Los eternos Warriors acarician su cuarto anillo de la NBA en ocho años
Los de Stephen Curry están a un partido del triunfo tras ganar a Boston por 104 a 94
Con 3-2 y a una victoria de su cuarto anillo en ocho años. Así están los eternos Golden State Warriors de Stephen Curry, que este lunes demostraron que saben ganar sin una estratosférica actuación de su estrella y que pusieron a los Boston Celtics contra las cuerdas en las Finales de la NBA (104-94).
El jueves se jugará en Boston un sexto partido que será definitivo si los Warriors se anotan el triunfo. Si hiciera falta un séptimo encuentro, se disputaría el domingo en San Francisco.
Tras su histórica exhibición en el cuarto partido con 43 puntos, Curry no tuvo su día (16 puntos, con 7 de 22 en tiros, y 8 asistencias), tanto que fue su primer encuentro desde noviembre de 2018 en el que no metió ni un triple (0 de 9).
En un duelo vibrante y con rachas para los dos equipos, Boston se hundió con las pérdidas de balón (18 frente a 7 de los Warriors), su mal porcentaje de tiros libres (21 de 31) y su triste último cuarto (29-20).
Con un ardiente derroche de energía, Golden State tomó las riendas del encuentro presionando las líneas de pase, aplicando ayudas y agobiando a los Celtics en todos sus ataques.
Con un penoso 8 de 23 en tiros (0 de 5 en triples), Boston llegó a perder de 16 puntos en el primer cuarto, pero Tatum lo maquilló algo en el final con 6 puntos seguidos (27-16).
La segunda unidad de los Warriors flojeó y los Celtics lo aprovecharon para ponerse a 6, pero en cuanto volvieron los titulares Golden State mantuvo una cómoda ventaja en torno a la decena de puntos.
En esta NBA de marcadores volátiles, bombardeos de triples y diferencias efímeras, basta un parpadeo para que tu ventaja se diluya como un azucarillo. Eso le sucedió a los Warriors, que se dieron de bruces tras el descanso con un 0-10 y que vieron revivir a Tatum con dos triples consecutivos (51-49 con 10.15 por jugarse).
Pero cuando peor pintaban las cosas, dos triples de Thompson y otro par de Poole (uno de ellos marca de la casa: espectacular y sobre la bocina) permitieron a los de Steve Kerr tomar aire tras un tercer cuarto volcánico que tuvo absolutamente de todo (75-74).
Parecía que el partido se encaminaba a un final muy apretado, pero no fue así.
Como si ese triple final de Poole hubiera dejado veneno incrustado en su sangre, los Celtics encajaron un parcial de 7-0 en el arranque frente a unos Warriors intensos y feroces que recordaban a su inicio del partido.
Boston tardó casi cuatro minutos en meter su primera canasta y empezó a cavar su propia tumba entre la frustración (Smart recibió una técnica), los fallos en el tiro libre y la fragilidad de su defensa.
Con serenidad, Wiggins y Thompson aprovechaban el viento a su favor y los Warriors se colocaron a un solo paso del título.