diferentes en la península.
Ellos permanecen ajenos a esa contienda de los adultos, más preocupados en sus juegos, en sus secretos, en sus traiciones y en sus vergüenzas.
La vida de estos dos niños es, a su manera, trágica. En el fondo, aunque viven en casa de su abuela, son niños desamparados que permanecen en un estado asilvestrado. Van al mar en su destartalada chalupa, fuman, beben, comparten confidencias, recorren las calles del pueblo peleándose con otros niños y, poco a poco, sin ser conscientes, empiezan a formar parte también ellos de esa existencia amarga de los mayores que tratan de esquivar.
Primera memoria es, tal vez, el libro más personal de Ana María Matute. En él se muestra como la escritora que realmente es: no como una escritora de literatura infantil (que también), si no como una escritora que escribe para adultos sobre el mundo perdido de la infancia o como una escritora que escribe para niños y jóvenes a los que trata como adultos.
Esta novela, que se lee casi de una tacada, es para muchos la mejor novela de Ana María Matute. Al menos es donde se recoge su universo literario de una manera más nítida. Matia es su alter ego, sus preocupaciones son las suyas, sus temores son los suyos.
Es una novela personalísima que constituye una de las obras maestras de la literatura española de posguerra y que ahora se presenta como una estupenda opción para recordar a Ana María Matute en su centenario.