Fundado en 1910

27 de abril de 2024

Dave Gahan, cantante de Depeche Mode, durante su concierto en Madrid el pasado 12 de marzo

Dave Gahan, cantante de Depeche Mode, durante su concierto en Madrid el pasado 12 de marzoEFE

Depeche Mode, otros abuelos del rock que resisten (y cómo) para volver a dejar en evidencia a la música de hoy

La gira de los británicos, a su paso por España, Memento Mori, está resultando tan apoteósica (o más) como las de los momentos cumbres de su carrera

Dave Gahan, el cantante de Depeche Mode, tiene 61 años. Martin Gore, el otro superviviente de la formación original (de 1980), 62. Andy Fletcher, el sempiterno teclista rubio de flequillo ondulado, murió en 2022 a los 60 años cuando el grupo se disponía a lanzar Memento Mori, su último álbum y motivo de su gira actual que ahora está en España. Dos fechas en Madrid, una en Barcelona y otra en Bilbao el próximo 21 de marzo para seguir su camino.
Hace 34 años estuvieron en el mismo lugar, o casi, en Madrid. El antiguo Palacio de los Deportes. La plaza de Dalí igual de llena. Los mismos balcones señoriales observando la escena. Han pasado más de tres décadas, pero la música y el espíritu de los británicos siguen vivos. También su puesta en escena. Dave Gahan es mejor que aquel chico al que Vince Clarke (miembro primigenio que solo permaneció un año en la banda, pero que le dio su primer y eterno éxito: Just Cant't Get Enough) le escuchó cantar y le dijo que se viniera con él.
Cualquier otro espectáculo musical actual queda empequeñecido ante la demostración de poderío desde todas las esquinas desde las que se le mire. El público extasiado y desesperado por vivir el momento único una vez más o por primera vez, quizá. Pocos. No hay en los conciertos españoles de Depeche Mode demasiada muchachada, más bien todo lo contrario, precisamente al contrario que hace 30 años. El tiempo pasa inexorable, pero cuando el tren de de Gahan y Gore ya no vuelva a pasar, ya solo quedará lo demás, que en comparación es bien poco.
Es el rock resistiéndose a marcharse, para suerte o desgracia. Gahan está más delgado que al principio de todo. Y Gore. Se cuidan. Los viejos rockeros (casi es una redundancia lo de «viejos rockeros», porque apenas los hay nuevos) se cuidan al revés de cómo se castigaban en su juventud. Gracias al cuidado se mantienen y el público, su público de 70, 60, 50 y 40 les retiene. Por debajo de 40 se empieza a diluir hacia el desconocimiento, hacia la desmemoria de no haber nunca visto a Dave bailar y cantar Never Let Me Down Again o a Martin crear una atmósfera de amor adolescente eterno con Somebody.
Todo eso sigue, y se puede ver. Casi como un milagro que ni mucho menos se ve en todos los viejos rockeros. También la guitarra de Martin inicial, los sencillos punteos que marcan el rumbo de Enjoy the Silence, casi rompiendo el teclado organista de fondo. Ese final apoteósico que desafía a las edades. Es tener 20 y 30 de nuevo, en el viejo Palacio de los Deportes de Madrid en 1990 o donde sea. Cualquier lugar es el viejo Palacio de los Deportes de Madrid en Madrid, en Barcelona, en Bilbao o en Tombuctú (el Memento Mori), como Paul Auster llamó al mundo de los muertos de Willy y Mr. Bones. Desde luego Dave y Martin no son Willy y Mr. Bones, sino la chispa de la vida.
Comentarios
tracking