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13 de mayo de 2024

La actriz Nuria Espert durante una representación

La actriz Nuria Espert durante una representaciónGTRES

Nuria Espert, la actriz absoluta, catalana y de izquierdas que rechaza el independentismo y la amnistía

Tiene 88 años y 75 de ellos los ha pasado sobre las tablas de los teatros. Símbolo de la cultura catalana, ahora vive en Madrid desde donde contempla el Palacio Real de una monarquía que respeta

Nuria Espert está de actualidad, como toda la vida, esta vez y de nuevo, igual que tantas veces, en el Teatro Español. En él protagoniza La isla del aire, la adaptación de la novela de Alejandro Palomas dirigida sobre el escenario por Mario Gas. La historia de una familia, hijas, hermanas y nietas a la que la matriarca purga para sacarle el agua de todos sus demonios. Lo de Nuria es admirable, con esa voz, esa presencia inmarchitable en la tersura dramática inmortal al borde de los 90.
Reparto de La isla del aire, con Nuria Espert en el centro

Reparto de La isla del aire, con Nuria Espert en el centroTeatro Español

Una fuerza íntima, un poder personal que hacen de ella una artista mítica que, aparte de sobre las tablas, también ha vivido fuera de ellas con el juicio sereno más allá de los orígenes, de sus afinidades o de sus gustos. También los políticos. Respetuosa sin duda, feminista añosa y moderna, pero no «woke» ni nada parecido. Ella «despertó» hace mucho tiempo de una forma mucho más natural como para que venga alguien a enseñarle feminismo o cualquier otra cosa.

Contrapeso al sectarismo

Lo mejor, de lo que hay que hablar sobre Nuria Espert, es sobre su arte, sobre su carrera impresionante que continúa, pero no renuncia a hablar de las cosas del mundo, de España o de Cataluña y en esto, sin dar titulares virales, sino matices medidos, vale la pena hacerse eco como contrapeso al sectarismo que predomina en la profesión. Nuria Espert era antaño una «progre» para muchos, pero hoy ya no puede serlo con los bueyes con los que toca arar.
Nunca se dijo monárquica, pero siempre fue respetuosa con la monarquía. Sí se ha mostrado en contra del independentismo. Siempre. Una especialidad (o no) en esa gauche divine de la Cataluña antigua de la que habla en El Mundo como de aquel pueblo que fue «tan culto, tan bello, y lo que ha quedado ahora de eso es un número muy reducido». Quizá por eso viva en Madrid, en busca de la cultura y de la belleza, alejándose (por lógica) de la ignorancia y de la fealdad.

Cataluña sin valores

Dice que sobre Cataluña entiende a las dos partes. No se opuso a los indultos, pero sí desdeña en la respuesta la mera mención de la amnistía con una contestación elegante y contundente, también extraordinaria y paradójicamente dramática y sentenciosa en la nonagenaria sensata, intérprete magistrada, completamente contraria en sus palabras al afán de un gobierno y sus oscuros socios de conveniencia: «Las páginas del libro de la convivencia han sido arrancadas, ya no están. No da la impresión de que el amor, la amistad, todos esos valores, figuren ya en ningún sitio». Palabra de diosa de las candilejas.
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