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Bob Dylan y Joan Baez en 1963

Bob Dylan y Joan Baez en 1963GTRES

Bob Dylan tiró a la basura el primer borrador de una de sus canciones más famosas y ahora vale medio millón

El borrador original de una de Mr. Tambourine Man de Bob Dylan podrían superar el medio millón de dólares en subasta

No es una nota manuscrita cualquiera, pero, aún así, ¿pueden unos simples papeles mecanografiados, tachados y arrugados costar entre 400.000 y 600.000, o incluso un millón, de dólares en subasta?

Si los folios son los primeros borradores escritos a máquina de la canción Mr. Tambourine Man compuesta por Bob Dylan en una noche de marzo de 1964 en casa del periodista y crítico musical Al Aronowitz en Berkeley Heights, Nueva Jersey, seguramente, sí.

Según cuenta el diario The Guardian, Al Aronowitz rescató los borradores de una de las canciones más conocidas de Bob Dylan de la papelera, donde los encontró hechos unas bolas de papel cuando se despertó y se encontró a Bob Dylan dormido en su sofá tras pasarse la noche entera en la barra de su cocina escribiendo a máquina.

Para de los folios del borrador original de Mr. Tambourine Man de Bob Dylan

Para de los folios del borrador original de Mr. Tambourine Man de Bob DylanJulien’s Auctions

Entonces el autor de Blowin’ in the wind tenía 22 años y solía frecuentar la casa de su amigo Al Aronowitz. Ambos se habían conocido unos meses antes.

Al Aronbowitz había obtenido cierta fama tras una serie de célebres entrevistas a los escritores más populares en Estados Unidos en el momento, el poeta Allen Ginsberg y el novelista Jack Kerouac, popes de la contracultura y padres fundadores del movimiento beat que trasformaría la juventud estadounidense para siempre.

Aronowitz fue el nexo de unión de la amistad entre Ginsberg y Dylan y entre Dylan y los Beatles.

La noche de marzo de 1964 Bob Dylan atravesaba una fase de amargura personal tras la ruptura con su novia Suze Rotolo y solía acudir con frecuencia a la casa familiar de Aronowitz, quien le ofrecía gustoso un refugio donde poder evadirse y centrarse en su actividad creativa.

Aronowitz describiría más tarde aquella noche en unas declaraciones recogidas por The Guardian: Dylan escribía «en mi barra de desayuno de fórmica blanca sumergido en un remolino de humo de cigarrillos Camels iluminados con luces intermitentes. Sus dedos huesudos y con uñas largas tecleaban palabras mientras Marvin Gaye cantaba a través de los altavoces de seis pies de mi equipo de sonido de alta fidelidad, una y otra vez, Can i get a witness. Cada vez que el disco se terminaba, Bob se levantaba de la máquina de escribir para volver a situar la aguja en el principio».

Aquellas hojas, manchadas, llenas de correcciones manuscritas por el propio Dylan y arrugadas, acabaron en el archivo personal de Aronowitz que donó a sus hijos tras fallecer en 2005.

Tras analizar y clasificar todos los documentos contenidos en los archivos personales, el hijo de Al Aronowitz, Myles Aronowitz, localizó los borradores de Mr. Tambourine Man. La sorpresa fue mayúscula por lo inesperado del hallazgo y es que, pese a que Al Aronowitz contó a sus hijos en numerosas ocasiones esa anécdota, lo cierto es que perdió la pista a los papeles y no fue capaz de localizarlos en su archivo de 250 cajas de papeles, fotografías y cintas.

Para Myles, el descubrimiento no es un simple acontecimiento del que sacar partido económico, es un acto de justicia para su padre. Aquellos documentos «significaban mucho para él, pero no sabía dónde estaban».

Según recoge The Guardian, los borradores aparecidos sirven para conocer mejor el proceso creativo de una de las canciones más enigmáticas de Bob Dylan.

Pone por ejemplo la modificación que introdujo en el texto de la canción al sustituir la palabra «bootheels» por «feet», o «magic» por «priceless», especifica el diario británico.

Los borradores muestran a un Bob Dylan que en absoluto improvisaba sus letras, más bien, al contrario. Reflejan el enorme trabajo con el que el Premio Nobel de Literatura escribía las letras de sus canciones en un proceso creativo complejo donde no había nada dejado al azar.

En ese sentido, subraya a un Bob Dylan que era mucho más que un simple cantante, era un gran poeta que se hizo merecedor de un polémico Nobel que muchos no comprendieron y que, con la aparición de los borradores de Mr. Tambourine Man se comprende un poco mejor.

Las hojas se subastarán el próximo sábado 18 de enero en la casa Julien’s Auctions, Beverly Hills, California, junto con otros archivos sobre Bob Dylan pertenecientes a Al Aronowitz.

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