Cubierta de 'El mal de Aira'
‘El mal de Aira’: radiografía de la improductiva vida literaria
Hay mucho literatura y vida literaria en esta ópera prima que aborda la figura de César Aira, al que se rinde tributo en un texto híbrido a medio camino entre la novela y el ensayo
Sería una ingenuidad pensar que una novela puede llegar a todo tipo de público. Aunque es cierto que algunas de ellas acaban por convertirse en bestsellers –de hecho, las hay que nacen bestseller–, otras muchas están destinadas a un público muy concreto y están enfocadas, por usar un término muy comercial, hacia un «nicho» de mercado. Este último caso es el de El mal de Aira, de Andrés Restrepo Gómez, una narración destinada, sobre todo, a esos lectores fascinados no solo por la literatura, sino también por la vida literaria.

Editorial Barrett (2025). 128 páginas
El mal de Aira
Y hay mucho de ambas, literatura y vida literaria, en esta ópera prima que aborda la figura del escritor argentino César Aira, al que se rinde tributo en un texto híbrido que cabalga a medio camino entre la novela y el ensayo. Es, si se prefiere, un ensayo novelado.
Pero ¿de qué trata El mal de Aira? La historia nos llega de la mano de un joven y embrionario escritor que adora de manera enfermiza, obsesiva, a César Aira. El rechazo de los organizadores de dos certámenes literarios en los que ha resultado ganador a entregarle el premio debido a ciertas trabas burocráticas le incita a pensar que podría resarcirse y fortalecer su estatus en el mundillo literario si consiguiera traer al célebre César Aira a la Feria del Libro de Medellín. Para ello se hace, con la ayuda de un amigo, de varias direcciones de correo electrónico que podrían ser de Aira. Decide probar suerte y, voilá, uno de los emails da sus frutos y llega al destinatario deseado, si bien Aira, aunque amable, rechaza la invitación.
A partir de ese momento Restrepo Gómez va conformando, página a página, un friso con más sombras que luces de la vida literaria en el que los escritores desconocidos han de poner más energías en ganar visibilidad que en construir su bibliografía.
El libro reproduce, a modo de triste sátira, la dinámica de un diario sin capítulos en el que el autor/personaje va dejando constancia de su profundo conocimiento de la obra de Aira, del que se ha propuesto leer gran parte de sus libros, sin sobrepasar en ningún momento el 93% de su producción.
El fracaso que atenaza al joven autor, alter ego de Restrepo, es en cierto modo el mismo que se ceba con la inmensa mayoría de quienes, en el mundo real, dan sus primeros pasos en el campo de la literatura, un mundo en el que ya hay casi más escritores que lectores. Pero es ese fracaso desinhibido, inasequible al desaliento, divertido a su pesar, lo que genera numerosas situaciones paródicas. Una de ellas: la intención del autor iniciático de publicar un libro propio con la firma del prolífico César Aira.
En El mal de Aira hay mucho espacio para la literatura (autores, concursos, editoriales, revistas…), pero también hay hueco para el cine y el arte e incluso para los dibujos animados (Bob Esponja), todo ello permeado de cierta carga filosófica. La atrevida, punzante y erudita prosa de Restrepo parece más propia de quien está de vuelta en el oficio de la novela que de quien escribe su primer libro.
¿Novela para escritores? Así me lo parece. Hay ciertos códigos en ella que seguramente entenderemos mejor quienes estamos acostumbrados a movernos en la esperpéntica y casi siempre improductiva vida literaria.