La contundente derrota del Real Madrid en el Bernabéu contra el Barcelona suma un nuevo desplome imprevisto y alarmante en la buena temporada del Real Madrid. Imprevisto tras la gesta del PSG a cuyo espíritu se encomendaba y alarmante por las consecuencias que la repetición, sobre todo el sonido de la caída sobre el suelo, pueden significar.
La eliminación en Copa y la derrota ante el PSG en el partido de vuelta en París afearon repentinamente la atractiva trayectoria de la temporada
La eliminación en Copa y sobre todo las señales de inanidad con la que se produjo afearon repentinamente la atractiva trayectoria de la temporada. Algunas otras derrotas, e incluso empates con regusto a fracaso, como ante el Sheriff, Cádiz o Getafe y, sobre todo, la derrota ante el PSG en el partido de vuelta en París, contrapesaron, puede que injusta, pero llamativamente, otras grandes victorias sobre rivales importantes.
Crisis por episodios
La goleada recibida frente al Barcelona ahonda en esta especie de crisis por episodios sueltos, pero recurrente. Quizá por ello, por lo episódico, cabe buscar una respuesta concreta y no un responsable genérico, por más que este tuviera el domingo casi las orejas de burro que se les ponían antaño en las aulas a los alumnos díscolos.
Cabe pensar que dichas respuestas concretas tengan un común denominador en el entrenador italiano
Aunque cabe pensar también que dichas respuestas concretas tengan un común denominador en el entrenador italiano y sus distintos Carlettos protagonistas. Es cierto que la insistencia en el equipo típico, sin apenas rotaciones, también ha traído algún disgusto y algún temor atávico a los blancos. Pero entre esto y la «estrategia» del domingo hay tanta distancia como la que hubo en algunos momentos entre Courtois y sus defensas: todo un campo entero para esparcimiento de los de Xavi.
Fallido arrebato artístico
Quizá en el punto intermedio entre el bloque rígido de los once fijos de Ancelotti y el fallido arrebato artístico (con camisetas negras de Yamamoto incluidas) del domingo en el Bernabéu esté la virtud y, sobre todo, la Liga y la Liga de Campeones aún por disputar. Quizá incluso Carletto se olvidó de sus palabras, no solo el domingo sino en los anteriores tropiezos, de que siempre ponía a sus jugadores en posiciones en las que se sintieran cómodos, y sea esa la causa de estas «debacles» eventuales.
Quizá estas «debacles» sean un episódico y bienvenido punto de inflexión
Lo más importante para el Real Madrid es que no se conviertan en costumbre, quizá hasta sean un también episódico y bienvenido punto de inflexión recurrente para espabilarse, como un correctivo ocasional que mantenga la «tensión competitiva», que dijo Mourinho, siempre y cuando el escarmiento de turno no termine por ser el último no solo de estos episodios, sino de la serie completa que los contiene.