Fundado en 1910
Cubierta de 'El amor que transforma'

Cubierta de 'El amor que transforma'EUNSA

Cartas de mujer a mujer para transformar el amor conyugal

El ideal cristiano del matrimonio definido a partir de sesenta y seis cartas escritas por Alice von Hildebrand a una joven esposa

No resulta complicado imaginarse a la propia Alice von Hildebrand detrás de la firma «Lily» con la que se cierra cada una de las epístolas del conjunto de Cartas a una joven esposa (By love refined, 1989). Resulta evidente que la autora y su marido (Dietrich von Hildebrand) pudieron vivir aquello que estudiaron, y hablaron así sobre aquello que conocían por el estudio, pero también por la propia experiencia. Ambos elementos, el rigor doctrinal en materia matrimonial y su encarnación en la vida de un matrimonio concreto, son las líneas sobre las que Alice escribe estas cartas.

Cubierta de 'El amor que transforma'

Traducción e introducción de Teresa Pueyo-Toquero y José María Forment Costa
Eunsa (2025), 288 páginas

El amor que transforma. Cartas a una joven esposa

Alice von Hildebrand

Doctora en filosofía y mujer de otro gran amante de la sabiduría, no es la primera vez en la que aborda un asunto semejante. En El privilegio de ser mujer (EUNSA, 2022) reflexionaba en torno a la figura femenina en todas sus dimensiones. En esta ocasión, sin desviar el foco de la mujer, adopta la voz de la madrina de una recién casada. Aunque las cartas van solo en un sentido, de Lily a la joven Julie, es inevitable definir el cuadro matrimonial en el que se inscribe la vida de una pareja, ficticia pero muy real, de recién casados.

Son muchas las novelas, los cuentos, las películas, incluso conversaciones cotidianas, en las que salen a colación las delicias, pero también los sinsabores de los primeros pasos en la aventura conyugal. En este caso, es el género epistolar el elegido para perfilar esta realidad matrimonial primeriza. Una elección que ameniza la lectura y, al mismo tiempo, permite posar la lente en escenas muy precisas del primer año de casados. Cada carta lleva por título una expresión en primera persona pronunciada por la joven esposa en la carta previa. Se trata de reproches, exclamaciones o confesiones –«no movió un dedo para ayudar», «¡todas estas tareas domésticas sin sentido!» o «creía que sabía amar»– que ilustran mejor que cualquier descripción, la situación por la que ha pasado la pareja. Después del saludo convencional, la madrina arranca sin preámbulos aludiendo a la misiva anterior y a la vivencia concretísima en ella descrita. Vivencias que arrancan una sonrisa de los labios del lector pues, esté o no casado, no tendrá dificultad en imaginar la escena planteada.

El contenido de cada epístola gira, por lo tanto, en torno al modo de responder ante las situaciones propuestas. La respuesta no toma la forma de un consejo moral o una lista de preceptos a seguir. De modo cercano, pero con una claridad que no deja duda, Alice ofrece pequeñas grandes píldoras de sabiduría matrimonial, de mujer a mujer. Y es que, como bien apuntan Pueyo-Toquero y Forment en la introducción a la edición de EUNSA (2025), de nada sirven estos principios y verdades si no «se hacen carne en gestos y situaciones familiares reconocibles para cualquier pareja».

Lily/Alice no se cansa de repetir que, en el matrimonio, ningún asunto es demasiado pequeño como para no poder ser considerado. Parece que lleva este principio hasta las últimas consecuencias en esta obra que no menosprecia sino que considera hasta los matices más nimios del día a día de una pareja. Una discusión en torno a una foto antigua o a la gestión de las vacaciones requiere de atención al igual que los pormenores de la relación sexual. Con hilo fino, y no con vista gorda, así se borda el ideal cristiano del matrimonio.

Pese al carácter femenino de las epístolas, es posible dibujar la silueta del varón en la pareja. La madrina no solo instruye en el modo de proceder y amar, sino que le va desvelando, carta a carta, los secretos del corazón masculino. De esta manera, Alice von Hildebrand deja manifiesta la diferenciación hombre-mujer tan claramente definida por la doctrina católica. Entender esta clave permite abrir caminos de comprensión y complementariedad entre esposo y esposa que son esenciales en el matrimonio.

El tono de las cartas es severo, pues habla desde la autoridad de una persona madura y experimentada que desea la felicidad de su discípula. Por ello, no usa eufemismos ni da rodeos. Su lenguaje es accesible y está fundado en experiencias reales. La brevedad de las cartas se debe, en gran medida, a la capacidad de ir al grano, sin perjuicio de la claridad más absoluta. Las correcciones son continuas, a veces incluso insistentes, pero siempre desde la fraternidad. Sin vacilar, Lily identifica problemas y pone nombre a los errores, reconduciéndolos con gran habilidad.

Esta pedagogía de Alice von Hildebrand hace bien a todos, casados o no. Es decir, el libro no está dirigido exclusivamente al público conyugal, sino que es iluminador para todo aquel que desee amar bien y vivir con seriedad la relación con el prójimo.

Así expuesto, el camino conyugal resulta difícil y es legítimo preguntarse ¿merece la pena luchar por él? Sí. El amor que transforma desea ser una respuesta afirmativa a esta incógnita. «Aunque el matrimonio es una gesta de audacia también es la escuela del amor» y solo el que triunfa en las batallas cotidianas llega a experimentar «la profunda alegría del amor fiel», un amor que transforma.

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas